Cómic

11-M. La novela gráfica

Antoni Guiral y Pepe Gálvez son los responsables del difí­cil reto de adaptar este suceso que conmovió y cabreó sobremanera a la sociedad española, en una historia en viñetas. La primera dificultad fue sin duda la de lanzarse a dialogar con algunas de las ví­ctimas que no veí­an nada «serio» lo de que su historia apareciera en un tebeo. El resultado da la razón a los autores, que vieron en el medio la capacidad para transmitir todas esas sensaciones. Pilar Manjón se encarga de realizar el prólogo de una obra que huye del morbo y de los datos más o menos probados en la polémica sentencia, y que utiliza como hilo conductor la tragedia personal de los centenares de ví­ctimas, cumpliendo con el compromiso que habí­an adquirido los promotores del proyecto.

Para emezar encontramos los nombres de las 191 víctimas del salvaje atentado, ocupando dos páginas del álbum. Toda una declaración. "Muchos se han bajado de los trenes, pero millones más siguen cada día acompañándonos y un cómic como éste es un abrazo solidario para el recuerdo", asegura Manjón en su prólogo, madre de una de las víctimas. Esta idea tiene su primera expresión en la portada del libro, que muestra decenas de velas colocadas en un andén en homenaje a las víctimas, bajo una pancarta en la que se lee un mensaje de solidaridad: "¡En esos trenes íbamos todos! Siempre estaréis en nuestra memoria". Los guionistas se han planteado el lenguaje gráfico como un medio ideal para ayudar a entender lo que pasó, plantear por qué pasó y entender la repercusión de un suceso que no es ajeno y que rompió la vida de una población. El paso de los años no tiene porque borrar el recuerdo de tan indignante suceso, y los autores han querido devolver esas historias personales a las estanterías de las librerías, de una forma accesible y popular. El punto de partida de la historia es precisamente la lectura de la sentencia, a partir de este momento nos adentramos en las particularidades de la realidad desde el punto de vista humano a través de tres personajes ficiticios: Un periodista que ve los hechos desde fuera, un familiar que cuenta sus propias experiencias y un policía que es, según Gálvez, "la excusa narrativa" que les ha permitido contar todos los detalles policíacos de la investigación, han servido de recurso a los autores para hilar la trama y propiciar una lectura más ágil. El apartado gráfico corre a cargo de Joan Mundet y Francis González, que han creado un estilo particularmente realista, cercano a la fotografía periodística, para cargar de verosimilitud al texto. Viñetas con un importante merito artístico, pero que además son completamente fieles a cada uno de los escenarios en los que transcurre la historia, añadiendo una especie de valor documental. En este sentido el álbum si se asemeja a la versión americana en cómic de los atentados del 11-S, Jacobson y Colon, titulada “The 9/11 report: a graphic adaptation”. Aunque esta se limitaba a un relato de los hechos, una transcripción de los sucedido, mientras que el tebeo español intenta dar una imagen más completa de la realidad, centrada en la visión más humana.

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