5-S: lunes de pánico

«El miedo a una nueva recesión y a que Grecia se declare en situación de impago por la incertidumbre sobre cómo se va a aplicar el segundo rescate heleno, que pactó la UE en julio, fueron los detonantes del drama bursátil en el Viejo Continente ante la falta de referencias de Wall Street, que permaneció cerrado».

Sin embargo, lo más reocupante es que ayer se puso de manifiesto que las compras de deuda italiana y española que está realizando el BCE desde agosto para calmar a los mercados ya no son suficientes para frenar la expansión de la crisis de deuda europea. La falta de medidas concretas para recortar el gasto y garantizar así los pagos pendientes está llevando de nuevo al abismo a los países periféricos del euro. (EL MUNDO) EL PAÍS.- Resulta bastante verosímil que estemos asistiendo a una doble crisis doble. Por un lado, a una segunda fase de la Gran Recesión, como consecuencia de los endeudamientos a los que tuvieron que recurrir los Gobiernos para salvar primero la banca y después la propia economía real tras el desastre de Wall Street. La particularidad de esta segunda fase, en forma de doble uve, sería que, si de verdad acaba produciéndose, la principal artillería de recursos públicos para combatirla ya ha sido empleada y queda muy poca disponible. Por otra, el estancamiento en el mundo desarrollado (los emergentes siguen afortunadamente al margen) se dobla en caos político. LA VANGUARDIA.- LA directora general del FMI, Christine Lagarde, la última semana de agosto ya dijo lo mismo que ahora: que el mundo se enfrenta a un grave riesgo de recesión y que la banca europea necesita, de nuevo, una urgente recapitalización por valor de 200.000 millones de euros. Entonces los mercados apenas reaccionaron. Ya habían caído bastante en las semanas anteriores ¿Qué es lo que ha cambiado ahora para que las bolsas de todo el mundo se desplomasen ayer y se disparasen las primas de riesgo de la deuda pública? Pues que en pocos días se han conocido hechos que avalan esos malos augurios: EXPANSIÓN.- Lo urgente es despejar las incógnitas que pesan sobre la crisis de deuda de la eurozona, pero lo verdaderamente necesario es solucionar la grave falta de crecimiento, que está en la raíz de todos los males. El problema es que los gobiernos están maniatados, obligados a un severa cura de adelgazamiento presupuestario para purgar los excesos fiscales, y la política monetaria también se encuentra al límite de sus fuerzas. Es un escenario muy inquietante para la frágil economía española, que ya en agosto estuvo al borde del abismo, próxima al rescate, según el propio presidente Zapatero. Crisis. El Mundo 5-S, lunes de pánico María Vega Europa vivió ayer un nuevo lunes negro que se saldó con una caída de la Bolsa alemana del 5,3% y con pérdidas superiores a los 14.500 millones de euros para el Ibex 35, que vivió su tercera peor jornada del año. El pánico también se apoderó del mercado de deuda y la prima de riesgo italiana se disparó hasta cerrar en los 370 puntos, mientras que la española lo hizo en 341 puntos. El miedo a una nueva recesión y a que Grecia se declare en situación de impago por la incertidumbre sobre cómo se va a aplicar el segundo rescate heleno, que pactó la UE en julio, fueron los detonantes del drama bursátil en el Viejo Continente ante la falta de referencias de Wall Street, que permaneció cerrado por la festividad del Trabajo en EEUU. De nada sirvió el intento del presidente de la Comisión Europea, Durão Barroso, de desmentir el oscuro escenario para la economía global pintado este fin de semana por el FMI. El político portugués trató de calmar las Bolsas afirmando que la UE espera para este año un crecimiento «modesto». Pero, los débiles datos sobre el sector servicios en Europa apoyaron las tesis pesimistas de la directora del organismo internacional, Christine Lagarde. Sin embargo, lo más preocupante es que ayer se puso de manifiesto que las compras de deuda