“Hasta acá llegué”, había dicho Pepe Mujica a principios de enero. Su enfermedad ya le había colocado hace mucho tiempo en la cuenta atrás, pero no por eso el hueco que deja es menos enorme. A los 89 años, finalmente el exguerrillero, ex líder del Frente Amplio y expresidente de Uruguay nos ha dejado, arropado de un enorme cariño y respeto desde toda la izquierda latinoamericana y mundial.
Pepe Mujica ha muerto, pero se ha ido tras celebrar el retorno del Frente Amplio al gobierno de Uruguay, tras la victoria electoral de Yamandú Orsi el pasado mes de noviembre. Y tras recibir muchas visitas, en los últimos meses, de grandes amigos como el presidente brasileño Lula da Silva.
Pepe Mujica muere dejando un continente hispano repleto de gobiernos progresistas, que -como él- se enfrentan a los dictados de Washington, impulsan políticas de redistribución de la riqueza, elevando las condiciones de vida de millones de trabajadores, y promueven la unidad y la integración regional.
Pepe Mujica se va, pero su legado ya ha echado profundas raíces en Uruguay, en América Latina y en todo el globo, en un mundo donde avanza la lucha de los países y pueblos, colocando al Imperio en su irreversible ocaso.
La tierra te sea leve, compañero. Gracias por todo.
