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Hace 15 años Lehman Brothers, uno de los históricos bancos norteamericanos, se derrumbaba. Fue el pistoletazo de una crisis que hoy seguimos sufriendo.
Wall Street se recuperó imponiendo varios grados más de saqueo a través de oleadas de recortes. Hoy ese mismo proceso se ejecuta a través de la inflación o la subida de los tipos de interés.
Y esa “gran recesión” destapó un atraco global que con sede en Washington sufrimos todos los países bajo dominio norteamericano. El mismo robo que hoy está detrás de la subida de precios o hipotecas.
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¡Más saqueo!
El 15 de septiembre de 2008 Lehman Brothers anunciaba públicamente su quiebra. Uno de los mayores bancos norteamericanos, que desde 1850 había formado parte de los nódulos de Wall Street, desaparecía.
Estallaba una aguda crisis financiera en el corazón de la superpotencia, que rápidamente se tradujo en gigantescas pérdidas, valoradas en 10 billones de dólares, más de siete veces el PIB español.
¿Cómo se recuperaron del golpe los grandes centros de poder mundiales? Lo sabemos porque lo sufrimos, y lo seguimos sufriendo.
Con una mano los Estados entregaban billones de dólares a los grandes bancos y monopolios. Con la otra sufragaban ese gasto imponiendo, a través de los dictados del FMI o la Comisión Europea, draconianos planes de ajuste, que exigían rebajas salariales, recortes en la sanidad y la educación públicas…
Detengámonos en el ejemplo de España. De 2008 a 2022 la gran banca, los grandes responsables de la crisis, acumulan beneficios que superan los 164.000 millones. Mientras que el Estado no solo no les ha pasado ninguna factura, sino que ha dilapidado 120.000 millones en protegerlos.
Hagamos las cuentas.
70.000 millones se los llevó el “rescate bancario”, sufragando un proceso de concentración donde se entregó a La Caixa, BBVA o Santander cajas saneadas por un solo euro.
Los otros 50.000 millones corresponden a costear los pisos que la banca no podía vender, asumiendo el Estado las pérdidas a través de la Sareb, o a dinero público comprometido para proteger los negocios de la banca.
Alguien tenía que pagar el aumento de la deuda pública, invertida no en desarrollar el país sino en favorecer a los bancos. Y fuimos todos nosotros. Con rebajas salariales y planes de recortes ejecutados por los gobiernos del PP y del PSOE.
Frente al saqueo se extendió a partir de 2009 la exigencia de Redistribuir la Riqueza
Esos recortes no se han revertido. La rebaja salarial es estructural y permanente, así como los tijeretazos en el gasto social.
imponían a la mayoría draconianos planes de recortes. Viñeta de Ferrán Martín
Pero a ello se suma una nueva vuelta de tuerca, siguiendo el mismo guion aplicado a partir de 2010. Hace 15 años los recortes no eran “una consecuencia de la crisis”, que era inevitable aplicar, sino un atraco planificado. Hoy la inflación disparada o la subida de hipotecas y préstamos no son “efectos indeseados de la pandemia o la invasión de Ucrania”. Es otro atraco de bancos y monopolios, para que ellos puedan ganar más que antes a costa de la mayoría.
¿Qué hacer ante este atraco? En 2009 desde estas páginas defendimos que la única salida era Redistribuir la Riqueza. Ahora esta exigencia ha avanzado, y es un clamor entre muchos sectores.
No es una crisis. Es un atraco… de la superpotencia
Dos datos, contundentes pero ocultados, permiten entender lo que sucedió hace 15 años… y lo que sigue pasando hoy.
Primer dato. En 2010 la recesión se imponía en EEUU, Europa o Japón… Pero, en el momento más agudo de esa crisis, China crecía a un 9% anual, la India al 7%, el Brasil de Lula al 4%… También crecían Ecuador, Argentina, Bolivia, Vietnam…
Caían en recesión los países bajo dominio norteamericano, crecían los que eran independientes o más autónomos.
Segundo dato. EEUU, el epicentro de la crisis, que debía haberla sufrido más se recuperó antes que muchos otros países. En 2016 el PIB norteamericano era un 26% superior al de 2008, mientras que el de Alemania era un 7% inferior, el de Reino Unido se había reducido un 7%, el de Francia un 16% o el de Italia un 22%.
Como superpotencia, EEUU trasladó sus pérdidas a los países que domina, sean del Tercer Mundo o de la desarrollada Europa. Así sucedió en nuestro país.
El atraco global impuesto por la gran burguesía norteamericana está comprobado. Grandes bancos y fondos estadounidenses empaquetaron “activos tóxicos”, que no valían nada, dentro de otros productos financieros. Y las agencias de calificación, todas norteamericanas, le dieron la máxima nota, calificando esa estafa como “un valor seguro”.
De esta manera Washington trasladó a los bancos alemanes… ¡600.000 millones de pérdidas!
Como superpotencia, EEUU traslada sus pérdidas a los países que domina, como España
No era producto de la “avaricia” de los brokers de Wall Street. El avance del Tercer Mundo recorta el peso en el PIB global de la superpotencia. Y ésta busca recuperarlo aumentando el saqueo sobre los países que domina.
Lo que sucedió entonces nos sirve para explicar lo que ocurre en la actualidad. Detrás del recorte del nivel de vida que provoca la escalada de precios o del expolio que supone la subida de hipotecas y préstamos está el atraco impuesto por la superpotencia.
La agresiva respuesta norteamericana para intentar mantener o aumentar su cuota de explotación es la principal amenaza para la economía global.
Es la gran burguesía norteamericana quien encabeza la imposición de la inflación como un atraco monopolista y la subida de los tipos de interés como un expolio financiero.
Los grandes monopolios y fondos norteamericanos, que controlan los precios de alimentos, materias primas o productos básicos, están detrás del alza de los precios.
La Reserva Federal acaba de reunir a los más importantes bancos centrales del mundo para anunciar que los tipos se van a mantener altos. Y la revalorización del dólar permite a EEUU imponer un mayor expolio en todo el planeta.
El mayor activo tóxico, y el origen de todos los recortes, es el dominio de la superpotencia norteamericana.