Ahora toca escribir la Historia

“Los ojos de los enterrados se cerrarán juntos el día de la justicia”. Proverbio maya.

Después de tantos años, bajan por los Pirineos los camiones, con su carga de cientos de muertes impunes. Muchos, demasiados años después, se desmantela el santuario de salvaguarda infame de los asesinos. ¿Se habría cerrado de no ser por los millones que salimos durante años a gritar Basta Ya en todas las calles y plazas? ¿Se habría acabado todo sin aquella explosión popular que hizo rugir al unísono las entrañas de todos los pueblos de España, de Ermua a Cádiz, de Barcelona a Tenerife, de Coruña a Murcia, pasando por Madrid, aquel verano de 1997? Aquella y todas las que vinieron después. ¿Sin el plante valiente de los que no se plegaron al nazifascismo aunque eso supusiera jugarse la vida?

Ahora, deciden indemnizar a dos de los asesinos, por recibir malos tratos. Bien está que hasta los criminales tengan la suerte de ser tratados con arreglo a principios mejores que los que emplearon ellos, pero ¿por que se quiere tratar a los verdugos como víctimas? «Todo se ha acabado, nos dicen, pero para que se pueda cerrar de verdad, habrá que escribir el verdadero relato de lo que pasó»

¿Y quien va a indemnizar a todas las madres que, contra natura, tuvieron que enterrar a sus hijos? ¿Y a los que tuvieron que recorrer la infancia y la juventud sin padre o madre, algunos sin los dos, encontrándose además escrito su nombre en las paredes con el “Algo habrá hecho” de camino al instituto o a la facultad? ¿Y a los que pasaron años saliendo cada mañana de casa sin saber si esa noche iban a volver, o sería la última?¿Y a los que tenían vedadas las cosas normales que hacemos la mayoría: ir a la compra, llevar al niño al colegio o al parque, pasear tranquilos, sin tener que estar mirando alrededor con miedo, ir de fiesta….? ¿Y a los que tuvieron que comprar la tranquilidad de sus familias y negocios con el infame impuesto contrarrevolucionario? ¿Y a los que se fueron de su tierra y de su gente porque ya no aguantaban mas? ¿Y a los señalados, los amenazados? Y además ¿habría dinero en el mundo para semejantes indemnizaciones?

¿En qué lugar del centro de Madrid estará el monumentos a todos y cada uno de esos cientos, con su nombre, sus circunstancias, la fecha? ¿En qué plaza central de Donosti, la ciudad que presenció el asesinato de la mitad de los cerca de mil que cayeron bajo las armas que ahora devuelven?

Todo se ha acabado, nos dicen, pero para que se pueda cerrar de verdad, habrá que escribir el verdadero relato de lo que pasó.

Los libros de Historia deberán hacer el debido hueco para anotar a los empecinados que se enfrentaron al terror, para que nuestros nietos y tataranietos puedan conocer sus dimensiones heroicas .Y el correspondiente hueco para que puedan saber tambien de la vileza de los otros, los que protegieron, jalearon y contrataron a sus verdugos.

-Pasaré a la Historia como un malvado- dice ahora Arzalluz. Bien lo sabe. Pero no sólo él. Deben acompañarle los que dejan ir ahora las municiones que antaño protegieron. Y los que quieren poner a los asesinos en el lugar de las víctimas. Y, sobre todo, los jefes supremos de unos y otros.

3 comentarios sobre “Ahora toca escribir la Historia”

  • Lo que el público tal vez no conozca es que la autora vivió en los años de plomo en el país vasco enfrentándose a pecho descubierto, junto con sus camaradas de UCE, al nazi-fascismo vasco. Por tanto habla con propiedad. Gracias, compañera. Salud. Setién.

  • Extraordinario recordatorio de algo que debería ser obvio pero que hay que seguir reivindicando aunque solo sea porque una parte no desdeñable, pero sí muy despreciable, de las izquierdas siguen instaladas en el «algo habría hecho» para justificar lo injustificable
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