Criminalizar la lucha obrera

Cádiz: huelga del metal en búsqueda y captura

La indignación se apodera de Cádiz. La policía detiene en sus domicilios, como a peligrosos criminales, a trabajadores que se destacaron en las luchas de la Huelga del Metal. Una criminalización de la lucha obrera que persigue amedrentar a la población.

Cádiz: no bastaba con citarlos ante un juez. Seis detenidos en su domicilio, en plena calle o a las puertas del colegio de sus hijos. Tres semanas después de la huelga del metal en Cádiz se han detenido y llevado a juicio a 6 huelguistas. La huelga recibió el apoyo en toda Cádiz y solidaridad desde cada rincón de España.

La huelga general del metal en Cádiz se cerró con una victoria para los trabajadores y un amplísimo apoyo popular. Y eso hay que castigarlo. Los 30.000 obreros del sector del metal, con empresas matrices y auxiliares, forzaron un acuerdo ratificado al 100% por los delegados de las asambleas realizadas en el Campo de Gibraltar y en Cádiz. Había que castigar esos nueve días de lucha obrera.

Nueve días de piquetes, de movilizaciones, de cortes de carretera, barricadas y cargas policiales, de tanquetas y pelotas de goma, de lucha y cajas de resistencia. En la segunda semana de 2022, agentes de la Policía Nacional detuvieron a cinco personas en la barriada obrera del Río San Pedro, municipio de Puerto Real, y a una sexta en Cádiz capital. Bajo la imputación de los presuntos delitos de desórdenes públicos, atentado contra agentes de la autoridad, lesiones y daños.

Enemigos públicos, ¿para quién?

Los nueve días de solidaridad continúan. Ante las detenciones, el eco de miles y miles y miles de gaditanos se ha vuelto a sentir. La noticia de las detenciones ha desembocado en más de medio centenar de movilizaciones de repulsa en distintos puntos de España. Y en primer lugar, una masiva manifestación de rechazo en Cádiz que reunió a más de 5.000 personas. El apoyo a los obreros en las marchas, en las plazas, en los tajos o en las aulas, o aplaudiendo a rabiar desde los balcones sigue retumbando y presente.

Las detenciones en Cádiz han producido indignación entre vecinos y concentraciones de rechazo lo largo del país.

Las detenciones han producido gran indignación entre los vecinos y familias del barrio. No bastaba con citar a esas seis personas en comisaría, había que mandar un mensaje de advertencia. Intentar desprestigiar y aterrar, minar el apoyo popular a las movilizaciones obreras como cuando la tanqueta policial hizo acto de presencia durante la huelga. La realidad es que esos intentos vuelven a fracasar.

El crimen de huelga

Detenerlos como a criminales. Habría bastado una citación judicial o en comisaría y se hubieran presentado sin problema los seis detenidos. Pero era necesario fabricar una escena de castigo amplificada con premeditación y alevosía, contra aparentes criminales. Porque el conjunto de trabajadores gaditanos tiene cada vez peores condiciones, la situación de la provincia y para los distintos colectivos se hace insostenible. Mandar una señal, limitar las herramientas de organización popular, intentar cercenar las bases de lucha organizada como son las huelgas.

Que no cundan ejemplos y se penalicen las victorias. La solidaridad de la gente de Cádiz ha sido emocionante y masiva, pero sobre todo la capacidad de lucha, organización del movimiento obrero y de movilización popular. De todo esto provienen este tipo de actuaciones a modo de avisos que pretenden ser ejemplarizantes, o al menos intentar disuadir y amordazar al movimiento obrero encabezando la lucha popular. “Si tú no eres un explotador, tú puedes comprenderlo. (…) Los explotadores dicen que es un crimen. Pero nosotros sabemos que es el fin de los crímenes. No es una locura, sino el fin de la locura.”, «Elogio del comunismo» de Bertolt Brecht.

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