italiana y española que está realizando el BCE desde agosto para calmar a los mercados ya no son suficientes para frenar la expansión de la crisis de deuda europea. El banco central del euro hizo público ayer que la semana pasada se vio obligado a duplicar sus compras de deuda soberana de Italia y España, hasta los 13.305 millones de euros. Con esta cantidad, el organismo casi duplicó la inversión de 7.000 millones que los analistas esperaban en papel de los dos países mediterráneos. A pesar de ello, no logró frenar la escalada de la prima de riesgo de las dos economías europeas, que cerraron el viernes por encima de los 300 puntos y ayer intensificaron su escalada. La falta de medidas concretas para recortar el gasto y garantizar así los pagos pendientes está llevando de nuevo al abismo a los países periféricos del euro. A esto se une que el miedo a la recesión está impulsando a la baja la rentabilidad del bono alemán, considerado como el más seguro de Europa por los inversores en tiempos de crisis. Hay que recordar que la prima de riesgo mide la diferencia entre la rentabilidad ofrecida por un país para colocar su deuda, frente a la pagada por Alemania (la economía más fuerte del euro). En este contexto de histeria, el presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, subió ayer el tono de su discurso al afirmar desde París que es «imperioso» que los gobiernos de la eurozona apliquen las reformas pactadas por el Eurogrupo para rescatar a Grecia, informa Efe. También su futuro sucesor, el actual presidente de la Banca de Italia, Mario Draghi, pidió este lunes a los gobiernos del euro que asuman su responsabilidad y tomen medidas. Además, lanzó una advertencia al recordar que el programa de compra de deuda del BCE es «temporal». Estos avisos reforzaron los rumores que circulaban por el parqué sobre la posibilidad de que el BCE ponga fin a las compras de deuda de Italia y España -en las que ya ha invertido más de 56.261 millones de euros desde el 8 de agosto- si éstas dejan de ser efectivas para sostener la prima de riesgo de los dos Estados por debajo de los 300 puntos. «Es sólo un rumor de mercado, pero tiene toda la lógica», afirmaba ayer el estratega de IG Markets, Daniel Pingarrón. «Es evidente que llegará un punto en el que las compras del BCE dejen de tener un efecto mitigador» en la rentabilidad del bono español e italiano, añadía la analista de Renta4, Nuria Álvarez, que considera que la evolución de los diferenciales esta semana será crucial para determinar si ese momento ha llegado ya. Por ahora, este lunes el costo de asegurar deuda italiana contra el impago subió por encima del nivel de la española por primera vez desde diciembre del 2009. Así, los CDS italianos a cinco años avanzaron 45 puntos, hasta 445, mientras que los españoles avanzaron ayer 30 puntos, hasta 420 puntos básicos, según datos de Reuters. La incapacidad de Roma de poner en marcha el ambicioso plan de ajuste anunciado el pasado agosto ha enfurecido a unos mercados, que como acreedores del país exigen medidas de austeridad urgentes. Lo mismo ocurre con Grecia, pues la parálisis de la UE ha desatado las alarmas sobre la posibilidad real de que el país declare un default (impago) por las trabas puestas por los parlamentos nacionales de muchos países del euro a la puesta en marcha del segundo rescate a la economía helena, que la UE pactó en julio. Si Grecia llega a la situación límite de no poder hacer frente a su deuda, la caída del país arrastraría a la banca del Viejo Continente -tenedora de sus bonos-. La banca francesa ya empezó a provisionar capital para hacer frente a esta posible situación en el segundo trimestre del año, pero los analistas desconocen si los cálculos de las entidades corresponden con la realidad. Mientras, en el caso de la banca alemana se mantiene en secreto cuál es su exposición a la deuda griega. Esto desplomó ayer en un 8,8% al Deutsche Bank y también lastró la cotización de Société Générale (-8,6%) y de ING (-8,5%). El miedo al sector financiero no sólo provocó ayer fuertes caídas para todos los bancos del Eurostoxx 50, también está cerrando el mercado interbancario. Los bancos comerciales de la zona euro depositaron el pasado viernes en el BCE un total de 151.097 millones de euros, la cifra más alta desde agosto de 2010. Esto significa que la banca prefiere mantener a salvo sus reservas en el guardián del euro a prestárselas a otras entidades, lo que ofrece mayor rentabilidad EL MUNDO. 