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2010: la pesadilla de la banca

Contundente es lo menos que se puede decir del reportaje firmado por Eduardo Segovia y que aparece hoy en el diario digital económico El Confidencial. De acuerdo con él, 2010 se perfila como una «annus horribilis» para la banca española. Todas las pérdidas y quiebras que el sistema financiero español ha podido evitar hasta ahora, mientras sus colegas del mundo se hundí­an, parece ahora que tiene todas las papeletas para estallar con virulencia el año próximo.

Según el reortaje, en 2010 al sistema financiero español se le van a juntar tres factores que hasta ahora había conseguido, mal que bien, ir capeando. La parte más importante de la morosidad surgida durante 2009 se va a tener que provisionar en 2010, dado que la ley permite que el primer año en que aparezca un crédito fallido se provisiones sólo el 25% de su importe. Sin embargo exige que al año siguiente el banco utilice sus reservas de capital para provisionar el 75% restante. A ello se añade que el “colchón usurero” del que se dotan y con el que se blindan los bancos en los préstamos –un período de 12 meses durante los cuales siguen cobrando las tasas del año anterior al 4,5%, el 5 o el 6%, aunque en realidad el precio del dinero al que ellos reciben los préstamos del BCE haya sido rebajado al 1%– termina a partir del 1 de enero de 2010. Desde esa fecha, las revisiones de las hipotecas tendrán que empezar a contar las rebajas reales en el precio del dinero y aplicarlas, lo cual va a suponer un auténtico desplome en sus márgenes de beneficio, márgenes de tipo usurario que es lo único que les ha permitido hasta ahora –junto al plan de rescate del gobierno– capear relativamente el temporal. En tercer lugar, porque de continuar el deterioro del mercado de trabajo y del consumo, y todo parece indicar que efectivamente va a continuar, las medidas con las que muchos bancos y cajas han conseguido hasta ahora detener una segunda oleada de morosidad –el aplazamiento de pagos, la negociación con los deudores, la “congelación” coyuntural de los apremios,…– van a agotar su límite temporal, más allá del cual ya no es el deudor, sino la propia entidad financiera la que tiene un grave problema. Una situación en 2010, afirma el autor, “de pesadilla para muchas entidades, aunque el horror comenzará ya en 2009 para muchas” y que puede conducir a “que unas cuantas entidades entren en pérdidas y tengan problemas de solvencia” incluso ya en los dos últimos trimestres de este mismo año. Reportaje. El Confidencial 2010: LA PESADILLA DE LA BANCA. PROVISIONES MASIVAS Y DESPLOME DE MÁRGENES E. Segovia El próximo año da auténtico pánico a las entidades financieras españolas, porque va a suponer la verdadera prueba de fuego para la supervivencia de muchas de ellas. En efecto, el próximo año se van a juntar tres factores que van a hacer que la crisis 2009 parezca un juego de niños a su lado: la necesidad de dotar el grueso de la morosidad declarada en 2009 (lo cual va a acabar con todo el colchón de la provisión genérica), el hundimiento de los márgenes y el límite de las prácticas actuales para contener el crecimiento de la mora, sobre todo hipotecaria. Mucha gente se ha sorprendido por lo buenos que han sido los resultados del primer trimestre de este año en el conjunto del sector. En efecto, el crecimiento de la morosidad se ha frenado y las tasas de cobertura (porcentaje de la morosidad cubierto con provisiones) se han estabilizado, salvo excepciones. En cuanto a los márgenes, la caída histórica de los tipos de interés ha beneficiado extraordinariamente a bancos y cajas porque se ha reducido notablemente el precio al que los bancos captan el dinero, sea a través de depósitos o en los mercados mayoristas con emisiones de deuda, mientras que los créditos siguen a unos tipos estratosféricos, con unos diferenciales cada vez más amplios sobre el Euribor para cubrirse de los crecientes riesgos actuales. Además, la operativa en los mercados ha rendido unos pingües beneficios. Pero esta situación, aunque puede prolongarse algún trimestre más, tiene fecha clara de caducidad. Y esa fecha es 2010 como muy tarde, aunque el deterioro se va a hacer evidente ya antes de fin de año: ayer mismo, el Financial Timespronosticaba que este verano será mucho más complicado y que la morosidad alcanzará el 8% para el conjunto del sistema a fin de año. La banca debe provisionar los créditos morosos de acuerdo con dos calendarios: el corto, que comprende el crédito promotor, el de consumo y las hipotecas concedidas por más del 80% del valor de tasación, que se provisiona en dos años, el 25% del total del crédito en el ejercicio en que se produce el impago y el 75% en el siguiente; y el largo, donde sólo entran las hipotecas de menos del 80% de loan to value y