Televisión

«Aló Presidente» cumple diez años

Un lí­der revolucionario en sintoní­a con el pueblo, que interactúa y responde a las llamadas, en una plataforma desde la que hace públicas cada una de las medidas de su gobierno. Algo que pese a que los polí­ticos y periodistas más «rancios» de occidente tildan de «populismo», no deja de despertar cierta envidia sana y admiración, teniendo en cuenta el cinismo y la manipulación con la que se muestran nuestros polí­ticos en televisión, ratificados por sus contertulios comprados. 330 programas lleva ya emitiéndose «Aló Presidente», que empezó a transmitir desde un cuartito de Radio Nacional (RNV) y que a dí­a de hoy es una de las producciones televisivas más caras del continente, con satélite propio incluido.

Hugo Chávez inició hace diez años su andadura mediática con un rograma de radio; "De frente con el presidente", de tan solo una hora de duración, con el afán de dirigirse directamente a su pueblo, sin filtros, y desafiando el control monopolista de los medios de comunicación. Con el paso del tiempo, el programa se sofisticó, engrosó su presupuesto y su horario. Ha batido récords de hasta ocho horas de transmisión continua, durante las cuales Chávez tiene tiempo para hablar de todo: deportes, música, política, historia, geografía, economía, literatura y, hasta gastronomía.Porque pese a lo que afirmen algunos, o muestren en sus interesados cortes diabólicamente extraídos, Aló Presidente no es tan sólo un programa de propaganda. Se trata de un magacín de variedades en toda regla, muy por encima de cualquiera de los programas que acostumbramos a ver por las mañanas en nuestro país, conducidos por periodistas “endiosadas”. En sus primeros cuatro años, trató más de 500 temas de interés nacional e hizo 800 anuncios con impactos en medios de comunicación de todo el mundo, según datos del ministerio de Información (Minci). Cuenta chistes, entona boleros, recita poemas, y por supuesto, hace responder públicamente a sus ministros y cargos militares.Además el espacio ha sido emitido desde cada uno de los rincones del país, para tratar de convertirse en un instrumento más de unidad entre las regiones de Venezuela. Algunos tan inaccesibles como la Gran Sabana o el Salto del Ángel. También desde las planicies de Bolivia, la selva de Guatemala, República Dominicana, Brasil o Cuba, donde presentó varios programas junto a su amigo Fidel Castro.También habrá quien critique los presupuestos que se destinan al programa, un esfuerzo sobrehumano para una televisión pública que surge desde el arrinconamiento al que le han sometido los monopolios de la información norteamericanos. Hasta 55.000 dólares puede llegar a costar cada uno de los programas semanales del Presidente. Una auténtica bicoca, teniendo en cuenta que las televisiones públicas en España -también las autonómicas-, son capaces de gastar hasta 150.000 euros de las arcas públicas para emitir un solo capítulo de una serie norteamericana.Un programa que ha roto los paradigmas de la comunicación mediática entre políticos y ciudadanos, que surgió prácticamente desde la “miseria” de una televisión pública abocada a la extinción, y que consigue récords de audiencia en todo el país. Políticos españoles, esta es una más de las cosas de las que deberían aprender de Hugo Chávez.

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