SELECCIÓN DE PRENSA NACIONAL

Ahora vienen a por las pensiones

El Gobierno ha consumado el atraco a nuestros mayores por el método del tirón. Les había prometido revalorizar sus pensiones con el IPC a noviembre de este año (el 2,9%), que obligaba a abonarles el 1,9% de desviación respecto del 1% que se subieron en enero de 2012, y les ha robado la cartera. Una decisión que supone el incumplimiento de la Ley General de la Seguridad Social. La excusa, la de siempre, la “sostenibilidad” del sistema y los compromisos de España “con la estabilidad presupuestaria”.

El presidente y sus ministros llevaban meses jugando al engaño y al final, como era previsible, la tostada cayó del lado de la mantequilla. Que el Gobierno incumpla sus compromisos es ya un lugar común, pero en el caso de las pensiones era, además, una certeza. Imagínense a un empresario que tenga pensado subir el sueldo a sus trabajadores (hoy por hoy ciencia ficción) y no lo haga público para solaz de su plantilla. Sería estúpido. Pues con las pensiones ocurre lo mismo. Si Mariano Rajoy hubiese tenido intención de revalorizarlas lo habría dicho hace mucho tiempo, por lo menos antes de las elecciones vascas y catalanas. Calló, de modo que no se lleven ahora las manos a la cabeza, porque se veía venir.El Ejecutivo lleva meses sisando la paga de nuestros mayores con el copago sanitario (deben abonar el 10% del precio de sus medicamentos cuando hasta ahora eran gratuitos) y la subida del IVA, que graba por igual al que no tiene nada y al que lo tiene todo, por citar dos ejemplos, y aún así los ministros y el PP se han empleado a fondo para hacer creer a nuestros mayores que vale, que no les han revalorizado las pensiones, pero que peor fue Rodríguez Zapatero, que las congeló en 2011. Tienen razón, pero lo que hizo el anterior Gobierno no justifica lo que hace el actual. Recurrir al “y tú más” es infantil. Además, los pensionistas son pragmáticos por necesidad, y lo que les preocupa es el dinero que les ingresan cada mes en la cuenta corriente.Lo peor está por venir. El gobierno de Zapatero retrasó la edad de jubilación de los 65 a los 67 años para ahorrar al Estado el pago de dos años de pensión y ganar dos de cotización (los expresidentes gozan de un salario vitalicio indistintamente de si su gestión ha sido un éxito o un fracaso). Mariano Rajoy clamó entonces contra la medida, que ahora ni se le pasa por la cabeza derogar. Y atención, porque la edad de retiro se revisará cada cinco años en función de la esperanza de vida. Los 70 están a la vuelta de la esquina.Las previsión del Instituto Nacional de Estadística (INE) es que dentro de 10 años, por cada diez personas en edad de trabajar (lo que no supone que tengan trabajo) habrá seis inactivos porque aún no hayan cumplido los 16 años, edad mínima para incorporarse al mercado laboral, o porque sean mayores de 65 años. Y para 2051 el 40% de la población estará jubilada y la esperanza de vida rondará los 90 años de edad. Echen cuentas. Nuestros hijos y nietos van a vivir mucho más que nosotros, pero se les va a hacer jodidamente largo.

El importe de las futuras pensiones también va a bajar. Su cuantía se calculaba teniendo en cuenta la base de cotización del trabajador y tomando como referencia los 15 últimos años de su vida laboral, y a partir de ahora la referencia serán 25. Para tener, además, derecho a la pensión máxima tendrá que haber cotizado 37 años, frente a los 35 actuales.

Si a los 67 años de jubilación les restan ustedes los citados 37, para situarse en el top ten de los jubilados será imprescindible incorporarse al mercado de trabajo a los 30 años, como muy tarde, y trabajar ininterrumpidamente hasta los 67. Misión imposible con el actual 52% de paro juvenil y el negro futuro que se otea en el horizonte. Sólo unos privilegiados lo conseguirán. Los actuales salarios de subsistencia de nuestros jóvenes garantizan unas pensiones igualmente de subsistencia que permitirán al trabajador-beneficiario una vida austera, coherente y sin sobresaltos, porque de donde no hay no se puede sacar.

Aún así, no desfallezcan, porque siempre les quedará Fátima Báñez, ministra del Paro y la Inseguridad Social, que este jueves dijo en el pleno del Congreso que incumplir la ley que obliga a revalorizar las pensiones es “una decisión sensata que no responde a otro cálculo que al de la realidad”.

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