Rodrigo Rato reaparece como futuro presidente de Caja Madrid

¿Y quién sacó a Rato del armario?

«Es la primera foto que nos hacemos juntos desde que saliste del armario». Con esta ironí­a, no exenta de malicia, se dirigí­a Esperanza Aguirre a Rodrigo Rato en un reciente acto público. La presidenta madrileña acababa de perder la batalla de Caja Madrid, obligada a retirar a su candidato para que el ex vicepresidente ostente el bastón de mando de la cuarta institución financiera del paí­s. Efectivamente, Rodrigo Rato «ha salido del armario». Todo el mundo sabí­a que, detrás de su regreso a España tras renunciar a la presidencia del FMI, sólo podí­a esconderse una operación de altos vuelos. Ahora empezamos a saber de qué se trata. Desde la presidencia de Caja Madrid, Rato va a disponer de una privilegiada plataforma de influencia. En el relanzamiento de la figura de Rato, especialmente relacionado con todos los sectores oligárquicos, podemos adivinar una apuesta «de consenso» de la clase dominante. ¿Pero en qué dirección?

La fortuna familiar de los Rato Figaredo De casta le viene al galgo Rodrigo Rato no es un gestor olítico cualquiera. El está entroncado, por lazos de clase, con algunos de los principales nódulos oligárquicos.Su tataranieto, Faustino Rodríguez-San Pedro, fue ya integrante de la privilegiada casta política de la Restauración, ocupando los cargos de vicepresidente del Senado, alcalde de Madrid y ministro de Hacienda.Las dos ramas familiares, la paterna y la materna, aportan su cuota de fortuna a la estirpe común. Finales del XIX, los Rato acumulaban ya importantes intereses en la industria textil y la construcción. Mientras los Figaredo integraban la nómina de los principales propietarios asturianos de la minería del carbón, la siderometalurgia o la banca local.En los oscuros años de la postguerra, allá por 1947, Ramón Rato puso en marcha la Cadena Rato, hoy integrada en Onda Cero, que iba a transformarse en uno de los más importantes grupos privados de la radio española.A pesar de algunos contratiempos -como la intervención del Banco de Siero, propiedad de la familia, por parte del Banco de España, “daño colateral” de la pugna entre los diferentes clanes del régimen franquista-, los Rato Figaredo han permanecido durante décadas incrustados en los principales salones oligárquicos. Ostentando, durante 90 años, y hasta que el Santander lo devoró, un sillón permanente en el consejo de administración de Banesto.El emporio familiar de los Rato se extiende, todavía hoy, sobre más de 40 sociedades -desde la construcción a los seguros, la industria alimentaria o los viajes-, y ostente una pequeña pero significativa participación accionarial en los principales bancos y monopolios españoles.Esta es la base que permite a Rodrigo Rato traspasar la figura de un mero gestor de los intereses oligárquicos, para establecer profundas conexiones con buena parte de los sectores de la clase dominante. La relación de Rato con los sectores oligárquicos Presente en todas las salsas La figura de Rodrigo Rato es un punto de intersección en el que confluyen buena parte de los sectores oligárquicos. Es difícil encontrar un clan importante de la clase dominante con quien Rodrigo Rato no mantenga excelentes conexiones.Incluso con aquellos sectores que están virulentamente enfrentados con la línea política que representa el PP.Como consejero de Caixa Holding -el emporio financiero que agrupa el conjunto de empresa participadas por la Caixa-, el ex vicepresidente de Aznar mantiene un hilo directo con los principales nódulos de la burguesía catalana.También mantiene una estrecha relación con el grupo PRISA, martillo de herejes del PP, cuyos principales medios tratan con una exquisita deferencia a Rodrigo Rato.Pero es en las alturas del sistema financiero, en los auténticos vértices de la oligarquía, donde es providencial el don de Rato para estar a bien con todos.Los dos buques insignias financieros, Santander y BBVA, cabezas de los dos principales sectores oligárquicos, vuelven a confluir en la figura de Rato.El actual presidente del BBVA, Francisco González, actual hombre fuerte tras haber barrido a toda la vieja guardia de Neguri, fue colocado en Argentaria, y promovido hacia la dirección del BBVA por la mano de Rodrigo Rato durante el proceso de privatizaciones.Pero, a su vez, Rato es también uña y carne con Botín, primer patrón de la clase dominante. El ex vicepresidente es hoy un empleado a sueldo de Botín, como integrante del consejo de asesores internacional del Banco de Santander.Una conexión con los dos principales bancos que se ha sellado con los favores mutuos cruzados entre ambos y Rato.Ya con Francisco González como vicepresidente, Argentaria concedió un crédito de imposible cobro a Muinmo, propiedad de la familia Rato.Mientras que el Santander adquirió, por un precio muy superior al de mercado, Aguas de Fuensanta, propiedad de los Rato, además de liquidar en la misma operación los créditos que le adeudaba la familia del entonces vicepresidente.A cambio, el ministerio de Hacienda y la abogacía del Estado exoneraron de toda culpa a Botín en el caso de las cesiones de crédito, un gigantesco fraude fiscal urdido por el Santander.Las conexiones de Rato no terminan en las fronteras españolas. Su llegada a la presidencia del FMI expresa bien a las claras su privilegiado vínculo con la superpotencia norteamericana.Un vínculo, no obstante, diferente al que aspiraba Aznar, absolutamente ligado a una línea Bush excesivamente aventurara que, como el tiempo ha demostrado, entrañaba demasiado riesgo.De hecho, Rato fue el único prohombre del PP que se opuso a la gestión de Aznar durante la guerra de Irak. Rato en la presidencia de Caja Madrid Una plataforma privilegiada La trayectoria y contactos de Rodrigo Rato convierte su irrupción en la presidencia de Caja Madrid en una operación de alta política.La sola irrupción del nombre de Rato ha puesto orden en la jaula de grillos en que se había convertido la pugna por nombrar al sucesor de Miguel Blesa. Hasta la “indomable” Esperanza Aguirre ha tenido que recular, retirando a su candidato, el vicepresidente de la comunidad, Ignacio González.El mando en plaza en Caja Madrid va a ser para Rato una privilegiada plataforma de influencia. La supercaja madrileña no es solo la cuarta institución financiera española, y uno de los centros neurálgicos del “Gran Madrid”, como se denomina los nódulos de poder de la capital. Su red de sociedades participadas alcanza a monopolios estratégicos como Iberia, o aparece implicada en la reestructuración del mercado eléctrico a través de la posibilidad de entrar en el accionariado de Iberdrola -desnivelando así la balanza en un sentido desfavorable a ACS-.Con privilegiados contactos con todos los sectores oligárquicos, Rato, colocado en la atalaya de una de las principales instituciones financieras del país, puede ser una apuesta de conjunto de la clase dominante, influyendo en la reestructuración de un PP que, dada la debilidad de Zapatero, debe estar disponible como alternativa de recambio.

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