Obama retrasa la retirada de Irak a agosto de 2010

19 meses para cimentar las garras

Barack Obama fue ayer al grano. Ante la Cámara de Representantes, y en un discurso donde la polí­tica exterior sólo ocupó un pequeño espacio, el presidente sólo habló de Irak. Hoy la Casa Blanca anunciará un plan de retirada en 19 meses para dejar un Irak estabilizado, y con unas instituciones polí­ticas sólidas que puedan evitar la caí­da permanente en una espiral de violencia. Obama anunció «una nueva estrategia de salida de Irak que entregue el paí­s a sus ciudadanos y que acabe esta guerra de forma responsable». ¿Este es el objetivo del nuevo y afamado presidente? ¿Dejar una sólida y legí­tima democracia en el paí­s árabe?

El lan es fruto de un compromiso entre los 16 meses que prometió Obama en su campaña y los 23 meses que solicitaban los mandos del Pentágono para una retirada de Irak con garantías de seguridad. Ahora Washington dispone de 19 meses para dejar un ejército y una policía bien entrenada y capaz de mantener a raya a las distintas facciones insurgentes del pantano iraquí. Y lo más importante: un Estado y unas instituciones políticas fuertemente intervenidas y vinculadas a los centros de decisión hegemonistas, pero cuyo control sea lo suficientemente sutil para dotarle de cierto grado de credibilidad y legitimidad entre las masas. Algo doblemente difícil: prácticamente habrá que entrenar a una varios miles de hombres al mes a partir de ahora y convencer al castigado y malherido pueblo iraquí que el gobierno, después de seis años de ocupación norteamericana tiene algún grado de autonomía.El objetivo, en lo que se refiere a la "seguridad", lo dejó claramente establecido ayer el teniente general John Kelly, que ha logrado bajar sensiblemente los niveles de insurgencia al oeste del país. "El objetivo de erradicar por completo la violencia de Irak es inalcanzable", dijo Nelly, "pero se puede llegar a un nivel de violencia que sea manejable por la policía iraquí y el ejército", explicó.En seis años de ocupación militar, han muerto 4250 soldados estadounidenses, lo cual ha desencadenado el "síndrome de Vietnam" en EEUU. Pero no son nada comparados con el más de millón de muertos en la invasión y el posterior infierno de violencia y de atentados que lleva sufriendo la población iraquí.Pero la retirada de Irak nada tiene que ver con las piadosas palabras de Obama de "devolver la soberanía y restaurar la democracia". El verdadero problema de la Casa Blanca está a los dos lados de la frontera entre Afganistán y Pakistán, y el repliegue norteamericano en Irak busca reagrupar la suficiente fuerza –en hombres y en material bélico- para poder reconducirlo a la pieza afgana, la verdadera herencia irrenunciable de la era Bush.

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