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Banca central y burbujas

Estén atentos a la actuación de la Fed en los EE.UU. y al ritmo de subida de tipos de interés que se anticipa. Parece alejada de nuestras cuitas, pero lo que allí se plantea va a discutirse aquí dentro de pocos trimestres. En América, y desde el inicio de la crisis, la Fed ha lanzado tres operaciones de compra de bonos privados y públicos hasta multiplicar por cuatro su activo: desde los 800 mm de dólares de 2007 a los casi 4 billones de hoy, al tiempo que ha mantenido cercanos a cero los tipos de interés oficiales. Se perseguía reflotar los deprimidos precios de activos bursátiles e inmobiliarios y reducir los tipos de interés. Y, con ello, recuperar crecimiento. Cabe concluir que el éxito ha sido notable: el Dow Jones y la deuda pública están en máximos históricos, los precios de la vivienda se recuperan, el mercado de trabajo se asienta y el PIB aumenta razonablemente.

Lamentablemente, no es oro todo lo que reluce. La alteración del precio de los activos tiene su lado obscuro: la generación de burbujas especulativas. Y ello, tanto en los mercados americanos de activos reales (como la vivienda) o financieros (bolsa o deuda pública), como fuera de los EE.UU.. En los países emergentes, aunque no sólo en ellos, ha sido habitual para muchas empresas endeudarse en dólares; al mismo tiempo, inversores globales han estado canalizando fondos hacia esos mercados, a la búsqueda de beneficios tanto por los mayores rendimientos ofrecidos como por el alza en el precio de las divisas que estas entradas de capital provocaban.

Ahora ha llegado el momento de la contrición, y la Fed de Janet Yellen, tras haber terminado las compras de bonos el pasado año, prepara ya las subidas de tipos de interés, aunque no está claro ni el ritmo ni el nivel que vayan a alcanzar. Y ahí vienen los problemas. De mantenerse la laxa política monetaria actual demasiado tiempo, hay preocupación por las burbujas que podrían estar generándose, o que puedan acentuarse en el futuro. Esta es la posición de Jaime Caruana, ahora en el Bank of International Settlements, el banco de los bancos centrales. Y también la de James Bullard, presidente de la Reserve Bank of St Louis, uno de los bancos miembros de la Fed. Ambos han advertido sobre las devastadoras consecuencias de mantener artificialmente elevados los precios de los activos, como ya sucedió en los noventa con la burbuja tecnológica, y en los dos mil con la inmobiliaria.

Los EE.UU. se aprestan a un nuevo ciclo de alzas en tipos de interés, por vez primera en 11 años. La distorsión causada, estos últimos años, en las valoraciones de los activos y el aumento del riesgo, no presagian un aterrizaje suave, libre de turbulencias. Ni tampoco lo es que se vaya a mantener el crecimiento del PIB y del empleo de estos últimos trimestres. Ha llegado la hora de la verdad y entramos en terreno ignoto. Nadie sabe, a ciencia cierta, qué va a pasar.

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