Alemania/EEUU: dos ví­as de intervención

Caminando entre lobos

La cumbre del G-20 ha permitido acceder a un radiografí­a bastante precisa de la agudización del enfrentamiento entre EEUU y Alemania. Y en particular de sus proyectos para España. Los dos coinciden en el objetivo de la intervención «degradar a España para saquearla», pero la naturaleza de la intervención es diferente.

Alemania ha demostrado estar dispuesta a quebrar a España si es necesario, hacerlo ya y para ello ha puesto todas las cartas sobre la mesa. Medios muy cercanos al PP revelaban esta pasada semana cómo “varios miembros del Gobierno” confesaban al regresar de la cumbre del G-20 estar “desconcertados, asustados e indignados con la actitud de Alemania”. Nada de recapitalizar directamente a los bancos sin pasar por el Estado, nada de compra de deuda pública por el BCE, nada de diferir la petición de intervención mientras se negocian las condiciones,… Nein, nein nein. «Varios miembros del Gobierno confesaban estar “desconcertados, asustados e indignados con la actitud de Alemania”»

En su lógica depredadora e inflexible, cuanto más sube la prima de riesgo, cuanto más intereses tiene que pagar España por su deuda pública, más cerca estarán de la intervención total, de poder enviar los hombre de negro a la Moncloa para que con disciplina teutónica organicen el saqueo a conciencia del país y del 90% de la población.

Washington, sin embargo, le ha puesto freno. El centro del imperio no está dispuesto a que la extrema agresividad de la canciller provoque tal inestabilidad en España que pueda llegar a desbaratar su diseño global. Y se ha encargado de hacerlo saber. El último recado, enviado a través del FMI, criticando la inflexibilidad alemana con una dureza inusitada en los usos diplomáticos.

Mientras, la oligarquía española y el gobierno situados “en medio” de la disputa entre las dos potencias, buscando desesperadamente –y con la trinchera cada vez más atrás– ahuyentar la amenaza de una intervención total.

Tratando de jugar con las contradicciones entre EEUU y Alemania para sacar ventaja. Pero deberían ser conscientes de que al negociar con lobos –aunque sea para frenar a otra manada más hambrienta y agresiva–, siempre corres el peligro de que te devoren. Tal vez no por completo, tal vez no hoy, si eso no sirve a sus intereses del momento. Pero, como en el cuento del escorpión y la rana, está en su naturaleza. Y confiar es este tipo de aliados es encadenarse voluntariamente a alguien que, más temprano que tarde, no tardará en clavarte su emponzoñado aguijón.

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