Año nuevo chino

«China se ha convertido en una importante potencia comercial y financiera. Pero no actúa al igual que otras grandes economí­as. En su lugar, sigue una polí­tica mercantilista, de mantenimiento de un superávit comercial artificialmente alto. Y en el mundo deprimido de hoy, esa polí­tica es, para decirlo sin rodeos, depredadora».

Los chinos se niegan a reconocer el roblema. Recientemente, Wen Jiabao, el primer ministro, rechazó las denuncias extranjeras: "Por un lado, usted está pidiendo que el yuan se aprecie, y por otro lado, está tomando todo tipo de medidas proteccionistas". En efecto: otros países están tomando (modestas) medidas proteccionistas, precisamente porque China se niega a dejar que su moneda fluctúe. Y es más, estas medidas son totalmente apropiadas. La conclusión es que el mercantilismo chino es un problema creciente, y las víctimas de su mercantilismo tienen poco que perder en un enfrentamiento comercial. Así que insten al gobierno chino a que reconsidere su terquedad. De lo contrario, el muy leve proteccionismo actual del que se quejan puede ser el comienzo de algo mucho más grande. (THE NEW YORK TIMES) LE MONDE.- China, que está a punto de destronar a Alemania como principal exportador mundial y de suplantar a Japón como segunda potencia económica del mundo, sabe explotar como nadie una correlación de fuerzas que le es favorable. Esto no dejará de tener evidentemente consecuencias para el resto del planeta: la cuestión de la razón de ser de la OMC tiene que acabar por imponerse, y es más que tiempo que China adopte sus responsabilidades mundiales y acepte revaluar el yuan. EEUU. The New York Times Año nuevo chino Paul Krugman Es la época en que tradicionalmente los expertos hacer predicciones sobre el próximo año. En lo que se refiere a la economía internacional: puedo predecir que 2010 será el año de China. Y no en el buen sentido. En realidad, los mayores problemas con China implican al cambio climático. Pero hoy me quiero centrar en la política monetaria. China se ha convertido en una importante potencia comercial y financiera. Pero no actúa al igual que otras grandes economías. En su lugar, sigue una política mercantilista, de mantenimiento de un superávit comercial artificialmente alto. Y en el mundo deprimido de hoy, esa política es, para decirlo sin rodeos, depredadora. Así es como funciona: A diferencia del dólar, el euro o el yen, cuyos valores fluctúan libremente, la moneda de China está vinculada por la política oficial en el entorno de 6,8 yuanes por dólar. Con este tipo de cambio, la fabricación china tiene una gran ventaja de costes frente a sus rivales, dando lugar a enormes superávit comerciales. En circunstancias normales, el flujo de los excedentes de dólares harían subir el valor de la moneda china, a menos que se viera compensada porque los inversores privados escogieran otra dirección. Y los inversionistas privados están tratando de invertir en China, no fuera de ella. Pero el gobierno chino restringe las entradas de capital, incluso compra de dólares y hasta los invierte en el extranjero, aumentando a más de 2 billones del dólares, las reservas de divisas del tesoro. Esta política es buena para la orientación exportadora del complejo industrial-estatal de China, aunque no sea tan buena para los consumidores chinos. Pero ¿qué pasa con el resto de nosotros? En el pasado, la acumulación de reservas de divisas extranjeras de China, muchas de los cuales estaban invertidos en bonos estadounidenses, no hizo sin duda un favor manteniendo bajos los tipos de interés, a pesar de que lo que hicimos con los bajos tipos de interés fue principalmente inflar una burbuja inmobiliaria. Pero ahora el mundo está inundado de dinero barato, buscando un lugar donde ir. Las tasas de interés a corto plazo están cercanas a cero, las tasas de interés a largo plazo están más altas, pero sólo porque los inversores esperan que la política de tipos cero llegará a su fin algún día (…) Mientras tanto, ese superávit comercial drena la demanda que tanto necesita una economía mundial deprimida. Mis cálculos sobre experiencias pasadas sugieren que durante el próximo par de años el mercantilismo chino puede terminar reduciendo el empleo de EEUU en alrededor de 1,4 millones de empleos. Los chinos se niegan a reconocer el problema. Recientemente, Wen Jiabao, el primer ministro, rechazó las denuncias extranjeras: "Por un lado, usted está pidiendo que el yuan se aprecie, y por otro lado, está tomando todo tipo de medidas proteccionistas". En efecto: otros países están tomando (modestas) medidas proteccionistas, precisamente porque China se niega a dejar que su moneda fluctúe. Y es más, estas medidas son totalmente apropiadas. ¿O no? Suelo escuchar dos razones para no hacer frente a China por su política. Ninguna se mantiene en pie. Primero, está