Inmigración

Cazar para expulsar

La caza del inmigrante nos deparó el sábado pasado varios episodios desgarradores en el Aeropuerto de Barajas. Jóvenes latinoamericanas, brasileñas y paraguayas, se lamentaban a la agencia EFE de que sus familiares habí­an sido retenidos y deportados a sus paí­ses.

El caso de una madre araguaya, con sus papeles en regla y trabajando como empleada doméstica desde hace cuatro años en España, denunció que el hijo que se trajo de su país, menor de edad, fue retenido y deportado.Poco duró el reencuentro entre Lilia Noemi y su hijo Guillermo, de 17 años, al que fue a buscar a Paraguay hace unos días para, según ella, "alegrarle" un poco la vida, ya que se encontraba muy deprimido por encontrarse tanto tiempo y tan lejos de su madre. Guillermo es uno de los cuatro hijos que Lilia tiene en Paraguay. No le dejaron ni quedarse junto a él durante las horas de retención en el aeropuerto una vez aterrizaron sobre las once de la mañana. Como si fuera un delincuente.La falta de un papel, la llamada carta de presentación, ha sido el argumento oficial para tomar la medida. "¿Qué mejor carta de presentación quieren que su propia madre?", pregunta Lilia. Las lágrimas de su hijo, la impotencia para ayudarle como madre y el dinero gastado para nada, dinero que no es precisamente, en el sector doméstico, ganado fácilmente, han dejado una herida difícilmente cicatrizable. Una chica brasileña, Daiani Sousa Duarte, trabajadora en una empresa de montaje, ha denunciado que su padre, por las mismas razones que el caso de Guillermo, fue retenido y deportado a Brasil. En otros casos, la deportación es por falta de dinero. En los "filtros de pasaportes" que realiza la policía de aduanas, se ha añadido un nuevo control que resulta mucho más exhaustivo para los viajeros que vienen de fuera de la Unión Europea. Una cosa, es el objetivo declarado de luchar contra la inmigración ilegal.Pero aquí de lo que hablamos aquí es de víctimas de la política de "usar y tirar" con respecto a los inmigrantes. Su mano de obra ha contribuido al crecimiento económico de España, y ahora, cuando el "rescate y salvación" de los bancos y grandes monopolios exige la destrucción de fuerzas productivas, esa virulencia se traslada a la parte más débil de esa fuerzas, los inmigrantes.

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