Avances contra la diabetes

Allí­ donde se cambia el destino

La terapia génica gana un punto en la carrera por la cura de la diabetes. Dentro de las terapias celulares regenerativas, el transplante de islotes (usando células madre) y la reparación mediante terapia génica (reparación celular usando a virus para introducir genes) se disputan los primeros puestos en lo que podrí­a ser la derrota de la diabetes. Al menos en su aspecto curativo, que no preventivo.

Una de la metodología ara conseguir células productoras de insulina usando terapia génica ha dado un paso adelante. Se trata del método llamado direccional, que consiste en usar el conocimiento de qué genes son claves para el desarrollo embrionario de las células pancreáticas e introducirlos en células normales para inducir su transformación. Pues bien, los trabajos de Lawrence Chan, del Baylor College of Medicine (EEUU) consisten en compensar la improductividad de las células pancreáticas haciendo que células del hígado las imiten. Hace seis años consiguió transferir al tejido hepático un gen necesario para la diferenciación de células del páncreas. Esto presentaba el problema de que las células pancreáticas no son sólo productoras de insulina sino que producen y regulan la secreción de otras enzimas y hormonas. Por un lado las enzimas digestivas encargadas de romper azúcares y proteinas en el intestino delgado.Por otro lado hormonas como el glucagón, el antagonista de la insulina que forma parte del complejo equilibrio hormonal relacionado con la nutrición. Por tanto el primer problema que se encontraron cuando consiguieron que células del hígado emularan a las pancreáticas en todo fue que las enzimas digestivas “digerían” el hígado desde el interior y provocaban la muerte de los animales. Tras varios fracasos, finalmente los científicos consiguieron eliminar estos inconvenientes y curaron a los ratones diabéticos haciendo que sus células secretaran las hormonas necesarias. Seis años después, un nuevo trabajo le ha permitido afirmar: "ahora sabemos cómo funciona: la respuesta está en las células troncales adultas". Acaba de conseguir que las células madre adultas hepáticas de sus ratones de laboratorio produzcan insulina y mantengan esta propiedad a largo plazo. Su grupo ha empleado un virus para introducir el gen de la neurogenina-3, un gen indispensable para generar el linaje pancreático endocrino, o sea, los distintos tipos células del páncreas que producen hormonas (insulina, glucagón, somatostatina). Tan decisivo es que cuando este gen se elimina en ratones transgénicos, no producen los islotes productores de insulina y cuando se introduce en el hígado de ratones diabéticos, cambia el destino de algunas de sus células madre para convertirlas en células pancreáticas. Una vez inyectado provoca, a la semana, y de forma transitoria, que la glucosa en sangre se normalice. Y a partir de la sexta semana, una serie de células se congregaron cerca de la vena porta de forma parecida a los islotes pancreáticos y produjeron de forma permanente la insulina. Ahora queda reproducir estos trabajos en humanos antes de empezar los ensayos clínicos.

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