El Observatorio

Aplastamiento

Noche «mágica» en el Bernabeu, pero no para el Real Madrid, que fue literalmente arrasado (2-6) por un Barcelona en estado de gracia. El madridismo, que habí­a preparado una gran fiesta para culminar su imponente persecución y para obtener, en su propio campo y frente a su principal rival, una de sus remontadas históricas, sufrió una de las derrotas más abultadas y dolorosas que se recuerdan. Ganó, y cómo, su eterno rival, pero sobre todo ganó el fútbol, un fútbol de altí­simos quilates, sereno, creativo, a ratos verdaderamente prodigioso y a la postre letal. El Barí§a no dejó que emergiera el temperamento turbulento del Madrid, y dejó así­ sentenciado un debate y una liga disputada con argumentos muy distintos y aun opuestos por los dos eternos rivales.

Y eso que el artido comenzó de una forma que pareció alentar los sueños del Madrid y las pesadillas del Barça. Al cuarto de hora, en uno de sus arreones, el Madrid se ponía por delante en el marcador y en esos momentos parecía capaz de desnudar los problemas del Barça, explotando el que sería su punto más débil, la banda de Abidal, el único futbolista del once azulgrana que desentonó. Pero todo fue un espejismo. En lugar de hundirse, o de dejarse vencer por el “canguëlo”, como llevaba pronosticando toda la semana la prensa madridista, el Barça reaccionó a su escenario más adverso con una grandeza futbolística impresionante. En vez de amilanarse, desenfundó todo su arsenal futbolístico para ofrecer un verdadero recital. Un Xavi que recordaba en todo momento al que, el verano pasado, fue elegido mejor jugador de la Eurocopa, tomó las riendas del partido y ya no lo soltó hasta el pitido final, ofreciendo uno de los repertorios más inolvidables que recordamos, algo a la altura de Zico, un verdadero prodigio. El Madrid ya no volvió a ver la pelota en todo el partido.Con Xavi al timón, Iniesta en íntima asociación con Xavi, Piqué guardando la cueva, Messí haciendo diabluras y Henry letal, el Barça puso en evidencia la debilidad del Madrid, la falta de fuste de un equipo de aluvión, fruto de improvisaciones y disparates, sin patrón de juego, todo “corazón”, pero con muy poco “cerebro”, un equipo a punto de “morir de éxito”, y que lucha con armas insólitas en el fútbol moderno: un equipo que ha ganado decenas de partidos, en las últimas tres temporadas, de forma “heróica”, en nombre de su pasado, por mantener la estela de su prestigio, como el Cid, que ganaba batallas después de muerto. No se le puede negar cierta grandeza, aunque futbolísticamente su aportación ha sido realmente miserable.Frente al argumento “heróico” el Barça puso en escena un verdadero antídoto: otra forma de heroísmo no menos especial, pero mucho más valiosa. Porque intentar, como hace este Barça de Guardiola, alcanzar la “excelencia futbolística” es, no lo duden, otra actitud “heróica” en el fútbol moderno. Pocos, muy pocos, son los equipos que apuestan por ello. Y muchos menos aún los que lo consiguen. Pero hay que tener valor para apostar por ello.Y este Barça tiene tanto valor como talento. Su victoria inapelable en el Bernabeu fue una obra maestra, con momentos de fútbol sublime, sin un ápice de oportunismo ni de racanería, con una generosidad y creatividad rayana en lo espectacular. Fue el doctorado “cum laude” para un futbolista como Xavi, que supo en todo momento lo que había que hacer para explotar las debilidades de su rival y maximizar las virtudes de su equipo, el arte esencial de un gran centrocampista. Y fue, también, el “bautismo de fuego” de Piqué, otro producto de la Masía, que se consagró como la figura más prometedora del fútbol español nacido de esta liga: el gol con que cerró el encuentro y la noche mágica del Barça no fue un azar, sino el anuncio del nacimiento de una nueva estrella.El Madrid fue aplastado en el Bernabeu por las virtudes del Barça y sus defectos intrínsecos. Pero pudo aprender mucho. El Barça ayudó a destruir lo que era un verdadero disparate. Pero no está ni mucho menos claro que vaya a aprender la lección. Sobre todo, si la solución que tiene en mente es “Florentino II”.

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