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Bruselas, el FMI y el BCE presionaron a España para subir el IVA

La presión de los mercados y de los organismos internacionales sobre España ha sido clave en el anuncio de una fuerte subida del impuesto sobre el valor añadido (IVA) anunciada esta semana por el Gobierno de forma implícita.

La prima de riesgo española, o rentabilidad extra exigida a sus bonos frente a los alemanes, considerados seguros, ha subido en abril hasta los niveles más altos desde que gobierna Mariano Rajoy. La entrada en recesión, las dudas sobre los retrasados Presupuestos de 2012, la desconfianza sobre el sector financiero, el aumento del paro y, en general, el agravamiento de la crisis contrastaban con la falta de una hoja de ruta del Gobierno para la reducción del déficit.

La semana pasada en Washington, España se convertía en la indeseada protagonista de las discusiones en la asamblea del Fondo Monetario Internacional (FMI). El ministro de Economía y Competitividad, Luis de Guindos, mantuvo reuniones con el comisario de Asuntos Económicos, Olli Rehn, y con la directora gerente del FMI, Christine Lagarde. Ambos, junto con Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo (BCE), creen que España tenía que presentar medidas más claras de reducción del déficit que las que había anunciado en los Presupuestos. Y que tenía que hacerlo pronto.

En la última reunión del BCE, Draghi exigió abiertamente a España que tenía que hacer más, que tenía que cumplir. En el entorno del banco central se interpreta que la inactividad del BCE en los mercados de deuda es una forma de presión. Según esas fuentes, la relajación de la prima de riesgo y el éxito de las subastas derivados de las subastas de liquidez a largo plazo del BCE habían llevado a los Gobiernos a bajar la presión, a considerar que no era necesario cumplir la senda de reducción del déficit o que era posible retrasar la presentación de unos presupuestos por razones políticas, como interpretan que hizo España.

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