6-9-2011 Editorial. El País ¿Doble crisis doble? La jornada económica de ayer es de las que se recuerdan con pesar. Casi todas las Bolsas europeas cerraron con caídas superiores al 4%. Los diferenciales de la deuda de Italia y España volvieron a dispararse, pese al incrementado activismo del Banco Central Europeo comprando bonos de estos dos países. Y el pesimismo tiñó el latido del mundo económico, tras las advertencias del FMI y el Banco Mundial sobre la posible inminencia de una nueva recesión. Solo la Comisión Europea puso un contrapunto a este ambiente funerario. En realidad, resulta bastante verosímil que estemos asistiendo a una doble crisis doble. Por un lado, a una segunda fase de la Gran Recesión, como consecuencia de los endeudamientos a los que tuvieron que recurrir los Gobiernos para salvar primero la banca y después la propia economía real tras el desastre de Wall Street. La particularidad de esta segunda fase, en forma de doble uve, sería que, si de verdad acaba produciéndose, la principal artillería de recursos públicos para combatirla ya ha sido empleada y queda muy poca disponible. Por otra, el estancamiento en el mundo desarrollado (los emergentes siguen afortunadamente al margen) se dobla en caos político. Así, en EE UU, la presidencia de Barack Obama ha quedado seriamente tocada tras la batalla sobe el déficit del mes de agosto: a partir de este jueves en que se espera un plan sobre el empleo, se comprobará si tiene capacidad de reacción. Japón acaba de entronizar a su sexto primer ministro en cinco años. Y en Europa, el síndrome de Sísifo al que se ve sometida la estabilidad de la unión monetaria, se va ahondando por la perplejidad de la situación política en el país líder, Alemania: las elecciones del pasado fin de semana en Mecklemburgo-Pomerania Anterior, el feudo de la canciller Angela Merkel, han resultado un dramático fiasco para ésta. Peor aún. A cada nuevo envite en la crisis del euro, el fatigado y cada vez menos unido Gobierno de coalición democristiano-liberal responde con mayor parsimonia y menor contundencia, temeroso de un castigo en las urnas… que al final acaba, cruelmente, llegando. La situación de doble crisis y el agotamiento de buena parte de las recetas aplicadas aconsejarían la celebración de unos nuevos estados generales de la economía mundial, que deberían celebrarse en torno al próximo G-20. *************************** La banca vuelve al centro de la diana L. Doncel Miedo a que vuelva la recesión. Miedo a la bancarrota griega. Miedo a que Europa se vea obligada a rescatar a más países, y que esta vez sean de los grandes. Miedo a multas milmillonarias procedentes de EE UU que acaben de empeorar los balances de los bancos. Todos estos riesgos se aliaron ayer para pasar como un ciclón por las Bolsas europeas haciendo que muchos se acordaran de la pesadilla de hace tan solo un mes. La diferencia es que ya no es agosto y no cabe la excusa de que en verano unos pocos inversores pueden poner los mercados del revés. Ahora va en serio. El huracán de la desconfianza pasó por los parqués de toda Europa, que cayeron en torno al 5%. Los más castigados, el Eurostoxx y el alemán Dax. La Bolsa española perdió un 4,69%, el tercer mayor golpe en lo que va de año. El Ibex, como hace un mes, ronda los 8.000 puntos, el nivel más bajo desde principios de 2009, cuando parecía que el mundo estaba viviendo lo peor de la Gran Recesión. Todo cayó ayer a plomo, pero