De la prensa

Adiós gripe porcina, adiós

En los últimos dí­as, con la epidemia de gripe porcina, estamos viviendo momentos casi rayanos en la histeria colectiva. Y hemos podido comprobar, una vez más, que las palabras son tremendamente importantes en sí­ mismas, con independencia del concepto que designen.

Tras decretarse en México el cierre de las escuelas, restaurantes, cines, gimnasios, balnearios, centros deortivos y otros locales públicos, la Organización Mundial de la Salud decretaba, el pasado día 25, el nivel de alerta 3 ante el brote epidémico de gripe porcina en Norteamérica. Dos días más tarde, cuando en España se confirmaba el primer caso europeo, aumentaba el nivel de alerta al grado 4. Tras las recientes crisis de la industria vacuna con la epizootia de encefalopatía espongiforme bovina y de la industria avícola con la epizootia de gripe aviar, muchos pensaron que también a la industria porcina le había llegado ahora su San Martín, y no sólo entre la gente sencilla de los países menos desarrollados.El martes 28, El País traía en lugar destacado una viñeta gráfica de El Roto en la que un enfermo encamado, supuestamente afectado por la gripe aviar, expresaba en voz alta la siguiente reflexión: "Vacas locas, fiebre del pollo, gripe del cerdo ¿No sería mejor que nos hiciésemos vegetarianos?".Sin embargo, era ya entonces bien sabido que no estábamos ante ninguna zoonosis; que los puercos no transmitían la enfermedad y que el consumo de carne de cerdo no planteaba ningún riesgo para la salud. El calificativo "porcina" únicamente hace referencia al origen del virus, que, si bien contiene genes reagrupados de virus humanos, aviares y porcinos, parecía claramente derivado de una cepa vírica porcina. Ante el riesgo de confusión, ya desde los primeros días se habían elevado voces que propugnaban la sustitución del nombre "gripe porcina" (en muchas lenguas, literalmente "gripe del cerdo") por otros menos equívocos. Los más moderados pedían introducir el leve matiz de "gripe de origen porcino", y los más atrevidos, utilizar una designación geográfica como "gripe mexicana", que el Gobierno de ese país, por supuesto, no hubiera tolerado jamás; pese a que también allí, como en todo el mundo, hemos vuelto a oír repetidas menciones a la pandemia gripal de 1918 por el infame e injusto nombre de "gripe española" (ver DM del 5-XII-2006).En cualquier caso, parecía inútil tratar de explicarlo a la opinión pública. La fuerza arrolladora del lenguaje, el poder de esa mención directa a los cerdos en el nombre mismo de la enfermedad, llevó a los gobiernos de varios países -China, Rusia, Ucrania, Serbia, Tailandia, Indonesia y Ecuador, entre otros- a prohibir la importación y la venta de productos de origen porcino procedentes de México y de Estados Unidos. En ese momento se pudo intuir que el adjetivo "porcino" tenía los días contados para dar nombre a la nueva epidemia. Porque estábamos ya ante una amenaza comercial directa a la poderosa industria cárnica de la mayor potencia económica mundial.Lo que no se podía imaginar es que los acontecimientos se precipitarían con tal rapidez. El 28 de abril, nada menos que el ministro de agricultura de Estados Unidos, Tom Vilsack, expresó en declaraciones oficiales su preocupación y su malestar ante el hecho de que en el nombre de la enfermedad se hiciera mención expresa al cerdo, y pidió a la prensa de su país que en adelante dejaran de utilizar el nombre swine flu (gripe del cerdo): "En realidad no es una gripe porcina, sino un virus H1N1". Y si "gripe del cerdo" no le gustaba, mucho menos habría de gustarle, obviamente, el nombre de North American influenza (gripe norteamericana) que ese mismo día, en su afán por exculpar a los pobres gorrinos, había propuesto oficialmente la Organización Mundial de Salud Animal (OIE, ex Oficina Internacional de Epizootias), siguiendo el modelo previo de la gripe asiática.Al día siguiente, 29 de abril, la situación daría un nuevo giro de tuerca. Tras confirmarse el primer caso de contagio interpersonal en España, la OMS elevó el nivel de alerta al grado 5 (pandemia inminente). La portavoz comunitaria de Sanidad, Nina Papadúlaki, anunció que la Comisión Europea cedía a las presiones de los ganaderos y sustituía oficialmente el nombre swine flu por el de novel flu (nueva gripe) en todo el ámbito de la Unión Europea.Y el Gobierno de Egipto, atosigado por la psicosis colectiva y la presión de una población abrumadoramente musulmana -que considera al cerdo animal impuro- adoptaba una decisión insólita: acabar con toda la cabaña porcina del país, calculada en unas 350.000 cabezas, en un intento absurdo de cortar la expansión de un brote epidémico allí inexistente. Esta pretensión de sacrificar toda la cabaña porcina fue la chispa que encendió los brutales y cruentos choques de los últimos días entre ganaderos egipcios -en su mayoría, cristianos coptos- y fuerzas de orden público.Se da así la paradoja de que en Egipto el virus de la gripe porcina no ha causado ni un solo caso de la más leve infección en seres humanos -y menos aún en cochinillos-, mientras que el nombre de la enfermedad, con ese "porcina" que parece acusar directamente a los pobres gorrinos, sí lleva ya causados muchos millares de muertes porcinas y varias decenas de personas heridas.Fue la gota que colmó el vaso. El pasado jueves día 30, la OMS anunciaba oficialmente su decisión de censurar los calificativos "porcina" y "del cerdo" en todas sus comunicaciones orales y escritas. En palabras del portavoz de la OMS, Dick Thompson, "en lugar de llamarlo gripe porcina [ ], vamos a quedarnos con el nombre científico técnico H1N1 influenza A". En realidad, el nombre científico no es "virus de la gripe A H1N1", sino "virus de la gripe A/California/09/2009(H1N1)", pero, claro, resulta poco práctico.Sea como fuere, el caso es que al día siguiente, primero de mayo, prácticamente todos los diarios españoles, tanto impresos como electrónicos, habían abandonado ya la designación original "gripe porcina" para pasarse en tromba a "gripe A", a "gripe H1N1" o a "nueva gripe". Una vez más, los intereses económicos, las presiones políticas y el fanatismo religioso, actuando de consuno, habían conseguido rebautizar una enfermedad, y en apenas una semana.¡Pero qué semana! ¡Una semana fascinante para los amantes del lenguaje médico y sus intrahistorias!F.A.N.Las apariencias engañan… en inglésGripe se escribe exactamente igual que gripe, pero no es lo mismo; gripe en inglés se dice influenza o flu, mientras que el inglés gripe significa en español ‘cólico’ o ‘retortijón’, que es muy distinto.

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