14-N: í‰xito de la Huelga General

Aunque le pese a Angela Merkel y al FMI

Que no nos engañen. A pesar de la brutal ofensiva mediática, que pretende minimizar o incluso ridiculizar el paro, el 14-N ha sido un éxito popular contra el proyecto de intervención y saqueo del FMI y Merkel sobre España.

Se ha puesto en marcha la maquinaria del “pensamiento único”, con un único objetivo: torpedear el éxito de la Huelga General.

“Ha tenido menos incidencia que en las otras huelgas”, repiten los mismos que los paros anteriores eran un fracaso. Separan –no se sabe muy bien por qué- las “manifestaciones masivas” de “la escasa incidencia de los paros”. Y, como último recurso, difunden que “aunque sea masiva, al final la huelga no servirá para nada”. » “No podemos ser siervos de Angela Merkel y la troika”, se gritó desde la tribuna al final de la manifestación en Madrid»

Cuantas más páginas de periódicos o más minutos de telediarios o programas de radio de máxima audiencia, dediquen a difundir “el fracaso de la huelga”, mayor prueba será de su éxito rotundo.

El 14-N ha sido una victoria popular que refleja el masivo grado de rechazo a los recortes, a la intervención y el saqueo sobre España.

En primer lugar por el grado de seguimiento del paro en los principales sectores. Según los sindicatos, el 77% de los asalariados secundaron la huelga. Un porcentaje que se eleva al 92% en Asturias, el 85% en Cataluña o el 80% en Murcia.

Como en otras ocasiones, la clase obrera ha encabezado la huelga. En la gran industria, el paro ha sido casi total, superando el 90%. Todos los grandes monopolios y multinacionales han paralizado su producción. Entre las empresas de más de 250 trabajadores la incidencia del paro está en el 90%.

En el resto de sectores, el 91% de paro en la construcción, Mercamadrid, Mercabarna, Mercasevilla o Mercavalencia paralizados desde las primeras horas del día…

En segundo lugar, por el carácter masivo de las manifestaciones que, más allá de la guerra de cifras, nadie se atreve a negar. Un millón de manifestantes en Madrid o Barcelona –especialmente cualitativo al dirigir las iras contra los recortes hacia el gobierno de Mas-, medio millón en Galicia… Sumando alrededor de seis millones de manifestantes en toda España.

Pero, más allá incluso de los números, que son un índice importante, el éxito de la huelga se refleja en significativos avances en puntos cualitativos.

Muy significativo es que Cándido Méndez, líder de UGT, dijera en su discurso al final de la manifestación de Madrid que “esta multitud debe servir para que Rajoy le diga a la UE, y especialmente al gobierno alemán, que España no puede seguir por este camino”. O que Toxo, cabeza de CCOO, denunciara que “los países del Norte de Europa cargan la crisis contra los del Sur. Primero fueron a por Grecia, luego Portugal, Italia, España…”. Incluso Julio Salazar, secretario general de USO, planteó desde la tribuna que “no podemos ser siervos de Angela Merkel y la troika”.

Hemos visto en esta huelga general un salto cualitativo en la conciencia antihegemonista.

Hace cuatro años, desde De Verdad dijimos que sufríamos un saqueo desde el exterior, cuyos máximos responsables eran el FMI y Berlín. Parecía que “predicábamos en el desierto”, pero ahora Angela Merkel es, incluso por encima de Rajoy o Zapatero, el personaje más odiado en España.

También denunciamos, desde 2.008, que sufríamos “un ataque masivo contra el 90% de la población”, lo que exigía ampliar la unidad hasta construir un frente que agrupara a la inmensa mayoría de la población contra los recortes.

Pues bien, esta es la primera Huelga General que no convocan en solitario los sindicatos. Se han sumado más de 200 organizaciones sociales englobadas en la Cumbre Social.

Lo que esto expresa es el avance sustancial de la unidad. La conciencia de que sólo unidos podremos hacer frente a los recortes y el saqueo es hoy absolutamente mayoritaria. Y eso ha obligado incluso a los dirigentes de los sindicatos mayoritarios a empezar a construir, en los hechos, un frente de unidad.

En las manifestaciones hemos visto como se unían sindicatos y 15-M, trabajadores y pensionistas, funcionarios y parados, médicos y dependientes….

Esta es la unidad que necesitamos. Porque, frente a que nos repitan una y otra vez que “la huelga no servirá para nada”, la realidad nos dice que la movilización y la unidad son una fuerza que puede cambiar las cosas.

Lo hemos visto con los desahucios. Cuando numerosas organizaciones sociales se movilizaron para paralizar los desahucios, los medios también difundieron que “no servirá para nada”. Ahora, ante la explosión de la indignación social, hasta el PSOE y el PP se han visto obligados a fabricar un acuerdo a marchas forzadas que contenga la furia popular.

Es el primer éxito de la movilización popular. Y tiene un valor incalculable. No solo por la ayuda inmediata que va a proporcionar a muchas familias. Sino también porque pulveriza uno de los más venenosos climas de opinión que nos lanzan para obligarnos a tragar con los recortes: “¿para qué te movilizas? Si al final no te va a servir de nada”.

Si en un punto, como el de los desahucios, les hemos obligado a retroceder… ¿por qué no podemos hacer lo mismo con todos los recortes que Rajoy o Artur Mas, como antes Zapatero, ejecutan bajo las órdenes de Merkel y el FMI.

Saquemos enseñanzas del éxito de la lucha contra los desahucios. ¡Claro que sí se puede!

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