las que más sufrieron en Europa fueron las entidades financieras. En Londres, el Royal Bank of Scotland se dejó un 12%. En Francfort, el farolillo rojo se lo llevó el Deutsche Bank y en París, Société Générale. Como ya ocurrió al principio de esta crisis, cuando explotaron las hipotecas subprime, la banca está en el centro del huracán. Lo está por su elevadísima exposición a la deuda de los países en peor situación, especialmente Grecia, pero también Irlanda, Portugal, España e Italia. Lo está por las dudas sobre su necesidad de recapitalización, que el fin de semana ha vuelto a poner de relieve la jefa del Fondo Monetario Internacional. Y también lo está por la demanda que la Agencia Federal de Vivienda de Estados Unidos ha puesto contra 17 entidades por provocar pérdidas en torno a 180.000 millones de dólares (127.000 millones de euros al cambio actual) al contribuyente tras vender hipotecas basura a las entidades semipúblicas Freddie Mac y Fannie Mae (…) EL PAÍS. 5-9-2011 Editorial. La Vanguardia Los augurios del FMI hunden las bolsas LA directora general del FMI, Christine Lagarde, la última semana de agosto ya dijo lo mismo que ahora: que el mundo se enfrenta a un grave riesgo de recesión y que la banca europea necesita, de nuevo, una urgente recapitalización por valor de 200.000 millones de euros. Entonces los mercados apenas reaccionaron. Ya habían caído bastante en las semanas anteriores ¿Qué es lo que ha cambiado ahora para que las bolsas de todo el mundo se desplomasen ayer y se disparasen las primas de riesgo de la deuda pública? Pues que en pocos días se han conocido hechos que avalan esos malos augurios: El pésimo dato del paro de agosto en Estados Unidos, que demuestra la incapacidad de la primera economía del planeta para crear empleo y crecer. El revés electoral de Merkel en su feudo de Mecklemburgo-Antepomerania, que debilita su liderazgo político frente a quienes se oponen a socorrer a los países del euro con problemas y a la emisión de eurobonos. El reconocimiento de Grecia de que no puede cumplir con la reducción de déficit pactada con la UE. La incertidumbre que produce el retraso en la aprobación de los acuerdos de la cumbre europea del 21 de julio, que deben reforzar el fondo de rescate del euro. Las dificultades surgidas en Italia para afrontar el ajuste presupuestario anunciado en su día. Las dudas de los mercados financieros respecto a que el BCE, a causa de sus divisiones internas, pueda limitar las compras de deuda pública de los países más frágiles, especialmente España e Italia. Y el impacto que la crisis de la deuda pública y el bajo crecimiento europeo, con nuevos indicios conocidos ayer, pueda tener en los balances de la banca del continente, que ya lleva perdido cerca de una tercera parte de su valor en bolsa. El presidente del Deutsche Bank llegó a declarar que la gravedad del sistema financiero es equiparable a la de hace tres años, cuando quebró el banco de negocios Lehman Brothers. De ahí el llamamiento de Lagarde a afrontar con urgencia una nueva recapitalización millonaria de la banca europea. Ante esta concatenación de hechos, de poco sirven las declaraciones del presidente de la Comisión Europea diciendo que la UE no entrará en recesión. ¿Qué ha sucedido para llegar hoy, en septiembre del 2011, a esta situación tan complicada? Pues que se han hecho las cosas muy mal, dicho lisa y llanamente, y estamos pagando las consecuencias de los graves errores cometidos. El más importante es haber rescatado a la banca, con cuantiosas inyecciones de capital público, sin establecer condiciones para que el crédito llegase a empresas y familias. Esta asfixia financiera de la economía productiva, a su vez, ha frenado la actividad económica y ha impedido reducir por la vía de mayores ingresos fiscales los déficits presupuestarios que se generaron para salir de la crisis, y que ahora hay que corregir con duros ajustes del gasto público, que a su vez castigan nuevamente el crecimiento y el empleo. ¿Cuál será la salida, ahora, con unos bancos que tendrán más dificultades para dar créditos y sin la posibilidad de nuevas políticas de gasto público? El futuro no es fácil. El mundo está a la espera de los planes anticrisis que preparan la Casa Blanca y la Reserva Federal, mientras que aquí, en Europa, la respuesta rápida y eficaz ante los nuevos retos se complica por la ausencia de liderazgo político, por las divisiones internas y por la fragmentación de la política económico-fiscal. LA VANGUARDIA. 