¿En qué se parecen Islandia, un diminuto conjunto de islas entre Europa y Groenlandia, y España, el país mediterráneo por excelencia? En que los dos están sometidos al expolio sin fin por parte de la gran banca y el capital extranjero, a través del infernal mecanismo de la deuda externa. Los islandeses han rechazado en referéndum -por un abrumador porcentaje del 93%- la ley que obligaba a devolver las deudas contraídas con los bancos británicos y holandeses. Negándose a tragar con el trato leonino impuesto por el capital extranjero, que incluía drásticos recortes sociales. Esto es exactamente lo que está sucediendo en España. Quieren rebajar un 25% nuestro salario para que la gran banca pueda saldar sus deudas con el capital extranjero sin ver mermados sus multimillonarios beneficios.
La historia reciente de Islandia resenta un sangrante paralelismo con la situación española. Los bancos islandeses recurrieron masivamente a la financiación exterior para sostener su expansión, acumulando un endeudamiento once veces superior al PIB nacional. Estallada la crisis, los bancos islandeses quebraron, y el capital extranjero exigió la devolución de las deudas, de las que tuvo que hacerse cargo el Estado, es decir el conjunto de la población islandesa.El trato que impusieron los bancos británicos y holandeses -los principales acreedores- era tan leonino -15 años pagando, a un interés del 5,5%- que el primer ministro se negó a asumir el coste político de firmarlo, obligando al gobierno a convocar un referéndum.El acuerdo cargaba a cada islandés con una deuda extra de 40.000 euros, que debía salir de la rebaja de salarios y los recortes sociales. Los resultados del referéndum -con un 93% rechazando el trato- no deja lugar a dudas. Los islandeses se niegan a sufragar las deudas de sus bancos.El caso español es infinitamente más grave. Contrariamente a lo que difunden los grandes medios, el problema español no es la deuda pública. Por mucho que ésta se haya disparado durante el último año, todavía permanece por debajo de la media europea.La losa que pesa sobre la economía española es la deuda privada, la que contrajeron con el capital extranjero los grandes bancos y monopolios españoles para financiar su fulgurante expansión internacional durante los años de bonanza.Los monopolios no financieros pertenecientes al Ibex-35 -el selecto club bursátil que reúne a los nódulos más selectos de la oligarquía- acumula una deuda con el exterior de 224.789 millones de euros.Pero esta es una cifra menor si la comparamos con los 800.000 millones que los bancos y cajas españoles adeudan a sus homólogos extranjeros.Los bancos islandeses debían al capital extranjero 3.700 millones de euros. En el caso de los bancos y monopolios españoles esa cifra se eleva hasta el billón de euros. La deuda contraída por la oligarquía española con las grandes potencias -especialmente con Alemania y Francia- supera el PIB español.¿Quién va a pagar esa deuda? Como en el caso islandés, pretenden que la paguemos todos nosotros.Botín y compañía se han endeudado, y gracias a ello se han encaramado a los primeros puestos de la jerarquía de bancos mundiales, pero nosotros tenemos que cargar con la factura.Botín disfruta de la mansión… y nos obligan a nosotros a pagar la hipoteca.Las deudas con el capital extranjero de los bancos y monopolios cargan sobre cada español una hipoteca de 22.200 euros.Nos han convertido en el país más endeudado del mundo. Lo que le ha reportado ingentes réditos a Botín, mientras aplastaba con una losa al conjunto del país.Los analistas internacionales advierten de que, “para calmar los nervios de los mercados” -es decir, para asegurar la cuota de explotación de Botín y el capital extranjero- es necesario movilizar una cantidad cercana a los 270.000 millones de euros… ¡el 25% del PIB español!El mismo porcentaje -un 25%- del tijeretazo que quieren dar a nuestro salario real, a través de rebajas en la nómina o recortes sociales. Un prestigioso economista acaba de afirmar que “los españoles aún no comprenden que su cómoda forma de vida, respaldada por el Estado, está por cambiar”.Quieren empobrecernos drásticamente para que paguemos sus deudas con nuestro trabajo.