Mueren abandonadas una anciana y su hija dependiente a las que se negaron todas las ayudas

Assassins de raons i de vides

En marzo de 1976, el cantante catalán Luis Llach compuso una dolida y emocionante elegí­a en memoria de los 5 trabajadores vitorianos asesinados por la policí­a franquista en una asamblea obrera durante la huelga de Forjas Alavesas. Han pasado 35 años de aquello. Ya no existe franquismo ni la policí­a disuelve asambleas a tiros. Pero los mismos intereses de clase que entonces defendí­a el franquismo siguen asesinando en nuestro paí­s. Hoy no recurren a las balas, sino a los recortes. Pero sus efectos son tan letales como entonces.

El pasado viernes 9 de noviembre, la policía descubría en Astorga, León, el cuerpo sin vida de una mujer de 80 años y de su hija, con una severa dependencia motivada por su discapacidad intelectual y su ceguera. La madre intentó durante años que se le concediera una ayuda económica para cuidar de su hija dependiente. No quería ni ingresar a su hija en una residencia ni que personas ajenas se hicieran cargo de su cuidado. No sólo su petición nunca fue atendida, sino que el mecanismo burocrático del Estado había puesto ya en marcha una denuncia judicial para incapacitar a la madre y quitarle a la hija. «Marta y su hija estarían hoy vivas si les hubieran concedido la ayuda económica que solicitaban»

Según los informes forenses, la madre anciana murió de muerte natural. Su hija, sin querer moverse del lado de quien la había cuidado, amado y protegido durante los 53 años de su vida, falleció de inanición.

La versión oficial del hecho habla de la madre como de una persona “compleja, rara, peculiar”. Pero por más que quieran enmascararlo, las palabras no puede ocultar los hechos. Marta Pajarón y su hija estarían probablemente hoy con vida si les hubieran concedido la ayuda económica que solicitaban.

Por eso, estremecido por un acontecimiento tan feroz, hoy no puedo sino recordar y repetir las mismas palabras de rabia y acusación que escribió Lluis Llach en 1976:

“Assassins de raons, de vides,/ que mai no tingueu repòs en cap dels vostres dies / i que en la mort us persegueixin les nostres memòries.”

(Asesinos de razones, de vidas, que nunca tengáis reposo en ninguno de vuestros días y que en la muerte os persigan nuestras memorias).

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