6-9-2011 Editorial. Expansión Mercados revueltos bajo la amenaza de la recesión Los mercados bursátiles sufrieron ayer una nueva estampida de los inversores, después del severo correctivo con que cerraron la semana pasada. Las pérdidas fueron generalizadas en todas las plazas europeas, en particular en la española, donde el Ibex retrocedió un 4,7%, la tercera mayor caída del año, en la que los bancos han vuelto a llevarse la peor parte con recortes próximos al 6%. Las tensiones también se han reproducido en el mercado de deuda: la prima de riesgo escaló hasta los 340 puntos básicos. Los avisos de Grecia de que no está en condiciones de lograr sus objetivos de déficit para este año, el temor a eventuales incumplimientos de Italia por su menor crecimiento y la insistencia del FMI en que cada vez es mayor el riesgo de una recaída en la recesión han intensificado la ola de desconfianza que está sacudiendo los mercados, acrecentada además por la sensación que transmiten las autoridades de desconcierto y de ir siempre a remolque de los acontecimientos. Resultaba ingenuo pensar que en las actuales circunstancias los mercados iban a otorgar una tregua hasta octubre a la espera de que se ponga en marcha el plan de salvamento de Grecia y el nuevo mecanismo de rescate acordados en la cumbre europea del pasado 21 de julio. El compromiso de Merkel y Sarkozy en su reunión de agosto para mejorar la gobernanza del euro tampoco ha servido para calmar las aguas. Demorar hasta octubre la solución de los países periféricos al borde de la insolvencia, en la creencia de que la actuación del BCE sería suficiente dique de contención, ha sido una tentación a los mercados para que el contagio se extienda. La masiva inyección de liquidez del BCE al sistema crediticio, más sus incursiones de urgencia comprando ingentes cantidades de deuda, han permitido ganar algo de tiempo pero, como se está comprobando, no están surtiendo el efecto deseado. De ahí la pertinente advertencia ayer de su presidente, Trichet, de que es absolutamente necesario que los gobiernos de la eurozona apliquen de manera inmediata las reformas pactadas por el eurogrupo en julio. Lo urgente es despejar las incógnitas que pesan sobre la crisis de deuda de la eurozona, pero lo verdaderamente necesario es solucionar la grave falta de crecimiento, que está en la raíz de todos los males. El problema es que los gobiernos están maniatados, obligados a un severa cura de adelgazamiento presupuestario para purgar los excesos fiscales, y la política monetaria también se encuentra al límite de sus fuerzas. Es un escenario muy inquietante para la frágil economía española, que ya en agosto estuvo al borde del abismo, próxima al rescate, según el propio presidente Zapatero. Como ha advertido la Comisión Europea para el caso de España, la austeridad por sí sola no es suficiente, debe ir acompañada de reformas económicas de calado para espolear el crecimiento y el empleo. En esta situación de emergencia, es frustrante que el candidato socialista, Pérez Rubalcaba, en un indisimulado intento de congraciarse con las bases de la izquierda, pretenda reducir el debate político a la conveniencia de castigar fiscalmente a los ricos y a la banca –¿otra restricción más al crédito?–, como si esa fuera la panacea para resolver el grave problema de la falta de crecimiento económico. EXPANSIÓN. 6-9-2011

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