SELECCIÓN DE PRENSA NACIONAL

Ambiente de emergencia en el Gobierno

El ambiente que se respira en la política española es de emergencia total. Con un Congreso vallado y blindado como nunca, la prima de riesgo cerca de los 600 y una sensación creciente de impotencia en el Gobierno, Mariano Rajoy y su equipo se preparan ya para un mes de agosto al que a la vez temen y esperan. Por un lado, todas las alarmas están desatadas ante la posibilidad de que los especuladores aprovechen ese mes, como sucedió en 2010 y 2011, para machacar la deuda española. Por otro, el Gobierno confía en que la llegada de agosto calme algo la enorme presión social. El otoño caliente, muy complicado, se da por hecho, pero al menos se confía en una tregua en agosto. Por si acaso, el Ejecutivo seguirá en alerta y habrá varios Consejos de Ministros en ese mes.A ese ambiente de enorme preocupación, también instalado en el PSOE, contribuyó ayer en el Congreso el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro: “No hay dinero, señorías. Los funcionarios saben mejor que nadie que no hay dinero en las arcas públicas, que nuestro sueldo depende de los impuestos, y si no sube la recaudación, señoría, estamos en riesgo de pagar esas nóminas. Eso es lo que está ocurriendo en las comunidades autónomas y en las corporaciones locales de España (…)

El Gobierno tiene todos los frentes abiertos en este momento y ninguno parece controlado. El de los mercados está totalmente desbocado. Rajoy llegó al Gobierno con la promesa de que él generaría confianza. “La prima de riesgo en España se llama José Luis Rodríguez Zapatero”, llegó a decir Soraya Sáenz de Santamaría. Pero desde su llegada, no ha hecho más que batir récords.La otra, la de los socios europeos, también parece fuera de control. Angela Merkel volvió a meter presión ayer a España sin citarla para que haga más recortes, y el ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble, sacó de nuevo el fantasma de la intervención total, aunque lo hizo para pedir que no se especule con ella. Fue la propia Dolores de Cospedal, número dos del PP, quien pronunció esa palabra maldita el lunes: “El Gobierno hace todo lo que tiene que hacer para que España no sea intervenida”. Muchos dirigentes del partido creen que se equivocó al decirlo, aunque ya nadie tiene del todo claro si es mejor ser prudente o lanzar toda la artillería para concienciar a los ciudadanos.

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