Primeras y masivas protestas contra las antipopulares medidas del ultraderechista

Argentina contra Milei: minuto cero

La presidencia de Milei en Argentina es ya un mapa de protestas y resistencia popular. Los anuncios de sus primeras medidas han sido el pistoletazo de salida para numerosas protestas, caceroladas, asambleas, marchas y concentraciones.

A 15 días de tomar posesión Milei, Argentina es de nuevo un hervidero de protestas masivas, continuadas y en ascenso. Cada anuncio de sus medidas de ajuste ha levantado un vendaval de rechazo. La primera gran marcha fue convocada unitariamente por unas 80 organizaciones. Medio millar de manifestantes consiguieron llegar a la Plaza de Mayo y a la Casa Rosada. Pese al enorme despliegue policial, y pese a las amenazas del gobierno, el operativo “anti-piquetes” resultó desbordado e incapaz.

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Se viene el estallido

Horas después de la primera gran manifestación, el presidente Milei compareció en la televisión nacional desde la sede presidencial. Junto a todos sus ministros, anunció la primera gran batería de reformas económicas. El Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) planteaba entre otras medidas la reforma laboral, la prohibición del derecho a huelga para amplios sectores, derogar la Ley de Alquileres, privatizar todas las empresas estatales, recortes en sanidad, obras sociales, despidos…

Milei trufó su discurso con nuevas amenazas: “puede ser la peor crisis de nuestra historia”. Minutos después, un ensordecedor cacerolazo resonaba en los balcones de los barrios de Buenos Aires y en las calles se sumaron los bocinazos de los coches. Durante la noche y la madrugada se sucedieron las protestas en los barrios de la capital. Otras ciudades se sumaron con manifestaciones callejeras. Una respuesta inmediata y masiva.

Bajo amenaza

El histórico y brutal plan promete más mano dura y autoritarismo, recortar las libertades para hacer pasar las medidas de ajuste. Intentar que las calles no se llenen de gente es una batalla en sí misma. Todas las medidas de intimidación de Milei apuntan en una dirección que los tiempos actuales no le permiten: imponer un régimen de terror sobre el pueblo y la clase obrera, seguir los pasos de un Videla o Pinochet.

Quieren. Pero no pueden, se tienen que “conformar” con la coacción, fotografiar manifestantes para detener o sancionarlos. Usar el nuevo Protocolo de orden público para reprimir con más dureza las movilizaciones, los anuncios represivos (“El que corta, no cobra”) mediante el chantaje de retirar ayudas sociales a quien se manifieste.

Cárcel o bala”: quiero y no puedo

No pueden imponer un régimen fascista porque, a pesar del revés que supone la victoria del ultraderechista Milei, las décadas de lucha y organización del pueblo argentino han colocado a la oligarquía nacional y al hegemonismo estadounidense en una situación mucho más desfavorable que en los años 70. Hoy no pueden porque su dominio es menor, la correlación de fuerzas -en Argentina y en toda América Latina- es mucho más favorable para el pueblo, fruto de la lucha mantenida y la capacidad de organización conquistada.

Hoy no está en su mano que dictaduras militares hagan realidad deseos como los del diputado pro-Milei José Luis Espert, que pedía “cárcel o bala” para los dirigentes de izquierda que bloqueasen las calles. Palabras frente a hechos: avanzan los pueblos. A pesar de toda la ráfaga de ataques y amenazas, lo que sobrevuela Argentina no es un nuevo “Plan Cóndor”.

Pongamos en valor la lucha del pueblo argentino, que al cierre de 2023 planea la primera huelga general contra Milei. ¡Viva la lucha de los pueblos, carajo!

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