«El cansancio de ocho años de gastos de guerra es tan comprensible como el pesimismo acerca de un lugar como el Yemen. Pero la idea de que Estados Unidos y sus aliados no pueden o no deben emprender un esfuerzo concertado para construir la gobernabilidad y el desarrollo económico en éste o en otro Estado fallido o débil es peligrosamente errónea».
En cuanto a las reocupaciones de Obama sobre el equilibrio y lo inasumible, Estados Unidos sigue gastando mucho menos en defensa, como porcentaje del Producto Interior Bruto, de lo que lo hizo durante la Guerra Fría; y el gasto de guerra disminuirá considerablemente en los próximos años, a medida que las fuerzas de EEUU abandonen Irak. (THE WASHINGTON POST) RIA-NOVOSTI.- Los resultados obtenidos en el ámbito militar durante 2009 impresionan. El desarrollo militar en 2009 estuvo vinculado con la crisis económica mundial que introdujo correctivos en los planes de las fuerzas armadas a escala mundial. EEUU, debido a la crisis global, tuvo que introducir modificaciones en su política militar. La crisis afectó al programa de rearme del Ejército ruso. La cantidad de pedidos de fabricación de armamento aumentó en comparación con el periodo pasado, pero, debido al retraso con la aprobación del presupuesto, muchas fábricas permanecieron inactivas durante la mayor parte del año, lo que ralentizó la realización de programas. EEUU. The Washington Post Por qué es malo descartar la construcción de la nación en Yemen El sombrío estado socio-económico de Yemen inspira la desesperación en algunos de aquellos que están considerando qué se puede hacer contra las bases de Al-Qaeda en ese país. Es el mismo derrotismo que infecta la discusión de otros refugios del terrorismo: Afganistán, Pakistán y Somalia. Los expertos reconocen que el mal gobierno, o su no existencia, la pobreza extrema, y el proselitismo sin control y la intimidación por parte de los extremistas islámicos crean las condiciones en las que Al Qaeda puede entrenar y reclutar combatientes y preparar ataques contra Estados Unidos. Pero es poco lo que se puede hacer, según ellos, más allá de montar operaciones de contraterrorismo destinadas a matar a algunos de sus militantes. Atacar los problemas de raíz, insisten, es misión de tontos: Estados Unidos no tiene ni los métodos ni los medios para convertir a Yemen, Somalia o Afganistán en Estados estables. El presidente Obama a veces parece contagiado por esta actitud. Está clara y seriamente comprometido en la lucha contra lo que él llama “la guerra contra al-Qaeda” y ordenó recientemente una importante expansión de las operaciones militares y civiles en Afganistán. Sin embargo, en el mismo discurso en el que anunció esa estrategia, dijo que había rechazado, “objetivos que están más allá de lo que puede lograrse a un coste razonable” y dijo que tenía la intención de modificar el equilibrio entre las inversiones en seguridad nacional y la economía nacional. “No podemos darnos el lujo de ignorar el precio de estas guerras”, dijo. “La nación en la que estoy más interesado en su construcción es la nuestra”. El cansancio de ocho años de gastos de la guerra es tan comprensible como el pesimismo acerca de un lugar como el Yemen, donde hay una gran explosión demográfica, los recursos se están agotando, los conflictos internos van en aumento y existe un gobierno reacio a trabajar muy de cerca con Washington. Pero la idea de que Estados Unidos y sus aliados no pueden o no deben emprender un esfuerzo concertado para construir la gobernabilidad y el desarrollo económico en éste o en otro Estado fallido o débil es peligrosamente errónea. Ignora el hecho de que solo las operaciones de lucha contra el terrorismo no pudieron detener a Al-Qaeda en Afganistán antes de 2001 y no han podido impedir un crecimiento constante más fuerte en Yemen y Somalia. También ignora la larga historia de éxitos de EEUU en la lucha contra amenazas a la seguridad nacional con inversiones exteriores para el desarrollo y el buen gobierno. El Plan Marshall después de la Segunda Guerra Mundial reconstruyó a los países europeos del desastre, la Alianza para el Progreso ayudó a prevenir a las naciones latinoamericanas de sucumbir al comunismo. Incluso ahora, la administración de Obama está comprometida a gastar 6.700 millones de dólares este año para combatir el SIDA en el extranjero, principalmente en países donde Al Qaeda está ausente y que están en una situación mucho mejor que Yemen o Somalia. En contraste, el desarrollo y la ayuda militar a Yemen el año pasado fue de menos de 70 millones de dólares. En cuanto a las preocupaciones de Obama sobre el equilibrio y lo inasumible, Estados Unidos sigue gastando mucho menos en defensa, como porcentaje del Producto Interior Bruto, de lo que lo hizo durante la Guerra Fría; y el gasto de guerra disminuirá considerablemente en los próximos años, a medida que las fuerzas de EEUU abandonen Irak. Hay