En el país más pobre de una opulenta región se entrecruzan algunas de las contradicciones más explosivas, y sobre todo sufre la maldición de ocupar un papel clave en una de las rutas comerciales más valiosas del planeta, por eso su control es tan importante.
En 2011, una revuelta que formaba parte del movimiento conocido como “primavera árabe” desalojó del gobierno al presidente Ali Abdalá Saleh. Se buscaba estabilizar un país corroído por una dictadura de facto instalada durante 33 años.
Pero, como ocurrió en Libia, Egipto, Túnez o Siria, la primavera pronto se transformó en invierno. EEUU tomo de forma directa y pública el mando de la transición. El resultado de sus “gestiones” ha sido conducir al país a una guerra que estalló en marzo de 2015 y que es cada vez más virulenta.
Los milicianos de Ansarullah, o Partidarios de Dios, más conocidos como Huthis, representantes de la comunidad chií -un tercio de la población yemení- históricamente discriminados se han rebelado ante la posición subalterna a que era condenado en el nuevo régimen.
A lo que se une el avance, en una situación de desgobierno, de Al Qaeda en la Península Arábiga. O la reorganización de un sector del ejército todavía leal al expresidente Saleh.
Ante esta situación explosiva, la alternativa de EEUU ha sido la de encomendar -como ocurrió en Bahrein, aplastando a sangre y fuego una rebelión popular- a la intervención militar de una coalición de países del Golfo encabezadas por Arabia Saudí.
Los bombardeos de la coalición han sido responsables de la mayoría de víctimas civiles, culminada con los 160 asesinatos tras atacar un funeral.
Un conflicto que, según denuncia Naciones Unidas, ha provocado 10.000 muertos -el 60% de ellos civiles-. Junto a, en una población de 26 millones de habitantes, 3,2 millones de refugiados y 14 millones en situación de inseguridad alimentaria.
¿Por qué se ha desatado una cruel guerra en el país más pobre de la península arábiga, donde no existe petróleo?
EEUU solo ha intervenido directamente en Yemen cuando uno de sus barcos fue atacado en el estrecho de Bab el Mandeb. Es la llave que comunica el mar Rojo con el océano Índico y por el que transita un 38% del tráfico marítimo mundial y una parte sustancial del petróleo y el gas licuado que se envían a Europa desde el golfo Pérsico.
Una de las arterias principales del comercio mundial, en cuyo control Yemen ocupa un papel clave. Esta es la razón última de esta guerra, y de la implicación norteamericana en ella.
David dice:
Me parece genial que cuiden su territorio haría lo mismo si mi país tuviera mar