Durante demasiado tiempo se ha difundido un pensamiento que considera retrógrada cualquier defensa de la unidad, y progresista todos los proyectos de ruptura, aunque enarbolen las banderas más reaccionarias. Estas ideas no solo deforman la historia, sino que se enfrentan a los valores históricamente defendidos por la izquierda más revolucionaria.
En unos momentos donde desde las fuerzas más reaccionarias se intenta imponer una independencia unilateral que es un ataque frontal contra los intereses de las clases populares, es el momento de que los revolucionarios encabecemos la denuncia de los intentos de ruptura, y defendamos la unidad de todo el pueblo trabajador desde nuestros intereses comunes.
1.- Somos una misma clase obrera y un mismo pueblo trabajador, en Cataluña y en el resto de España, con los mismos intereses y enemigos comunes.
Un obrero de Vallecas o de Hospitalet no pertenecen a “dos naciones enfrentadas”, forman parte de una misma clase obrera y un mismo pueblo trabajador.
Su unidad se basa en los intereses compartidos, frente al dominio tanto de la oligarquía española como del capital extranjero y las grandes potencias, que han atacado a las clases populares tanto en Barcelona como en Madrid.
Y esa unidad se ha forjado en una lucha común durante siglos, desde la invasión napoleónica a la IIª República y la guerra contra el fascismo, en las huelgas y movilizaciones obreras conjuntas, durante los 40 años de dictadura franquista hasta la lucha contra los recortes…
Los que ahora levantan muros y divisiones entre el pueblo, sustituyendo la división en clases por el enfrentamiento entre “catalanes” y “españoles”, trabajan por enfrentar a los trabajadores catalanes con el conjunto de trabajadores españoles, y al pueblo catalán entre sí.
2.- Fortalecer la unidad del pueblo trabajador es la premisa indispensable para cualquier proyecto de cambio en defensa de los intereses populares.
Los recortes afectan por igual al 90% de la población en Barcelona o en Madrid, el saqueo impuesto desde el FMI o la UE, y del que también participa la oligarquía española, se ha ejecutado tanto en Cataluña como en el resto de España.
Necesitamos unidad para defender las pensiones públicas, frente a la ofensiva por recortarlas o privatizarlas, para acabar con el atraco a los salarios, impuesto a través de sucesivas reformas laborales, para mejorar la sanidad y la educación públicas, deterioradas a golpe de recortes, para liberarnos del sometimiento a los mandatos de la OTAN, la Troika o el BCE.
Cualquier proyecto revolucionario, cualquier intento de cambio social, exige fortalecer la libre unidad del conjunto del pueblo trabajador español.
3.- La independencia solo beneficia a quienes pretenden imponernos a la población un saqueo y un dominio todavía mayor.
Se ha difundido entre la sociedad catalana la falsa idea de que la independencia crearía mejores condiciones para un cambio social. La realidad es exactamente la contraria.
Los ataques contra las clases populares que en Cataluña no vienen determinadas por “el centralismo español”, sino por unas imposiciones del FMI o la UE que los gobiernos de Rajoy o de Mas y Puigdemont han ejecutado sumisamente, mientras salvaguardaban los beneficios del Banco de Santander o La Caixa.
En una Cataluña separada del resto del pueblo trabajador español, las clases populares serían más débiles, tendrían menos capacidad para defender sus intereses. Mientras que en una Cataluña empequeñecida los centros de poder internacionales podrían imponer sus dictados con mayor facilidad. Y los Mas, Puigdemont y Pujol, convertidos en clase dominante en el nuevo Estado, tendrían mucho más poder para ampliar sus privilegios a costa de toda la población.
4.- Una Cataluña segregada de España seria menos independiente y menos soberana, estaría más dominada por el capital extranjero y más intervenida por los grandes centros de poder imperialistas.
Los Mas y Puigdemont quieren una Cataluña segregada de España, pero no independiente.
Han reiterado ante Washington que una Cataluña independiente seguiría acatando los mandatos de la OTAN, a pesar de que en el referéndum de 1986 el pueblo catalán votó NO. ¿Es que acaso en las cuestiones que afectan al imperio no existe “derecho a decidir”?
Las cabezas del independentismo han presentado como modelos a Luxemburgo -cuya única razón de existencia como Estado es ser un paraíso fiscal de los grandes capitales, o a Dinamarca, sometida tanto a las exigencias de la OTAN como a los dictados de Bruselas.
Los principales explotadores y opresores de Cataluña vienen del extranjero. Liberarse de su dominio exige fortalecer la unidad con el resto de la clase obrera y el pueblo trabajador para conquistar una España independiente, que decida de verdad su futuro, y donde Cataluña pueda ser auténticamente soberana.
5.- Quien encabeza y dirige la independencia son los sectores más reaccionarios, antipopulares y antiobreros, representados por los Puigdemont, Mas y Pujol.
