¿Dejaría en manos del principal banquero del país los destinos de nuestra educación? ¿Se imagina con qué criterios netamente economisistas y empresariales se dirigirían los ejes de la formación escolar y superior? No se preocupe es algo que viene ocurriendo desde hace años con la intromisión de la banca y gran empresa en los Consejos de las universidades o con un gobierno que no sólo en los asuntos directamente económicos sigue las directrices del Banco Santander.
Por ello Botín, como amo y señor, se atreve a manifestar sin ambages que "Hay que afrontar de forma urgente, eficiente y consensuada la mejora del sistema educativo", ante la Junta General de Accionistas de la red de universidades. Pero, ¿qué se entiende or consensuada? ¿Entre quiénes? Supongo que no querrá decir que la reforma del sistema educativo debe ser consensuada con la banca ¿o sí? En su intervención Botín indicó una de sus principales preocupaciones: “Los índices de fracaso universitario suponen un coste anual del 0,75% del PIB”. La exclusión social o el estado de la educación pública son cuestiones que no tienen ninguna importancia. Botín sólo le interesan los términos coste-beneficio. A Botín sólo le preocupa cuánto del PIB cuesta el “fracaso escolar” (algo que parece de risa dicho por quien acaba de recibir miles de millones de “rescate”… ¿y cuánto nos cuesta usted Sr. Botín a todos los españoles?); pero bien, puestos a hablar del fracaso escolar, la solución es bien sencilla: que nadie gane por debajo de los mil euros y nadie por encima de los 10 euros al mes. Es decir, que haya una redistribución de las rentas. Porque la única causa del fracaso escolar es el origen social, el origen de clase. El fracaso escolar coincide con las rentas más bajas, los barrios más populares y los hijos de los trabajadores menos cualificados. Los hijos de los trabajadores no cualificados tienen 4,5 veces menos de probabilidades de acceder al ámbito universitario que los hijos de los profesionales de alto nivel. Los alumnos de padres sin estudios tienen 20 veces más de posibilidades de incurrir en el fracaso escolar que el hijo de padres universitarios; exactamente, el 40% contra el 2%, según el estudio recientemente publicado por el profesor de Sociología de la Universidad de La Laguna, José Saturnino Martínez. En España sólo un tercio de los de familias obreras o de asalariados del campo cursará el Bachillerato y de ellos únicamente la mitad llegará a la universidad. Atender realmente el problema de la exclusión y la calidad de la educación en España pasa por solucionar el problema estructural del abismo social que se ha ido agudizando en la última década. Este es el corazón del problema de la educación en nuestro país y, por supuesto, la solución no la va a dar Emilia Botín… o puede que sí.Que en lugar de los aproximadamente 2 millones de euros que gana al año, Botín, baje sus salario a 10 mil euros al mes. Por tanto, sólo de su salario, se podrán destinar 1, 9 millones a 4, 5 millones de trabajadores que ganan 600 euros al mes pasen a ganar 1000 euros al mes.Así sí podremos empezar a atajar el "fracaso escolar".