En los últimos días se han acelerado los acontecimientos y se ha incrementado la crispación y el enfrentamiento. Primero se generó un gran revuelo alrededor de la figura del relator, después alrededor de la manifestación en Colón en Madrid convocada por Casado y secundada por Rivera y Abascal y luego con la posibilidad de elecciones anticipadas. Cuando hay tanto río revuelto siempre hay que preguntarse a qué se debe y cuáles son las corrientes que provocan la situación.
El furor de Casado estos días no se debe a una reacción ante unas inexistentes “cesiones al independentismo” por parte del gobierno, sino a un nuevo intento por acabar a cualquier precio con el actual gobierno de Pedro Sánchez, justo en el momento en que está en juego la aprobación de los presupuestos. Unos presupuestos que distan mucho de ser una alternativa de redistribución de la riqueza como la que Recortes Cero defendemos, pero que indudablemente introducen una serie de mejoras en las condiciones de vida de la mayoría de la población.
Lo que está en juego no es una “traición” a España de Pedro Sánchez a favor de los independentistas. De hecho el procés” por el momento está cada día más debilitado; fue muy significativo que al “Consell de la República” impulsado por Puigdemont de un objetivo de un millón de adhesiones, sólo se apuntaran 50.000; y las movilizaciones en la calle cada vez son más escasas, incomparables con las de hace un año.
Lo que está en juego son otras cosas: si se va a mantener una línea para subir progresivamente las pensiones, después de años en los que se ha degradado su poder adquisitivo con los famosas “subidas” del 0,25% de Rajoy; una subida para la dependencia y otro tanto para la educación o acabar con los copagos sanitarios… Al parecer, no se puede permitir que, aunque sea limitada y parcialmente, un gobierno avance en satisfacer demandas populares en salarios, pensiones y sanidad. Y en este objetivo se han unido Casado y Rivera con Torra y Pugidemont.
Los presupuestos, el factor Trump y el suspenso de Casado
Escribo 48 horas antes de saber lo que finalmente pasa con la aprobación de los presupuestos. Muy probablemente no se aprueben. Pero quien sí ha recibido ya un suspenso a su estrategia de enfrentamiento y crispación es Pablo Casado: este domingo en Madrid por la asistencia a la concentración que tanto empeño había puesto en convocar contra el gobierno, muy por debajo de lo que se esperaba. Desde luego incomparable con las movilizaciones del 8 de marzo, ni del 15- M, ni nada similar. No parece, como advertía ayer Pablo Iglesias valorando la manifestación, que “la contrarevolución reaccionaria sea un movimiento ideológico profundo en nuestras sociedades”. Yo diría más bien que, más que un movimiento que tenga su fuerza en lo ideológico y en nuestras sociedades, es un movimiento que tiene su fuerza, y su cartera, en el poder político y económico de Estados Unidos. Promovido por Bannon, uno de los principales asesores de Trump, que lleva meses organizando una red de partidos de extrema derecha o como les llaman algunos analistas: “Los Bannon boys”. Y se ha hecho público en los últimos días que VOX fue financiado por una organización de la oposición iraní conectada con la CIA. No parece por tanto, insisto, que esta contrarevolución nazca en nuestras sociedades.
Nada de lo que está pasando en España ni en Europa se puede entender sin el “factor Trump”. La línea que actualmente dirige la Casa Blanca trabaja activamente por dividir y enfrentar a los países y a los pueblos para imponer sus condiciones “de uno en uno”. Es una estrategia que nace de su debilidad pero muy peligrosa. Siguiendo esta pista podemos entender el Brexit, el impulso a los partidos de extrema derecha, el enfrentamiento diplomático entre Francia e Italia, y la nueva línea de Casado en el PP con su “estilo” bronco y faltón: dividir, dividir y dividir esa es la consigna.
Tres cuestiones clave ante esta situación
Ante esta situación hay tres cuestiones clave. La primera es la movilización de todos los progresistas para defender la unidad contra los recortes, la unidad para defender nuestros derechos y libertades, ninguna persona progresista debe ser indiferente ni mirar hacia otro lado en estos momentos en cada movilización, en cada votación…
La segunda es trabajar también políticamente por la unidad entre todas las fuerzas y entre todas las personas progresistas no sólo de la izquierda, sino de todos aquellos miembros de Ciudadanos, nacionalistas moderados… e incluso del PP que no estén de acuerdo que se agiten las banderas para enfrentar a nuestro pueblo, que no estén de acuerdo con que se pongan en cuestión derechos y libertades que ha costado mucho conquistar y que son de todos y disfrutamos todos, no debemos hablar de “bloques” como se habla aveces en la izquierda porque eso es también una forma de dividir y esos bloques no se corresponden con la mayoría social que en más de un 70% está de acuerdo con una política contra los recortes y por la regeneración democrática, es el momento de hablar de unidades de progreso, de gobiernos de progreso.
Y también es el momento de levantar otra izquierda para dar respuesta a esos millones de huérfanos de alternativa que optan por la abstención por desencanto. Hace falta otra izquierda que coja como eje central la redistribución de la riqueza que es el problema global y no cuestiones parciales ni secundarias. Hace falta una izquierda que defienda de verdad la soberanía de nuestro país, no agitando banderas sino defendiendo nuestras industrias, nuestra agricultura.. y no aceptando bases extranjeras en nuestra tierra para intervenir contra otros países y pueblos. Hace falta otra izquierda que defienda sin ambigüedades la unidad del pueblo trabajador de las nacionalidades y regiones de España porque esta unidad es imprescindible para un proyecto de progreso. Recortes Cero defendemos estos ejes de programa que creemos son imprescindibles para un cambio en nuestro país y por eso vamos a presentar candidatura en los próximos procesos electorales.