Entrevista a Rafael Marí­n

Cádiz, La Pepa y el poder de la historieta

Hace justo un año empezó a publicarse la serie de cómics 12 del Doce, una colección que pretende dar una interesante visión de los hechos acaecidos en la ciudad de Cádiz entre 1808 -con la batalla de Trafalgar- y 1812 – con la aprobación de la primera Constitución Española, «La Pepa»-, que precisamente culminará con la celebración del segundo centenario de este acontecimiento, que marcó la historia de España. Rafael Marí­n, reconocido novelista, traductor y crí­tico de cine y cómic, es el guionista de estos doce volúmenes, y nos concede unos minutos para hablar de esta excelente idea, a propósito del lanzamiento del cuarto volúmen de la colección.

Podríamos comenzar recordando el origen de esta iniciativa. La Diutación de Cádiz es la institución que aparece tras el proyecto, pero sería interesante que nos comentaras como surje la idea, y que papel juegas tu en el proceso de poner en marcha la colección, al margen del consabido trabajo de elaboración de los guiones. La idea parte de la Oficina del 12 y de Fritz, que es el director artístico de la colección. Se quería tratar el tema de la Pepa en una serie de cómics, contando en la medida de lo posible con los dibujantes de la provincia. La idea era un tanto neblinosa al principio, una especie de “barra libre” donde cada dibujante pudiera contar lo que se le antojara: “Si alguien quiere poner que llega un ovni al Cádiz del 12, pues vale”, se llegó a decir. Me llamaron a aquella primera reunión, con idea de que hiciera uno de los guiones. Al charlar con Enrique del Alama, director de la oficina, hice el comentario de que no podía ser así: no estábamos hablando de un fanzine, y se corría el riesgo de que cada dibujante-autor volviera a contar lo mismo que ya se había hecho. “Hay que tener muy claro dónde se empieza, dónde se termina, y qué puntos importantes se cuentan por el camino”, dije, en frase histórica. “Tiene que haber una gradación dramática”. Y entonces me miraron todos y Enrique me dijo: “¿Tú harías los doce guiones?”. Me cogió un poco fuera de juego, pero dije que sí. Empecé a leer todo lo que encontré sobre el tema, la propia Constitución, estudios, novelas. Y más o menos en un mes tuve estructurados los argumentos de los doce álbumes. Como se publican tres por año, siempre voy con adelanto respecto a los dibujantes. Ellos están empezando ahora los álbumes 7 a 9 y yo antes de que termine el año tendré que hacer los tres restantes. En la elaboración de los guiones llevas a cabo un importante proceso de documentación y asesoramiento histórico, pero según parece no es lo único importante en las tramas que has creado. En los tres volúmenes ya publicados observamos como colocas constantemente el peso en la propia gente del pueblo, quienes realmente construyeron nuestra Historia, convirtiendo en protagonistas a gente como una prostituta. ¿Cual es la fuente de inspiración para la construcción de estos personajes “anónimos” que articulan las historias? ¿Y que papel juegan en tu proceso de trabajo los relatos paralelos que publicas en tu blog? Tuve muy claro desde el principio dos cosas: no quería que fuese un cómic histórico al uso, de esos donde vemos a los personajes parados en pose inmortal y se explica debajo, en cartucho, la lección de historia. Quería un cómic moderno, donde la fuerza estuviera en la imagen, en el sentido de la narración. Y quería una historia coral, a ras de tierra, donde los personajes del pueblo fueran testigos de los hechos, ya que no los formaron. Por eso hay personajes populares (María y su hija en el primer álbum; Teresita La Reina en el tercero; Chano y Sebastián en el sexto), que alternan con personajes y momentos históricos (Solano en el segundo, Argüelles en el quinto, Mejía Lequerica en el noveno). Creo que eso le da calidez a la historia. Es una historia coral, y esos personajes, lo veremos más claro en la segunda mitad de la colección, interaccionarán entre sí, aunque sólo sea cruzándose por la calle. El protagonista, en gran medida, es Cádiz, un microcosmos donde los personajes viven y son testigos de la historia. Estoy trabajando en dos canales: haciendo el guión del cómic y, aprovechando la información que he encontrado, redactando un relato al mismo tiempo. Los dibujantes reciben el guión del cómic y el relato, que lo complementa, para que aporten su propia visión de la historia. Los guiones son bastante libres, estilo Marvel: no me gusta indicar al dibujante qué tiene que dibujar, al menos en qué planos. Pero el relato complementa todo eso y, si el dibujante entra en sintonía (que no entra siempre), puede completar con su visión la visión que tengo de la historia. Este mismo mes sale el cuarto volumen de la serie, con el atractivo nombre de “Guerrilleros”, y los no menos atractivos dibujos de Sergio Bleda. ¿Nos podrías hacer un pequeño adelanto del contenido de este nuevo número? El proceso de creación de los guiones es encontrar ese pequeño detallito de intrahistoria que me sirva de excusa para hacer un guión de veinte páginas, una pequeña reflexión moral, un estudio de personajes, un momento poético… lo que sea. No se puede