Música

Zahara y la cotidianidad

Anoche se estrenó, por segunda vez, Zahara, en la Fnac de Callao en Madrid. De la mano de Carlos Jean, esta joven cantautora de Jaén irrumpe presentando lo cotidiano como composición, once canciones contenidas en «La fabulosa historia de la chica que perdió el avión». Un descubrimiento dulce con pretensiones de «Amaral sureña» y encandile de lolita sin pretensiones. Un pop sencillo, a veces demasiado desnudo, que invita a la sonrisa pero que ha atravesado brasas casi sin darse cuenta. O eso parece

Con tres conciertos revios – este mes, el 8 en Valencia, el 10 en Sevilla y el 15 en Barcelona -, Zahara presentó su primer disco el pasado 17 en la Sala Sol de Madrid. La joven cantautora, original de Úbeda, lleva algo más de diez años viéndoselas con la intención de vivir de la música; desde que ganó uno de esos concursos de cantautores en los que todos le doblan la edad.Transmite tranquilidad y la sensación de que si tuviera una fiera delante se haría la loca, como un cazador miope que la busca pero es incapaz de verla. Saber, saber, sabe mucho, pero es el tono de sus melodía y el contenido de sus canciones el que engaña."He tocado en una hamburguesería, donde oía más los pedidos de la gente que a mí misma con el amplificador. Y recuerdo otro bolo en un pueblo de la Alpujarra, en la fiesta de la castaña. En mitad de la actuación oí a una señora gritar: “¡Mari, vente, que ya está cantando la niña!”. Siempre he dicho que sí a todo y claro, te ves metida en tinglados un poco raros" – en una entrevista para El Mundo -.Se ha curtido, sí. Pero los temas que elige son del día a día más liviano. El propio título del disco nace exactamente de ahí: "Era el primer vuelo que me pagaba Universal. Regresaba a casa muy emocionada por haber venido a Madrid, para reunirme con el jefe del sello. Imagínate, la chica de provincias tras su paso por la ciudad, en una T4 recién inaugurada. Al llegar a facturación me dijeron que el acceso estaba cerrado. Y yo no lo entendía porque todavía faltaba media hora para el despegue. Entonces me explicaron que el embarque se cerraba con antelación. Vamos, lo que todo el mundo sabe de los aviones yo me enteré allí, perdiéndolo. Me sentí tan avergonzada que empecé a llorar. Es que no puede ir por la vida con semejante pachorra".Lo cierto es que nunca la cotidianidad fue gemela de lo liviano, pero ella elige mostrarla. Incluso al cantar algunas tristezas parece que nada pasa. Es una traba para el enganche, pero también un gancho. Para entenderlo es imprescindible verla en directo, y conocer su pasión por Faemino y Cansado.

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