Teatro

Alegrí­a y destrucción

A medio camino entre la gloria y la mediocridad se encuentra, instalada en la esperanza, la maltratada y nunca bien considerada ni atendida niña mimada de la sociedad, la pequeña burguesí­a, alias clase media.

Siemre soñadora, pero nunca satisfecha, cautiva de una mentalidad bipolar, esa burguesía pequeñita siente deseos de dirigir el mundo, pero también es capaz de dejarse arrastrar por la corriente que dictan otros. Su poderosa madre, la Señora Burguesía, nacida a finales del s. XVIII, nunca la ha llegado a reconocer, se diría incluso que la ha desheredado, a la manera en que algunos célebres personajes no reconocen a sus bastardos aunque con el tiempo se conviertan en sus vivas imágenes, recordándoles tiempos pasados de esplendor y esforzada juventud, que “pué” que no vuelvan.Con predisposición genética al sacrificio y al altruismo, sus aspiraciones son elevadas, sus miras altas, sus expectativas superiores y sus realidades, tristemente precarias. Con tendencia natural a la exageración, suplen el lujo con la sobrecarga de banalidades y observan envidiosos los escaparates del poder con un rictus de hipócrita suficiencia, escondiendo bajo la retina una tremenda sensación de desdicha.La boda… es un matrimonio de conveniencia, un enlace endogámico, necesario para perpetuar la especie, como si el sello de clase fuese un sueño de estamento feudal, un lugar social en el que uno nace y del que no puede huir, caricatura de una actitud, de un afán de superación históricamente truncado, agostado por las deudas, pero alentado por los despuntes de unos pocos privilegiados que lograron ascender en el escalafón a base de esfuerzo y abnegación, o bien de explotación de trabajadores, que por ambos medios se alcanzan tan codiciados logros.La Compañía Profetas del mueble bar pone en escena esta sátira de Bertolt Brecht sin rubor en la grandilocuencia de los gestos ni respeto a las buenas costumbres. Todo en la obra es esperpento y algarada, irritación e impostura, fingimiento y apariencia superlativa. Todos los personajes son histriones y sátiros, bufonescos y comedidos, encantadores y falsos. Todo en el vestuario es chillón y alarmante, elegante, pero saturado, sin comedimiento, bárbaro, pero distinguido.Acompañen a los Profetas hasta el 14 de Junio en el Teatro Galileo de Madrid a reírse de actitudes y situaciones que, de algún modo, a veces nos identifican, o a identificar en ellas a algún conocido. La risa es sana y la comedia, en ocasiones, delata evidencias ocultas bajo un velo de dignidad. Tomar conciencia de ello es el primer paso para transformar la realidad.

Deja una respuesta