Cómics

Arte popular, subasta millonaria

En Junio de 1938 se publicaba el primer número de la revista Action Cómics. En su portada aparecí­a por primera vez un curioso personaje con inusuales poderes, que habí­a sido creado por Joe Shuster y Jerry Siegel, y que inaugurarí­a la etapa dorada de la historieta gráfica de kiosco. Desde entonces Superman ha enriquecido muchos bolsillos, pero no los de sus autores, que sólo recibieron diez dólares por cada página dibujada. El esperpento de la megalomaní­a elitista ha llegado a su máxima expresión esta semana, al subastarse por Internet uno de los 50 ejemplares que se calcula todaví­a quedan en un estado aceptable. Una revista que hace setenta años se vendí­a a los jóvenes por diez centavos ha alcanzado la friolera de 45 millones de las antiguas pesetas.

Suerman, emblema de los superhéroes, es una creación de los dibujantes Joe Shuster y Jerry Siegel. Nacido en Estados Unidos en los albores de la Segunda Guerra Mundial, ha sobrevivido a siete generaciones y a una multitud de avances tecnológicos que lo hicieron saltar del papel a la televisión y de la televisión a Internet. Sin embargo el “Hombre de Acero” de esta primera entrega se situaba a medio camino entre el héroe y el villano. Diseñado por sus creadores partiendo del recurrente “superhombre” de Nietzsche, hacía huír despavoridos a los ciudadanos corrientes.Pese a las connotaciones ideológicas que hicieron aflorar a este tipo de personajes durante la Gran Guerra, es indudable el valor que este tipo de referentes han representado para la cultura popular y de masas del siglo XX. Artesanía de kiosco que se distribuía masivamente a precios asequibles a todos los bolsillos.Décadas después la industria del cómic ha sufrido varias transformaciones, y su mercado ha sido ampliamente diversificado, sin embargo el género superheroico sigue siendo el pilar que sustenta a la industria norteamericana de la novela gráfica. También la concepción que de él se tiene en el elitista, y a menudo injusto, mundo de las subastas artísticas.John Dolmayan, norteamericano de origen armenio, batería del grupo System of a Down y propietario de Torpedo Comics, es el nuevo dueño de este ejemplar adquirido en 1950, en una librería de segunda mano por 35 centavos y conservado por su propietario durante 58 años.Pese a las escalofriantes cifras que mejan las gestoras de subastas, el cómic seguirá siendo, afortunadamente, un difusor de cultura popular asequible y versátil. Esperemos no obstante que sean sus autores los que se beneficien de sus éxitos de ventas, y no avaros especuladores.

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