¡Alcoa no se cierra!

Entrevista a Sergio Sobrido, presidente del comité de empresa de Alcoa Avilés. Pertenece a la Unión Sindical Obrera (USO), y es trabajador de categoría media en la planta de Avilés.

¿Por qué plantea Alcoa el cierre de las factorías de Avilés y La Coruña?

Existe un problema real desde hace años que es el coste energético debido a que la producción de aluminio primario es altamente electrointensiva, lo que quiere decir que la energía supone entre el 40 y el 60 por ciento de los costes de producción. De hecho la empresa ya en 2012 amenazó con un despido colectivo para conseguir un abaratamiento del precio de la energía. Este es un problema de fondo.

Pero se han añadido dos nuevos problemas. El problema del coste de la materia prima, que es la alúmina, de la que a través de un proceso electrolítico se obtiene el aluminio. En estos últimos meses, por causas a nivel mundial se ha generado una falta de oferta de esta materia prima, una cierta escasez, lo que ha generado una brusca subida de su precio.

Estos dos factores han llevado a una situación algo complicada. Pero se ha presentado el tercer factor, nuevo, el “factor Trump”. La administración Trump y la empresa Alcoa han llegado a un acuerdo para favorecer la producción en Estados Unidos, es decir, reabrir las fábricas allí. Hace unos años Alcoa había parado la producción en varias factorías suyas en Estados Unidos. Siguiendo la política de “America first”, el objetivo es pasar de importar el aluminio producido en otros países a inundar los otros mercados, entre ellos Europa, con aluminio producido en Estados Unidos, aprovechando la debilidad de la Unión Europea. Y por ello ha decidido paralizar la producción en algunas de sus fábricas en Europa como las de Avilés y La Coruña.

¿Qué respuesta estáis dando a la decisión de cierre que plantea Alcoa, tanto con vuestras razones como con vuestras movilizaciones?

Lo primero es que los trabajadores insistimos en que no estamos ante un conflicto laboral, entre los trabajadores y el empresario, por unas condiciones de trabajo, por unos salarios, por unos costes laborales… Aquí estamos ante un conflicto político, y Alcoa utiliza a los trabajadores como peones. La única solución a este conflicto pasa por la acción política. Por eso desde el minuto cero hemos intentado crear un bloque de apoyo primero con las instituciones municipales, autonómicas y ahora el Gobierno de la nación, y en un futuro la Unión Europea, para contrarrestar la decisión de Alcoa.

Lo que pretendemos y exigimos al Gobierno es que obligue a Alcoa a cumplir con la legislación del país donde está, España. No se puede permitir que Alcoa actúe como si fuera otro Estado, y que en las reuniones con las autoridades ministeriales se comporte de forma prepotente. Es intolerable.

¿Cómo organizáis la lucha de los trabajadores de Alcoa?

En Alcoa las organizaciones sindicales tienen un apoyo de los trabajadores compartido. Desde hace años se llegó a un acuerdo de llevar la gestión sindical de forma conjunta por lo que tanto la presidencia como las secretarías del comité de empresa rotan entre los distintos sindicatos. Mantenemos de forma constante el diálogo para llegar a acuerdos, teniendo cada sindicato su independencia y sus diferencias. De hecho, la inmensa mayoría de acuerdos que se toman en el comité de empresa se consiguen por unanimidad, lo que es síntoma del trabajo que llevamos por la unidad. Desde los problemas que surgieron en la planta en 2009, la actuación de todas las secciones sindicales y todos los comités de empresa ha sido por la unidad, la unidad y la unidad.

¿Entonces, por concentrar y destacar, el “factor Trump” -y no la falta de rentabilidad y competitividad de las factorías de Alcoa- es el principal culpable de esta situación?

Exacto. Nos estamos esforzando en desmontar las mentiras sobre las que Alcoa construye el cierre de las fábricas. Una, dice que las plantas no son eficientes, sin embargo en 2011 y 2012 la planta de Avilés obtuvo el premio como la menos contaminante. En 2015 Alcoa instaló el sistema más avanzado, que lo sigue siendo, con el proceso en las cubas y con la resina. Así mismo, durante años, la planta de La Coruña ha dado tantos beneficios que ha permitido a Alcoa invertirlos en otras factorías. Solo el incremento del gasto energético ha invertido el sentido. Por eso, exigimos al Gobierno que establezca una tarifa competitiva con las de los demás países de la Unión Europea, no hablamos de China.

Y dos, que siempre que Alcoa ha amenazado con cerrar las fábricas aquí, han aparecido grupos industriales dispuestos a comprarlas. Lo que quiere decir que las consideran rentables y competitivas.

¿Estáis contentos del resultado de la dura marcha bajo la lluvia desde Avilés a Oviedo?

Sí, bueno, un poco constipados al día siguiente. La gente se ido solidarizando a nuestro paso. Hemos visto el apoyo que estamos obteniendo en la sociedad asturiana sin prácticamente difundir nuestra lucha. Es una región castigada por cierres industriales. En Avilés, el día de la concentración ante el ayuntamiento, nos enteramos a través de las redes sociales que el pequeño comercio había cerrado sus tiendas y bares durante el acto para acudir y apoyarnos. La Asociación de Comerciantes expresó todo su apoyo a nuestra lucha. Indica que toda la comunidad entiende que no solo desaparecen los puestos de trabajo, también desaparece la riqueza generada que después llega a los demás.

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