olvidar, en esta serie, la importancia de la provincia: aunque la Constitución se redactó en Cádiz, no la hizo Cádiz solamente. El bandolerismo, los guerrilleros de la Sierra… estaban ahí. Por otro lado, la odisea de los diputados que tuvieron que recorrer una España en guerra hasta llegar a la isla asediada que era entonces San Fernando, y luego Cádiz, me dieron la idea: un encuentro entre uno de esos diputados, joven e idealista, y un bandolero herido, desencantado, el producto residual del antiguo régimen. La historia es un toma y daca verbal entre los dos. Es un guión donde lo que importa es la palabra, el diálogo, los dos puntos de vista. Otros álbumes han sido y serán mudos, pero en este era muy importante el intercambio de ideas. Sergio ha hecho un trabajo colosal: la historia es una cabalgada donde los dos personajes hablan y él la ha contado con gran sabiduría estética, remitiendo no sé si conscientemente o no a don Quijote y Sancho. Una de las grandes ideas de esta colección ha sido la de contar con diferentes dibujantes para cada número, combinando los jóvenes autores con figuras consagradas, y consiguiendo una implicación masiva del mundo del cómic español en este proyecto. ¿Cómo describirías el proceso de trabajo que llevas a cabo con cada uno de los autores? Porque imagino que no siempre será el mismo. Es lo más difícil de todo. No había trabajado antes con casi ninguno de los dibujantes (sólo con Ángel Olivera, que está haciendo el séptimo), así que cuento con que los dioses nos ayuden. Hay momentos en que me complace mucho cómo se interpreta la historia, y otras no tanto: por eso pedimos los bocetos, para evitar los errores, sobre todo los históricos (es el cometido de José Joaquín Moreno, controlar los detalles de las viñetas). El tercer volumen, al ser coral, fue muy difícil de coordinar y de explicar, y además, al ser un monólogo “a cámara” del personaje, había que intentar coincidir cada tema de lo que hablaba con una especie de capítulo que iba a ser dibujado por un artista diferente. Pasando a cuestiones más contextuales, la existencia misma de la colección es una excelente noticia, en un momento en el que el estudio de la historia de España está cuanto menos en decadencia en lo que respecta a su difusión, y el concepto de “Memoria Histórica” se suele interpretar de forma maniquea. ¿Con que interés explicito en este sentido nace la colección, y que crees que puede aportar a la difusión de estos contenidos? Está muy lejos en el tiempo, me parece, 1812, así que espero que no haya susceptibilidades heridas con estos cómics, aunque es muy fácil hacer paralelismos políticos con la España de hoy, con los liberales y los serviles. Puede que el último volumen, donde quien habla es el propio Fernando VII, moleste a alguien. Pero fue un mal rey, qué demonios. Precisamente hace dos años se conmemoraba el inicio de la Guerra de Independencia con los hechos del Dos de Mayo, y desgraciadamente la efeméride pasó a ser considerada una celebración únicamente de los madrileños, en lugar de un episodio de importantísima relevancia para toda España. ¿Crees que se puede caer de nuevo en el error de reducir a Cádiz la celebración de un hecho tan decisivo como la primera Constitución? ¿Cuál va a ser el ámbito de difusión de la colección 12 del Doce? El pueblo de Cádiz es bastante escéptico respecto a la celebración del 12. Hemos pasado de ser un pueblo moderno y de vanguardia como fuimos entonces a ser unos descreídos y unos pasotas. Nos venden el 12 como el equivalente a la Expo de Sevilla o las Olimpiadas de Barcelona… pero no nos lo creemos. Nuestra clase política, enfrentada siempre, tampoco ha conseguido todavía meterse a la opinión pública en el bolsillo. Pese a que los comiqueros creamos que tenemos importancia en los fastos, me temo que somos muy poquita cosa. Un granito de arena. Lo importante es que hemos conseguido que una institución pública apoye un proyecto serio y que se de oportunidad a gente que empieza y se pague relativamente bien el trabajo. La difusión es otro cantar, porque precisamente porque es una institución pública no puede haber afán de lucro en la difusión, ni distribuirse como a todos nos gustaría en librerías especializadas de toda España. Hemos estado hablando de acontecimientos históricos, pero quizá más especialmente en este caso la vigencia de tus relatos salta a la vista. No solo por el realismo y la cercanía con la que están tratados, sino también particularmente por los hechos en que se centran. Cuestiones como la independencia política de España, o las disputas, militares y políticas, entre las potencias que dominan el mundo, parecen, vistas así, realidades tan propias de hace dos siglos como de la actualidad. ¿Estás de acuerdo? En mi educación, allá por la prehistoria, pasábamos del tirón de la guerra de la Independencia a Franco. Tengo una enorme laguna en el siglo XIX, y al investigar por mi cuenta descubro que todo el siglo XX español se explica con aquellas clases que no me explicaron. Imagino que en el fondo es inevitable que mi propia forma de ver el mundo se note en mis relatos y en mis guiones.

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