Éxito de la huelga en la Atención Primaria catalana

Basta ya de que Puigdemont y Torra recorten nuestra salud

“El temps s´acaba, vaga, vaga, vaga!”,coreaban los manifestantes ante la sede del Institut Català de Salut. La huelga convocada por Metges de Catalunya, y a la que se han adherido otros colectivos, contra los recortes sanitarios, especialmente en la atención primaria, aquella de la cual depende la atención directa a la población, ha sido un éxito.

Los tijeretazos en sanidad no son “macroeconomía”. Recortan nuestra salud, nuestra calidad y esperanza de vida. Mas, Puigdemont y Torra son alumnos aventajados en esta macabra tarea. Pero se han encontrado otra vez con la rebelión de la sociedad catalana.

Los médicos de la atención primaria catalana han protagonizado una huelga de cinco días, con un seguimiento notable, de más del 70%. Es la primera gran huelga sanitaria desde 2008. Tras más de una década de recortes, los profesionales médicos han estallado. Y al llamamiento se han sumado todos los sectores. Desde los médicos, tanto de los centros públicos como de los concertados, como enfermería y administrativos. Porque lo que está en juego no son las reivindicaciones parciales de tal o cual colectivo, sino el futuro de la sanidad en Cataluña.

Las negociaciones entre los huelguistas y la Generalitat son el mejor ejemplo del estado de la cuestión. No han avanzado porque el gobierno catalán se ha negado a asumir las reivindicaciones de los médicos. Que no estaban presididas por reivindicaciones salariales. Los profesionales exigen que se revierta el 30% de pérdida de poder adquisitivo sufrido en los últimos años. No piden aumento salarial, sino que se les devuelva lo que los recortes les han quitado. Es de justicia. Pero esas no fueron las exigencias “innegociables” presentadas por los huelguistas a la Generalitat. Eran otras, como la limitación de 28 pacientes por médico al día o que se imponga un tiempo mínimo de 12 minutos para cada paciente. Están pues relacionadas con la calidad de la asistencia sanitaria. Así lo coreaban los manifestantes: “¡Queremos más tiempo para nuestros pacientes!”.

Con razón Catalina Roser, miembro del comité de huelga de Metges de Catalunya, ha declarado que “el acuerdo no es posible porque hay filosfías muy diferentes”. O cuidar de los pacientes, como defienden los médicos, o quitar recursos para recortar nuestra salud, como propugna la Generalitat.

La situación en la sanidad catalana afecta directamente a la salud de toda la población.

El presupuesto para sanidad es hoy 1.000 millones inferior al de 2010. Eso significa que hay 920 médicos menos en Cataluña.

No es fruto de la “falta de financiación del Estado español”, como desvergonzadamente ha declarado el presidente del PDECat, David Bonvehí. Los números lo desmienten. Las CCAA destinan de media un 33% de sus recursos a sanidad, mientras en Cataluña esa cifra desciende hasta el 28,8%. Según los datos de la Asociación Estatal de Directores y Gerentes en Servicios Sociales, entre 2009 y 2017 el desplome del gasto sanitario medio en las autonomias fue del 9,3%, mientras que en Cataluña se elevó al 27,5%… tres veces más.

Lo que ha sucedido es que Mas, Puigdemont y Torra son los más lejos han llevado los recortes que exigían el FMI o la Comisión Europa. Quitándolo a la salud de los catalanes.

Y donde más se ha recortado es en la atención primaria, aquella más pegada a la población, factor clave del cuidado de la salud, especialmente en las zonas más populares. El porcentaje del presupuesto destinado a atención primaria ha bajado en Cataluña del 18,4% en 2010 al 16,9% actual, cuando el mínimo exigido por la OMS es del 20%.

Pero sí hay indicadores sanitarios que han mejorado en Cataluña. Por ejemplo los de los “sueldazos” de los altos cargos. Mientras se aplicaban los mayores recortes a la población, 42 altos cargos del sistema de salud se subían sus salarios entre 4.000 y 6.000 euros.

Y también ha aumentado el negocio de la sanidad privada. Entre 2011 y 2015 aumentó el número de seguros médicos privados suscritos -en más de 1000.000- y las cuotas cobradas por las mútuas -en más de 170 millones-.

Según la Federación de asociaciones por la defensa de la sanidad pública es la segunda más privatizada de España. Su grado de privatización es 22, muy cerca de Madrid -con 22-, y casi el doble que Valencia -con 13-.

Se quita a la sanidad pública para agrandar el negocio de la sanidad privada, cada vez más controlada por grandes fondos de inversión, especialmente norteamericanos.

Es la filosofía del “tanto tienes, tanto vives”. La que determina que, por ejemplo, en los barrios más populares de Barcelona se viva entre 8 y 10 años menos que en los más ricos. Esto es lo que nos recortan Mas, Puigdemont o Torra cuando atacan la sanidad: años de nuestra vida.

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