Los diputados de la ex Convergencia han apoyado a Rajoy en el Congreso para aprobar el “rescate” de la banca con el dinero público, la reforma laboral, la reforma de las pensiones, los recortes en sanidad y educación, o recientemente el decreto contra los trabajadores de la estiba.
El de Mas y Puigdemont es el gobierno autonómico que más recortes ha ejecutado en los últimos años, por encima incluso del gobierno madrileño encabezado por Esperanza Aguirre.
Las tramas corruptas permiten a los grandes capitales asaltar los presupuestos públicos a cambio de “mordidas” como las del 3%.
Han constituido una auténtica “burguesía burocrática”, que vive de parasitar el dinero público y utiliza el poder autonómico para imponer sus intereses a toda la sociedad catalana.
6.- Una Catalunya de verdad lliure i plena solo es posible conquistando, codo con codo con el resto del pueblo español, una España al servicio de los intereses populares.
Los momentos en los que Cataluña ha avanzado realmente en su autonomía y soberanía ha sido cuando más se ha unido con el resto del pueblo español para defender sus intereses comunes. Sucedió en la IIª República, en la lucha antifranquista o en la transición.
Sólo será posible una Cataluña más justa, con plenas libertades y reconocimiento de su identidad propia dentro de una España soberana y de progreso, plural, profundamente democrática y unida.
Un referéndum controlado por los Mas y Puigdemont, que oculta su objetivo real, imponer una independencia unilateral, impide que el pueblo catalán pueda de verdad decidir libremente su futuro.
7.- No es verdad que exista en Cataluña una “mayoría independentista”. Cuando ha tenido ocasión de pronunciarse la clase obrera y el pueblo trabajador lo ha hecho abrumadoramente contra la fragmentación y por la unidad.
En las sucesivas elecciones, en Barcelona y su cinturón industrial, donde se concentra la clase obrera y el pueblo trabajador, y el 43% de la población de Cataluña, el voto se ha pronunciado claramente contra la fragmentación, percibiendo la ruptura como un ataque contra sus intereses.
En Cataluña, como en el conjunto de España, ha emergido una mayoría de izquierdas que coloca en primer plano, no la independencia o el referéndum sino la lucha contra los recortes o frente a los abusos de los bancos o la clase política.
Esta mayoría social catalana está enfrentada a lo que significan los Mas, Puigdemont y Pujol, y unida a los anhelos de un cambio real que recorre toda la geografía española.
MD dice:
Es revolucionario partir de la teoría y ligarla con la práctica. Ya lo decía Lenin. Pero yo no voy a plantear mis argumentos desde una posición ideológica, que la tengo, como comunista, ni tampoco a través de cuestiones teóricas o científicas, que las hay. Porque ya está planteado en este excelente artículo, solo quiero añadir un ejemplo. He conocido directamente a personas en Cataluña que por manifestarse abiertamente en contra del secesionismo, del nacionalismo y de sus poderosos aparatos políticos y de financiación adscritos a la burguesía burocrática catalana, ahora, más recientemente contra el Referéndum del 1 de Octubre, han tenido problemas en su trabajo o han sufrido represalias. Esto es muy común en entornos más cerrados o endogámicos como las poblaciones pequeñas, por ejemplo. Cuando existe tensión, represión, no hay libertad para expresarse y, sobre todo, actúa el aparato ideológico para imponer taxativamente la orientación a seguir y las ideas a asumir, ocurre que una inmensa mayoría de la población se ve obligada a invisibilizarse o a esconderse por miedo. Con el referéndum-estafa ocurre algo similar, y es un contrasentido. Vulnerando y cambiando la ley de forma partidista y oportunista, no dejando hablar a las fuerzas parlamentarias de la oposición, impidiendo debates, participación, etc, está claro que es imposible decidir en libertad. Pero es que el problema no es ya en sí mismo una cuestión formal o legalista, el PDeCAT y Junts Pel Sí quieren hacer una declaración unilateral de independencia valiéndose de la premisa del poder. Por lo demás, y ahora sí quiero hacer alusión a lo ideológico, ¿qué pensaría Marx, Companys, Pasionaria o José Díaz si levantaran la cabeza? Probablemente que la argucia del Régimen burocrático catalán, que es de derechas y aplica recortes a la inmensa mayoría de la población, utiliza un burdo invento que solo les puede servir a ellos para perpetuarse. De ahí que debamos poner todas las fuerzas en tensión, unirnos y luchar hasta el final.
Gran artículo.
felis dice:
En ora vuena, mui acertado.
De kualkier forma lo mismo que el nazionalismo nos divide a los travajadores de toda España, tanvien nos divide a los travajadores de otros paises.
Los partidos i organizaziones de izkierdas en lugar de averse dedikado a crear organizaziones nazionales, vien podrian averse dedikado a crear organizaziones supranazionales.Komo sienpre se a dicho PROLETARIOS DEL MUNDO UNIROS.