Cargando...Juan Somavia, el director general de la Organización Internacional del Trabajo, ha afirmado que la profunda crisis del empleo y de la protección social, causada por el deterioro económico, durará entre seis y ocho años. Ha explicado en su informe a la Conferencia Internacional del Trabajo que «sabemos, por pasadas crisis, que el empleo recupera sus niveles previos a la crisis con un desfase de entre 4 y 5 años (respecto a la recuperación económica)… Esto significa que el mundo puede asistir a una crisis del empleo y de la protección social de 6 a 8 años de duración». Y Somavia ha señalado claramente unos responsables directos: «los líderes políticos no han prestado suficiente atención a las implicaciones humanas y sociales de ese desfase». Todo esto es aplicable a España con el agravante que ha generado el modelo económico basado en el «ladrillo». ¿Hay brotes verdes o ramas secas?
El mismo Somavia ha criticado que se sobrevaloró la caacidad del mercado para autorregular la economía, se infravaloró el papel del Estado y se devaluó el respeto a la dignidad en el trabajo y de los servicios sociales. Considera que la indignación de trabajadores e incluso de algunos empresarios es “legítima” puesto que “la economía global ha descarrilado porque alguien se durmió al volante, pero todos nos estrellamos”. Y ha planteado que “nuestra responsabilidad tripartita (gobiernos, empleadores y trabajadores) es proponer políticas que reduzcan significativamente el periodo potencial de 6 a 8 años de mercado laboral deprimido”. Y ha dicho que hace falta un “Pacto Global por el Empleo, a los niveles nacional, regional y global, basado en las consultas tripartitas, en salvaguardar los trabajos viables, en ayudar a las pequeñas y medianas empresas sostenibles y con la protección social como punto central”. Significativamente, el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, ha afirmado que: “en esta semana de elecciones, sería un grave error para Europa dar la espalda a este problema”, pero, al mismo tiempo, ha admitido que la mayor parte de las competencias para combatir el paro son nacionales y que la UE sólo puede ayudar. Entonces en España hace falta una alternativa de verdad contra la crisis con una drástica redistribución de la riqueza y un programade ahorro nacional que permita invertir en empleo productivo y cambiar el modelo económico basado en una hipertrofiada burbuja inmobiliaria.