otros préstamos con fuertes garantías, que se provisionan en seis años (y en los primeros apenas hay que hacer dotaciones). Eso significa que bancos y cajas pueden bandear este año porque sólo tienen que cargar en sus cuentas el 25% de los créditos declarados morosos este año, pero en 2010 tendrán que provisionar el 75% restante, lo cual puede ser catastrófico para muchas entidades. Es cierto que no toda esta morosidad irá por calendario corto, pero distintas fuentes del sector aseguran que el 80% de la nueva mora declarada en 2009 pertenece a esta categoría. En esta situación, no es de extrañar que la provisión genérica -el colchón que han constituido bancos y cajas en los años de bonanza- se vaya a acabar en 2010, si es que no se agota ya este mismo año. Sin provisión genérica, los bancos y cajas tienen que tirar del resultado para provisionar la morosidad, lo cual puede hacer que unas cuantas entidades entren en pérdidas y que tengan problemas de solvencia. De hecho, ya hay algunas que, salvo que cambien mucho las cosas, no tienen suficiente con los ingresos de este año más la genérica para provisionar toda la morosidad. Pero no es trata sólo de eso. Es que, a este durísimo impacto por el lado de los gastos, hay que sumar un fuerte descenso de los ingresos, es decir, de los márgenes de la banca. Porque a finales de este año habrá que revisar muchas hipotecas y créditos para adaptarlos a un Euribor al 1,68% frente al 4,35% de noviembre del año pasado (la mayoría de las revisiones a 1 de enero toman este valor porque todavía no es oficial el de diciembre). Es decir, casi 4 puntos de caída de margen de golpe y porrazo que dejarán de ingresar las entidades durante 2010. Además, este desplome no puede ser compensado por una caída del tipo que pagan en los depósitos porque ya han bajado todo lo posible este año. Luego los márgenes no tienen otro remedio que bajar, lo cual a su vez reduce los ingresos con los que contarán los bancos para hacer frente a las enormes provisiones del próximo año (…) Por tanto, se avecina un 2010 de pesadilla para muchas entidades, aunque el horror comenzará ya en 2009 para muchas. Y por si todo esto fuera poco, además seguramente llegará la famosa segunda oleada de morosidad en el segundo semestre de este año, centrada en las hipotecas y que está en función del aumento del paro. "Hay mucha más morosidad embalsada que la que reflejan las cifras oficiales porque se ha frenado con la compra de casas y de acciones de empresas en quiebra. Si un porcentaje muy elevado de eso entra finalmente en mora, el sistema quedará muy tocado en 2010. Y eso, sin tener en cuenta la segunda oleada de morosidad, que puede ser la puntilla para muchos", opina un directivo de una importante entidad. EL CONFIDENCIAL. 15-6-2009 Editorial. El Correo FONDO DE RESCATE La próxima creación del llamado Fondo de Reestructuración y Ordenación Bancaria (FROB) por parte del Gobierno, con el fin de intervenir sobre aquellas entidades financieras que pudieran encontraste en grave riesgo de inviabilidad, debe convertirse en un mecanismo eficaz que sea capaz de operar de inmediato y que cuente con la anuencia política y territorial suficiente como para que su aplicación no suscite divergencias interinstitucionales. Todo parece indicar que el Ejecutivo de Rodríguez Zapatero trata de impulsar una iniciativa ajustada a las necesidades más imperiosas, eludiendo incluir en los propósitos del decreto objetivos que pudieran generar controversia, como la reordenación legal de las cajas de ahorro. Pero parece indudable que la eficacia del nuevo fondo dependerá de que su uso no se vea cortocircuitado por intereses de orden partidario que, en aras al mantenimiento del control político de una u otra caja en dificultades, traten de postergar la adopción de medidas que eviten de inmediato su caída. De ahí que ninguna fuerza parlamentaria ni ningún gobierno autonómico pueda regatear al Banco de España las potestades con las que ha de contar para actuar en la observancia del interés común de todos los españoles, velando no sólo por la defensa de los depositantes de la entidad sobre la que intervenga, sino también, y especialmente, garantizando un uso del erario que redunde en beneficio de los contribuyentes o que, cuando menos, no suponga perjuicio alguno para los mismos. Es imprescindible que las instituciones financieras recompongan cuanto antes sus balances y sus cuentas de resultados, y para ello no debería demorarse la puesta en marcha del fondo. Pero también es necesario que tanto las entidades privadas como los poderes públicos emitan hacia la sociedad mensajes más precisos y de mayor transparencia. El Gobierno no puede seguir refiriéndose un día a la ejemplar solidez del sistema financiero español para, al siguiente, provocar la alarma sugiriendo que existen entidades en peligro. La creación del FROB exige una explicación cabal y convincente que dé confianza a la ciudadanía. Aunque para que sea así todas y cada una de las entidades financieras deben identificar con claridad los riesgos a los que están expuestas. EL CORREO. 