Venezuela: abatido el comando golpista de Óscar Pérez

¿Y si llovieran granadas contra la Casa Blanca?

Las fuerzas venezolanas han desmantelado el grupo golpista dirigido por el expiloto Óscar Pérez -abatido en el asalto- responsable del ataque con granadas al Tribunal Supremo el pasado junio, en medio de los disturbios antigubernamentales. Los medios de comunicación occidentales han mostrado ante esta noticia su más desvergonzado doble rasero.

El pasado 27 de junio -en medio del fuerte clima de desestabilización en Venezuela, con una ola de protestas contra el gobierno de Maduro y violentos disturbios que dejaron 130 muertos- un comando disidente de la policía y el ejército trató de subir un peldaño más el camino del «golpe blando» diseñado por Washington. Dirigidos por Óscar Pérez, un altamente adiestrado piloto y paracaidista, grabaron un vídeo para youtube llamando a la sedición («Hacemos un llamado a todos los venezolanos para reencontrarnos con nuestra fuerza armada y juntos recuperemos nuestra amada Venezuela») y secuestraron un helicóptero, atacando con granadas el Tribunal Supremo de Justicia y disparando sobre el Ministerio del Interior.

Desde entonces, el comando estaba en busca y captura, reapareciendo en diciembre en un ataque a un cuartel para aprovisionarse de armas y explosivos. El gobierno venezolano, en un gran dispositivo llamado «Operación Gedeón», logró dar con el escondite. En los combates resultó muerto Óscar Pérez junto a siete partidarios más, mientras que otros seis fueron detenidos.«Una cosa es dar legítima voz a los opositores de Maduro, incluso a furibundos detractores del chavismo. Otra cosa es hacer apología del golpismo militar.»

El tratamiento de la noticia en los principales medios de comunicación mundiales -entre ellos los españoles- ha sido tan sesgado como predecible: amplios reportajes sobre las últimas palabras de Pérez (New York Times), tratamiento de «rebeldes», «insurgentes» u «opositores», del piloto «que le plantó cara a Maduro», pero jamás de “terroristas” o “golpistas”. Al margen de las consideraciones sobre la proporcionalidad -o no- del uso de la fuerza en el operativo ¿cómo tratarían esos medios a un oficial que animase al levantamiento militar, por ejemplo… en España? ¿que hiciera llamamientos a los disturbios armados… en Cataluña? ¿O con qué apelativos tratarían a un comando que tomara un helicóptero y lanzase granadas contra el Capitolio, o contra la Casa Blanca?.

Una cosa es dar voz a los opositores de Maduro, a los venezolanos descontenta con la situación económica, incluso a furibundos detractores del chavismo y que ansían otro gobierno. Todo ello es legítimo. Pero -los mismos medios que avalan y aplauden la «proporcional actuación policial el 1-O en Cataluña» y que exaltan «que el único cauce son las leyes y las instituciones»- hacen la más descarada apología del golpismo militar, del camino del enfrentamiento armado y de la guerra civil. No es simplemente doble rasero, es que son altavoces de los mismos que instigan la desestabilización de Venezuela: el hegemonismo norteamericano.

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