Pero lo que oculta es que esos 450 millones serán ahora pagados por los sectores más débiles y necesitados de atención médica: jubilados, dependientes y enfermos crónicos. Que al conjunto de recortes y ajustes deberán sumar ahora el pago de este auténtico «impuesto sobre los años de vida» que Ana Mato ha decidido aplicar.
Y esto, en el mejor de los casos. Porque habrá otros muchos en que los pacientes renuncien a comprar medicinas que son esenciales para su salud por falta de recursos económicos. Exactamente lo mismo que está ocurriendo con el copago farmacéutico. Desde que se implantó el 1 de julio, los medicamentos han subido un 36% su precio. Lo que ha provocado incluso la denuncia de la nueva Defensora del Pueblo, Soledad Becerril, una histórica dirigente del PP, que reclama que no se cobre por adelantado los fármacos a los pensionistas. La ecuación es tan simple como criminal. El ministerio ahorra en medicamentos y así libera recursos para que el Estado pague el servicio de la deuda a la banca nacional y extranjera. Tú tienes que correr con ese gasto, si dispones de recursos para ello. Si no, tendrás que pagar en “especies”, es decir, en años de vida. Y un tercero, las aseguradoras médicas privadas hacen su agosto. Sólo en Cataluña subieron sus ingresos un 6% en 2011.