SELECCIÓN DE PRENSA NACIONAL

2012, un ejercicio aciago para el mercado laboral

SORPRESA. Ésta es la palabra que mejor define la caída del paro registrado el mes pasado en 59.094 personas, lo que representa el mejor diciembre de la serie histórica. Parte de esa mejora se debe a la campaña de Navidad en el comercio -49.000 parados menos en el sector servicios- pero son datos difíciles de casar con un descenso de la afiliación a la Seguridad Social de 88.367 cotizantes, o de 24.925 si se descuenta el impacto de los cuidadores de la Ley de Dependencia. Por eso hay que tener mucha cautela al valorar este dato del desempleo de diciembre, que algunos analistas achacaban al fenómeno migratorio e, incluso, a las bajas que se producen en las listas de los parados hastiados por no encontrar un trabajo. Al fin y al cabo, el paro registrado sólo informa de las personas que están apuntadas en los servicios de empleo, pero no especifica hacia dónde se dirigen los que los abandonan. Por eso la afiliación a la Seguridad Social es un dato más significativo para evaluar el mercado de trabajo. Y la realidad muestra que 2012 ha sido un ejercicio desastroso. La economía ha cerrado el año con 16,33 millones de cotizantes, 779.000 menos que hace doce meses y en el mismo nivel que 2002, pero con cuatro millones de personas más en edad de trabajar y con 5,5 millones más de habitantes en España. La situación es dramática porque por primera vez desde 1997 hay menos de dos cotizantes por cada pensionista; además, casi 3,1 millones cobran algún subsidio de desempleo. Una tendencia que complica cuadrar los presupuestos y hace insostenible el sistema de pensiones. Se entiende así la prudencia del Gobierno al comentar ayer la evolución del paro en diciembre. Desde luego, siempre es mejor que baje, sea por la causa que sea, pero en absoluto estamos ante un cambio de tendencia. Y mucho tendrá que trabajar el Gobierno si quiere que hablemos de creación de empleo a final de 2013, como vaticinaba esta semana Luis de Guindos. El Ejecutivo tiene que aprovechar el viento a favor de los mercados para acometer con decisión las reformas que necesita el sistema productivo. En este sentido, tenía razón Cristóbal Montoro al señalar ayer que «algo positivo se mueve» en la economía. Por ejemplo, la prima de riesgo continúa con su descenso y el BBVA colocó bonos a cinco años con una gran demanda y a un tipo inferior al del Estado, lo que indica una mejora en la financiación del sector privado. Y si el crédito es clave para el relanzamiento de la actividad, se han dado pasos importantes con la reforma financiera para que vuelva a fluir hacia las empresas y las familias. El Gobierno debe empeñarse sobre todo en fomentar reformas capaces de crear empleo. La de la Administración debe ser la primera para eliminar las ineficiencias de un sector público mastodóntico, pero es necesario liberalizar mucho más la economía en sectores como el transporte, la energía o el comercio, para hacerlos mucho más competitivos. España ha necesitado siempre crecer más del 2% para crear empleo. Sólo con reformas radicales, y con las ventajas que proporciona la reforma laboral -aunque se haya quedado corta- podrá hacerlo con un incremento de la actividad menor, como el que se prevé en los próximos años.

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