Todo el apoyo al pueblo ucraniano

Apoyar a un pueblo que quiere defenderse, apoyar a un pueblo que quiere luchar

No importa la consideración que se tenga sobre el gobierno ucraniano, o sobre su signo político. Hay un pueblo invadido y agredido, de 44 millones de personas, que tiene derecho a defenderse. Apoyar a los pueblos contra el imperialismo es la única posición justa.

En la guerra de Ucrania hay un agresor y un agredido. Una potencia nuclear invasora, la Rusia imperialista, que cuenta con el tercer ejército más fuerte del planeta, y un país invadido, Ucrania, en clara desventaja. Un pueblo ucraniano, que -como todos los pueblos que han sido golpeados por una agresión imperialista- tiene la «mala costumbre» de resistirse, de luchar por su independencia, su soberanía y su integridad territorial.

Un pueblo ucraniano al que hay que apoyar con ayuda humanitaria, y acogiendo a todos los refugiados que sea preciso, sin límite de número, sin límite de tiempo, sin límite de gasto. Un pueblo ucraniano al que hay que apoyar dándole armas para autodefenderse y luchar contra sus invasores imperialistas, como ellos mismos reclaman sin cesar.

No importa la consideración que se tenga sobre Ucrania, sobre el gobierno ucraniano, o sobre su signo político. Hay un pueblo invadido, de 44 millones de personas, que tiene derecho a defenderse, y a defender su país. Esta es la única posición justa.

Esta es la posición que defendemos desde estas páginas. La misma posición con la que Lenin escribió “sería sencillamente una necedad negar la defensa de la patria por parte de los pueblos oprimidos en su guerra contra las grandes potencias imperialistas”. Y llamando a los revolucionarios a “no tener miedo de las palabras ‘defensa de la patria’ cuando eso significa luchar contra el imperialismo”.

Y es diametralmente opuesta a la que defienden otros sectores de la izquierda, incluidos algunos que -formalmente- también denuncian a Putin y a su «agresivo nacionalismo».

Estos sectores se oponen al envío de armas, al decidido apoyo al pueblo ucraniano, con toda una gama de argumentos. El principal de todos ellos es que al hacerlo estamos contribuyendo a una «escalada de tensión» de peligrosísimas consecuencias, y que el pueblo ucraniano no puede de todas maneras ganar contra un agresor tan superior.

Enviar armas a los ucranianos, nos dicen, es «prolongar un conflicto desesperado», produciendo «sólo más muertos, más heridos, más destrucción y refugiados». Consiguiendo postergar así unas semanas o unos meses el inevitable destino de esta guerra: una aplastante victoria rusa. «Mandar armas a Ucrania no es mandárselas a la Segunda República en nombre del ‘No Pasarán’. Las armas podrían haber hecho ganar la guerra a la República, pero aquí tenemos a una potencia nuclear contra la que nada se puede hacer», dicen esas voces.

Algunos de los que han hecho bandera del «sí se puede», nos mortifican ahora con un «no se puede», y nos aseguran que su posición viene avalada por prestigiosos analistas militares. La única alternativa, nos insisten una y otra vez, es «apostarlo todo a la diplomacia», aunque sea para conseguir una «paz sucia», un acuerdo donde Ucrania le dé a Putin todo, o una parte, de lo que quiere.

El fatalismo de estos sectores fariseos de la izquierda no es neutral, esconde una velada petición a los agredidos, a los ucranianos: «depongan las armas y no opongan resistencia».

Un momento. ¿Cómo que los pueblos no pueden ganar nunca contra una potencia militarmente superior? ¿Cómo que somos demasiado débiles contra una potencia invasora, si además ésta tiene cabezas nucleares?

La inferioridad del pueblo vietnamita, armado apenas con fusiles, contra una superpotencia norteamericana en la cúspide de su poderío a finales de los 60, era abrumadora. Pero los ‘charlies’ ganaron la guerra, y los marines tuvieron que salir vergonzantemente de Vietnam.

La superioridad soviética a principios de los 80 contra los muyahidines de las montañas de Afganistán era apabullante. Pero los guerrilleros convirtieron cada valle en un avispero, y las tropas de la URSS se vieron obligadas a retirarse en 1989. Lo mismo le ha pasado a la superpotencia norteamericana recientemente en ese mismo país, tras 20 años de la guerra más costosa de su historia.

Un pueblo decidido a resistir y a recuperar su país de las manos de un invasor es capaz de derrotar incluso a las superpotencias. No es un deseo. Es un hecho. Ha ocurrido, no una, ni dos, sino varias veces a lo largo de la Historia.

Civiles ucranianos desarmados salieron a enfrentarse a los tanques rusos en la ciudad ocupada de Jerson

Detrás de esas lastimeras razones de esos sectores de la izquierda, tan farisaicamente cargadas de preocupación por el «innecesario sufrimiento» al que someteremos al pueblo ucraniano «al alargar un conflicto que está irremisiblemente condenado a la derrota», está un profundo menosprecio por la capacidad revolucionaria de la lucha de los pueblos. Su fatalismo no es neutral, esconde una velada petición a los agredidos, a los ucranianos: «depongan las armas y no opongan resistencia».

Nosotros, por el contrario, les decimos: «Sí se puede», «No pasarán», «Resistir es vencer» y «Kiev será la tumba del imperialismo ruso». Porque lo que ellos sufren ahora lo sufrimos nosotros en el 36. Y porque nosotros tampoco somos neutrales.

3 comentarios sobre “Apoyar a un pueblo que quiere defenderse, apoyar a un pueblo que quiere luchar”

  • Ni paz sucia ni derrota.Se puede vencer al imperialismo ruso. No sería la primera vez.
    Dicho esto, me indigna (esa es la palabra) que nunca se haya tomado esa posición antes con otros pueblos, partiendo de la no injerencia.
    Parece ser que los palestinos y los saharauis no están ocupados y masacrados por Estados sátrapas o racistas.

    Y que conste que no me siento aludido en la crítica a esa izquierda con la que no comulgo, ni comparto sus argumentos que también critico. Mi crítica es otra. Saludos.

    • María de la Purificación dice:

      No entiendo muy bien a quién va dirigida tu crítica Maonesa. Desde De Verdad siempre se ha apoyado al pueblo palestino y al saharui. Basta con leer la portada actual o meter en algún busqueador De Verdad y Palestina o Saharaui.

Deja una respuesta