15-6-2009 Opinión. El País LA CRISIS MÁS LARGA E INTENSA Joaquín Estefanía De acuerdo con las proyecciones, la actual crisis económica puede ser de las más largas e intensas de la historia: casi un lustro de padecimientos desde ese agosto de 2007 en que comenzaron las dificultades con un problema tan focalizado como los créditos subprime en EE UU, que sólo suponían el 15% del sistema hipotecario de ese país. Levantarse será una tarea muy larga para la que se requiere el concurso de las fuerzas políticas y agentes sociales. Los Gobiernos, por sí solos, serán incapaces de encontrar una senda de crecimiento adaptada a las nuevas circunstancias. El problema no es si se ha tocado fondo sino hasta cuándo durarán las estrecheces. Mirar hacia adelante, hacia lo que aún espera. Una de las mayores unanimidades obtenidas es que para salir de la gran recesión la condición necesaria es recuperar la sanidad del sector financiero. Muchos países parecen haber superado la mayor parte de los problemas de liquidez y solvencia de sus bancos a fuerza de avales públicos, compra de activos, grandes inyecciones de liquidez y de que los Gobiernos se quedasen con el capital de las entidades (socialización de pérdidas). Se utiliza el condicional "parece" porque el Fondo Monetario Internacional (FMI) advierte de que aún quedan bastantes activos tóxicos sin desvelar en las tripas de los bancos. En EE UU, una decena de grandes bancos han pedido permiso para empezar a devolver el dinero público utilizado en sanearlos, con el objeto de recuperar la libertad de acción perdida con la intervención gubernamental. En España, por la fortaleza de su sistema financiero y la intensidad de su supervisión, apenas hemos tenido en el pasado esos quebraderos. La paradoja es que pueden llegar ahora, cuando los demás los están superando. Casi agotadas las provisiones genéricas (el colchón de que se dotaron en tiempos de bonanza), el sector empieza a padecer con toda la intensidad los efectos de la recesión en materia de morosidad particular (por el crecimiento del desempleo), impagos inmobiliarios (concursos de acreedores de las grandes promotoras y parón de la construcción y compraventa de viviendas), reducción de los márgenes por la caída de los tipos de interés y la revisión de muchas hipotecas y créditos para adaptarlos a la caída del Euríbor, etcétera. El futuro parece menos esplendoroso que el presente. Para abordar estas cuestiones y evitar un riesgo sistémico, el Gobierno quiere disponer de un nuevo instrumento, a añadir a los avales a las emisiones privadas, la compra de activos, las fusiones de entidades y el uso de las inyecciones del Fondo de Garantía de Depósitos. Se trata de la creación de un Fondo de Reestructuración y Ordenación Bancaria (FROB), con capacidad de hasta 90.000 millones de euros, utilizables en la recapitalización de las entidades más débiles. Conforme avanzan las dificultades crece la urgencia de disponer de este instrumento, que necesita del consenso parlamentario para ponerlo en práctica. Pero los problemas que tenemos por delante no se ajustan al sector financiero. El cuadro macroeconómico presentado por el Gobierno el pasado viernes señala con toda su crudeza la magnitud de la recesión. Según estas previsiones, el paro seguirá afectando en el largo plazo (al menos hasta el año 2012) a más del 17% de la población activa, una cifra estructural que dobla a la de cualquier país de nuestro entorno, con caídas del consumo privado, la inversión, la demanda nacional, las exportaciones y las importaciones, y un déficit público que este año puede llegar al porcentaje récord del 10% del PIB. En este entorno se puede prever que las subidas de los impuestos que afectan al tabaco y al alcohol tan sólo serán las primeras de otras varias, como está sucediendo unánimemente a nuestro alrededor. Máxime si la prioridad de la política económica del Gobierno sigue siendo, como tantas veces ha expuesto el presidente, proteger a los más afectados por la recesión. El mismo día en que el Consejo de Ministros rebajaba de forma drástica las previsiones económicas para la economía española, el FMI revisaba al alza, por primera vez desde el estallido de la crisis, sus cálculos de crecimiento mundial (un 2,4% en el año 2010), y el Banco Central Europeo indicaba que la recuperación llegará a Europa a mediados del año próximo. Lo que subraya explícitamente el retraso del ciclo económico en nuestro país. Lo que tenemos por delante va a ser más largo que lo que ya hemos pasado. EL PAÍS. 15-6-2009

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