mucho que Estados Unidos y sus aliados árabes y europeos podrían hacer en el Yemen. Poco se ha hecho para preparar al país para un futuro en que sus suministros de petróleo y agua pueden desaparecer. Como mediador externo podría aliviar la guerra del gobierno contra los rebeldes Houthi en el norte y el conflicto cada vez más violento con los opositores políticos en el sur. Los medios de comunicación independientes y los grupos de la sociedad civil que tratan de ampliar las libertades políticas podrían ser apoyados y protegidos. Las fuerzas del Gobierno podrían ser no sólo capacitadas en las operaciones de lucha contra el terrorismo, sino en misiones más amplias de contrainsurgencia, centradas en la protección de la población, que se han convertido en el modelo para Irak y Afganistán. Todo esto sería costoso y llevaría tiempo. Pero, como en Afganistán, la alternativa es aplicar una política que no va a derrotar a Al-Qaeda. THE WASHINGTON POST. 11-1-2010 Rusia. RIA-Novosti Síntesis de acontecimientos claves en el ámbito militar en 2009 Ilia Kramnik Los resultados obtenidos en el ámbito militar durante 2009 impresionan. El desarrollo militar en 2009 estuvo vinculado con la crisis económica mundial que introdujo correctivos en los planes de las fuerzas armadas a escala mundial. EEUU, debido a la crisis global, tuvo que introducir modificaciones en su política militar. Washington redujo drásticamente las compras y recursos asignados para los trabajos de investigación y diseño del nuevo armamento y material de guerra, lo que afectó al ambicioso programa FCS (Future Combat System). La polémica desatada en torno a los cazas F-22 en 2008, acabó por paralizar su fabricación. El Ejército del Aire estadounidense recibirá los 183 aparatos encargados, pero no prevé hacer más compras. La iniciativa de fabricación del nuevo caza bombardero F-35, cuyos productores no desean reducir el precio de estos aparatos, a pesar de sus promesas, también suscitó acalorados debates. La crisis afectó al programa de rearme del Ejército ruso. La cantidad de pedidos de fabricación de armamento aumentó en comparación con el periodo pasado, pero, debido al retraso con la aprobación del presupuesto, muchas fábricas permanecieron inactivas durante la mayor parte del año, lo que ralentizó la realización de programas. El nuevo submarino portamisiles de propulsión atómica "Yuri Dolgoruki" no entró en servicio operacional debido al fracaso de todos los lanzamientos de prueba del misil Bulavá, destinado para este sumergible Los fabricantes tardan en suministrar otro armamento moderno a la Fuerzas Armadas de Rusia debido a las dificultades enfrentan a la hora de la montar la producción en serie de nuevos modelos. Pese que el Gobierno ha aumentado los recursos para los trabajos I+D, Rusia todavía no logró superar las consecuencias de la insuficiente financiación de la industria nacional de Defensa en los años 90. En 2010, concluirá el primer quinquenio de ejecución del programa federal ruso de fabricación de armamento y material para el período de 2006-2015. A juzgar por todo, este programa fracasaría en materia de suministros del nuevo material, incluidos los bombarderos Su-34, helicópteros Mi-28N, submarinos del proyecto 677, sistemas de misiles antiaéreos S-400, etc. Como consecuencia, el parque del material bélico continuará haciéndose obsoleto, lo que puede afectar gravemente la disponibilidad operacional de las FF.AA rusas en los próximos 20 años. Para evitarlo es menester tomar medidas drásticas, por ejemplo, importar armamento de otros países. En 2009, Rusia empezó a ventilar la posibilidad de adquirir un buque anfibio de desembarco francés tipo Mistral. Todavía no se sabe si el Ministerio de Defensa firmará este contrato, porque, según expertos, Mistral tiene que ser adaptado bastante para la Marina de Guerra rusa. Las negociaciones ruso-estadounidenses sobre los términos del nuevo Tratado de reducción de armas ofensivas estratégicas (START) fueron el elemento más importante de 2009 en el desarme nuclear. A pesar de serias desavenencias, las partes consensuaron varias condiciones clave, incluyendo el número de ojivas nucleares y vectores estratégicos, las normas de cómputo y cancelación de límites sobre las áreas de emplazamiento de misiles estratégicos en plataformas móviles rusos. Rusia considera como prioritaria la tarea de modernizar su arsenal nuclear estratégico, acelerando a tales efectos los ritmos de producción de misiles estratégicos, destinando recursos para diseñar vectores capaces de sustituir misiles soviéticos cuya vida útil está a punto de expirar. Sin embargo, es imposible defender el país sólo con armas estratégicas, ineficaces en conflictos locales. Para mantener su capacidad de defensa Rusia necesita realizar un importante rearme del Ejército. La recién iniciada reforma de las FF.AA. de momento ofrece escasos resultados. RIA-NOVOSTI. 31-12-2009