oncologí­a avanzada

Cáncer y Alzheimer, dos caras de una misma moneda

La respuesta no es sencilla, pero la respuesta está en la relación que ambas enfermedades, tan opuestas porque una consiste en la muerte celular prematura y la otra en la resistencia celular a morir, guardan con el suicidio celular (apoptosis). El estudio de la apoptosis es una de las grandes tendencias en investigación sobre el cáncer, pero también en investigación neurológica.

En el caso de enfermedades como el mal de Alzheimer el objetivo es detener la muerte celular, algo que todavía no se ha conseguido. Esta muerte uede ocurrir por dos razones: la falta de diferentes factores de crecimiento necesarios para el metabolismo y la viabilidad celular, o por la estimulación directa del suicidio celular. Tal como nos dijo Salvador Harguindey, “la atrofia o muerte celular en el cerebro es debida a la falta de factores tróficos que estimulen a la célula. Lo mismo que el trofismo de las células musculares depende del ejercicio, el de las neuronas depende de los factores de crecimiento tróficos. Estos factores están contenidos en las plaquetas, y su déficit induce la muerte en las células neuronales. En segundo lugar, se ha demostrado repetidamente que la acidificación del interior de la célula, a partir de cierto umbral (pH igual o inferior a 6.8) es un factor crucial en la activación de la apoptosis, tanto en células cancerosas susceptibles al tratamiento como en neuronas moribundas por enfermedad neurodegenerativa. Lo que en el primer caso mata la célula para sanar al enfermo, en el segundo la mata contra él. De hecho, aquí es donde confluye el conocimiento en el campo oncológico y el neurológico. Diferentes trabajos científicos han mostrado que la activación del suicidio celular, sea debido a la falta de dichos factores tróficos o por la quimioterapia aplicada en enfermos de cáncer, viene precedida siempre sine qua non por una acidificación del interior de la célula. Es decir, el pH intracelular baja. Por lo tanto si se combina un estímulo fisiológico a través de factores tróficos con la modificación del pH celular, se abre un nuevo campo de investigación y tratamiento de las enfermedades neurodegenerativas. Es un ejemplo de cómo una forma integral y asociativa de concebir el problema conduce a soluciones sanas y eficaces. Los primeros, los factores tróficos y de crecimiento se usan ya para estimular la proliferación celular en diversas enfermedades, la novedad es transfundir directamente las plaquetas que los contienen. Tal como afirma el Dr. Harguindey: “se pueden aplicar factores de crecimiento que provengan de plaquetas de personas jóvenes para estimular la vitalidad de las neuronas del sistema nervioso central. Las plaquetas de las personas mayores no liberan suficientemente estos factores tróficos y también es probable que produzcan menos. Tenemos un protocolo de actuación para enfermos que han sido diagnosticados de enfermedad de Alzheimer recientemente, es inocuo y muy fácil de aplicar.” En segundo lugar, el control del equilibrio ácido-base intracelular apunta modificar la actividad del llamado antiportador Sodio/hidrógeno (Na/H). Esta proteína de membrana, que intercambia inones de sodio, hacia el interior de la célula, por los de hidrógeno (protones), hacia el exterior, es la que media la acción estimuladora de los factores tróficos. La salida de los protones de la célula provoca su alcalinización. Precisamente este hecho, que en el caso del Alzheimer salva a la célula de su muerte, es el que, en el caso del cáncer, acelera su desarrollo. La alcalinización es el hecho clave para que las células normales se transformen en malignas, en el crecimiento y diseminación del cáncer. Por eso, tal como nos contó Salvador Harguindey “los inhibidores de la bomba de protones que hay varios, sirven para superar la resistencia a varios fármacos quimioterapéuticos, puede ser un tratamiento capaz de sustituir a la quimioterapia en algunos casos, aunque también puede ser complementario.” Si se logra la acción concertada de seis fármacos que inhiban los diferentes transportadores del ión hidrógeno de la célula cancerosa, probablemente podríamos acercarnos a la curación de muchos tumores.

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