¿Cuál es la lí­nea para salir de la crisis en interés de los trabajadores?

¿Banca pública o nacionalización de la banca?

Ya no es posible dejar de señalar con el dedo a la gran banca como principal responsable de la crisis. El clima de indignación social contra el escandaloso atraco financiero no lo permite. En la manifestación celebrada en Madrid hemos comprobado como la inmensa mayorí­a de asistentes se adherí­an a nuestras consignas, cuando gritábamos que «el dinero del rescate bancario es nuestro y lo queremos para acabar con el paro y salir de la crisis». Y esta nueva realidad ha obligado a romper algunos silencios. Si las cúpulas de CCOO y UGT habí­an centrado todos los focos contra la patronal, ahora han abierto la boca para criticar la Ley de Economí­a Sostenible de Zapatero, bajo el argumento de que ayuda a la banca. Y la dirección de IU -que, conviene recordarlo, aprobó subrepticiamente el plan de rescate bancario- exige ahora la creación de una banca pública. Estos hechos se presentan como prueba de un «giro a la izquierda». ¿Pero qué hay detrás de esta conversión, casi tan repentina como la de San Pablo al caerse del caballo? ¿Se trata realmente de un giro a la izquierda, o más bien de un intento de «apagar el fuego» de la indignación popular, bajo propuestas aparentemente progresistas pero que no tocan ni un pelo de los privilegios de la oligarquí­a financiera?

Tras una legislatura y media convirtiéndose en un aéndice de la política económica de Zapatero, la dirección de IU aparece ahora con un plan propio contra la crisis, cuya media estrella es la recuperación de una banca pública que permita al gobierno canalizar directamente créditos a pymes y familias.¿Esta la línea que puede permitir una salida a la crisis favorable a los trabajadores? ¿Una banca pública que, en definitiva, no toca los beneficios de la oligarquía financiera, sus ingentes recursos y los multimillonarios rescates puestos a su disposición? ¿No es hora de que pasemos a exigir, por medio de la nacionalización de la banca, que el capital controlado por Botín y compañía se ponga al servicio de los intereses de la mayoría?Hemos conquistado el terreno de colocar a la gran banca en el blanco, y que uno de los centros del debate político sea como hace que los ingentes recursos entregados a un ínfimo puñado de oligarcas sirvan para acabar con el paro y salir de la crisis. Pero ahora nos enfrentamos a otro envite decisivo. ¿Cuál es la línea que permite hacer realidad estos deseos compartidos por la inmensa mayoría?Cayo Lara propone como eje central la recuperación de una banca pública, a través de un impulso a la labor del ICO, o la recuperación de otras entidades públicas como la antigua Caja Postal, el Banco de Crédito Local o el Banco de Crédito Agrario.Esta red de banca pública permitiría, para el coordinador de IU, utilizar el dinero del Estado en conceder créditos a las pymes, o en evitar los embargos por impagos de hipotecas, concediendo a las familias la posibilidad de seguir disfrutando de la vivienda en régimen de alquiler.¿Qué papel cumple esta alternativa, en un momento donde empieza a levantarse en el seno del movimiento obrero una línea exigiendo que los recursos de la banca se pongan al servicio de los intereses de la mayoría?El establecimiento de una banca pública -que por cierto funcionaba ya durante el franquismo y hasta bien entrada la democracia- no cuestionaría ni un pelo de los beneficios de la banca, ni exigiría que devolvieran los 310.000 millones del plan de rescate, ni avanzaría en que los ingentes recursos que controla la oligarquía financiera -robados a base del expolio- se pusieran al servicio de salir de la crisis.Lo que exigimos desde estas páginas es la nacionalización de la banca, es decir de colocar el capital que ellos controlan en su propio beneficio al servicio de crear riqueza y empleo.La gran banca controla recursos por valor de 1,7 billones de euros, aproximadamente 283 billones de las antiguas pesetas. Un 170% del PIB español en manos de un ínfimo puñado de oligarcas mientras al pueblo trabajador nos condenan al paro o nos preparan una nueva reforma laboral.Este es el centro de la batalla. Y no es lo mismo proponer una banca pública que defender la nacionalización de la banca. Son dos líneas antagónicas.Una banca pública permitiría que Botín y compañía siguieran disfrutando de los ingentes recursos “privados” que el país necesita para salir de la crisis. Mientras que la nacionalización de la banca enfrenta directamente esta contradicición.Dos líneas incompatibles que también se reflejan en las propuestas de reforma fiscal. Cayo Lara se conforma con “atajar el fraude fiscal para incrementar los recursos públicos” -una propuesta que coincide con la de un grupo de periodistas del Financial Times, una de las bibilias del capital financiero europeo-, o con que las SICAVs -los vehículos fiscales de las grandes fortunas- sean “transparentes fiscalmente”, pero sin cuesionar que paguen sólo un 1% de impuestos mientras un pequeño tendero está obligado a entregar a Hacienda un 33% de sus ínfimas ganancias.Nosotros proponemos diez escalas fiscales, donde bancos, monopolios y grandes fortunas paguen un 90% de sus multimillonarios beneficios si no están dispuestos a ponerlos al servicio de crear riqueza y empleo.Dos caminos que llevan a dos sitios bien distintos.

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