la afirmación de que no podemos hacer frente a los chinos, ya que causaría estragos a la economía de los EEUU por el dumping de su acumulación de dólares. Esto es un error, y no sólo porque, al hacerlo, los chinos se infligirían grandes pérdidas a sí mismos. El punto más importante es que las mismas fuerzas que hacen que el mercantilismo chino sea tan perjudicial ahora, también significan que China tiene un apalancamiento financiero escaso o nulo. Una vez más, ahora el mundo está inundado de dinero barato. Así que si China comenzara a vender dólares, no hay razón para pensar que encarecería considerablemente las tasas de interés de EEUU. Probablemente debilitaría al dólar frente a otras divisas, pero esto sería bueno, no estaría tan mal para la competitividad de EEUU y el empleo. Así que si lo hacen los chinos inundaran el mercado de dólares, deberíamos enviarles una nota de agradecimiento. En segundo lugar, está la afirmación de que el proteccionismo es siempre una mala cosa, en cualquier circunstancia. Si eso es lo que usted creoe, sin embargo, aprendió economía de la gente equivocada, porque cuando el desempleo es alto y el gobierno no puede restaurar el pleno empleo, las reglas habituales no se aplican. Permítanme citar un artículo clásico del fallecido Paul Samuelson, que más o menos fue creador de la economía moderna: “Con el empleo bajo mínimos… todos los argumentos que desacreditan al mercantilismo –es decir, afirmar que las naciones que subsidian sus exportaciones efectivamente roban puestos de trabajo de otros países– llegan a ser válidos”. Luego pasó a argumentar que la persistencia de los tipos de cambio desalineados crean “verdaderos problemas para los apóstoles del libre comercio”. La mejor respuesta a estos problemas es llevar de nuevo los tipos de cambio a donde debe estar. Pero eso es exactamente lo que China se niega a dejar que pase. La conclusión es que el mercantilismo chino es un problema creciente, y las víctimas de su mercantilismo tienen poco que perder en un enfrentamiento comercial. Así que insten al gobierno chino a que reconsidere su terquedad. De lo contrario, el muy leve proteccionismo actual del que se quejan puede ser el comienzo de algo mucho más grande. THE NEW YORK TIMES. 31-12-2009 Francia. Le Monde China y la ASEAN En diciembre de 2001, la adhesión efectiva de China a la Organización Mundial del Comercio (OMC) fue prácticamente percibida, de forma evidentemente errónea, como un no-acontecimiento. Incomparablemente menos importante que el 11-S o la quiebra fraudulenta de Enron. Hoy, está pasando lo miso con el acuerdo histórico que China, siempre ella, ha puesto en marcha con la ASEAN (Asociación de Naciones del Sureste de Asia). De acuerdo a un proceso iniciado en 2002 y aplicado parcialmente en 2005, Pekín y los 6 principales países de la ASEAN (Indonesia, Filipinas, Tailandia, Malasia, Singapur y Brunei) suprimen el 1 de enero barreras aduaneras que conciernen al 90% de sus intercambios comerciales. Esta zona de libre cambio es comparable a la Unión Europea o al ALCA en América del Norte. Casi 2.000 millones de personas están afectadas. La ASEAN fue creada, en 1967, para resistir a los regímenes comunistas. Este acuerdo ilustra, a su manera, el giro del mundo ocurrido desde entonces. Contrariamente a lo que creían los dirigentes de la ASEAN hace 40 años, no son los soldados del Ejército Popular quienes los invaden, sino los productos made in China. Indonesia, que representa ella sola el 40% del PIB de la ASEAN, ha sido de entre todas la más reticente, y la patronal textil ve este acuerdo con muy malos ojos. Dos cifras resumen la situación. El déficit de la ASEAN con China es actualmente comparable al excedente de la ASEAN con Estados Unidos: alrededor de 21.000 millones de dólares en ambos casos. Se puede entonces apostar que, gracias especialmente a la debilidad del yuan, Pekín –primer socio comercial de estos seis países por delante de Estados Unidos– conquistará todavía más masivamente los mercados de Bangkok y de Yakarta. Pero la ASEAN no se mete en la cueva del dragón sin razones: ella puede prescindir cada vez menos de la dinámica de su (demasiado) dinámico vecino, en la medida que su principal cliente, al otro lado del Pacífico, conoce una crisis sin precedentes. En resumen, China, que está a punto de destronar a Alemania como principal exportador mundial y de suplantar a Japón como segunda potencia económica del mundo, sabe explotar como nadie una correlación de fuerzas que le es favorable. Esto no dejará de tener evidentemente consecuencias para el resto del planeta: la cuestión de la razón de ser de la OMC tiene que acabar por imponerse, y es más que tiempo que China adopte sus responsabilidades mundiales y acepte revaluar el yuan. LE MONDE. 2-1-2010

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