Aceptada la congelación salarial en Seat

¿Y por qué no probamos otra cosa?

Casi dos tercios de la plantilla de trabajadores de Seat ha aprobado en referéndum la congelación de sus salarios durante este año y una subida de la mitad del IPC para el que viene, a cambio de la vaga promesa de que el nuevo todoterreno de la marca pase a producirse en España, manteniendo así­ el nivel de empleo en sus factorí­as. Un resultado que era completamente predecible dados los términos en que se ha planteado la consulta.

En cualquier disuta, se trate de lo que se trate, si usted consigue imponer el terreno de juego y además fijar las reglas, tiene ganada ya mucho más de la mitad de la partida. Los trabajadores de Seat, colocados en la disyuntiva de una miserable subida del 2% en sus salarios o la pérdida segura de 1500 puestos de trabajo no tenían otra opción. No se trata, por tanto, ni de un ejercicio de “responsabilidad” y “sentido común” de los trabajadores, como se afirma desde la mayoría de los medios de comunicación, ni tampoco de un acto de “acobardamiento” o de “claudicación” como puede pensar alguna izquierda sindical. Porque, ¿qué hubiera ocurrido en ese mismo referéndum si el terreno de juego y las reglas hubieran sido otras muy distintas? La trampa de todo este asunto no reside, o no reside principalmente, como denuncian algunos en el chantaje del mantenimiento del empleo frente a subida salarial. Sino en el de dar por hecho que no existe otra opción, de que no son posibles otras reglas del juego, que los trabajadores estamos inevitablemente condenados a jugar en el terreno que al capital y a los grandes monopolios les conviene. ¿Quién ha dicho eso? Uno de los efectos más “benéficos” de la crisis está siendo el sacar a la luz cuestiones que antes, o no eran de dominio público, o la mayoría no le prestaba atención. Entre otras, las abismales escalas salariales que existen en todas las empresas entre la mayoría de los trabajadores y los gestores, ejecutivos y cuadros de dirección. Diferencias en la escala salarial que en el caso de las empresas financieras y los grandes monopolios alcanza caracteres de auténtico abismo social. Sueldos que pueden llegar a multiplicar fácilmente por 100, 500, y hasta 1500 veces en los casos más extremos el salario medio de un trabajador español. Por hacer una comparativa gráfica, la diferencia de lo que cobra el presidente de BBVA con lo que cobra un trabajador medio es que mientras este último ocuparía los dos primeros escalones de un gran edificio, el de aquel equivaldría a los 300 pisos de ese mismo rascacielos. Y entre los dos escalones y el piso 300, un sinfín de escalas intermedias donde la progresión salarial, a medida que se asciende de piso, va dando saltos en progresión geométrica. ¿Por qué no aplicar los recortes en los pisos altos? Ese es en definitiva todo el problema. Y ese es el camino por el que hay que empezar a avanzar para imponer una salida a la crisis favorable a los intereses de la mayoría. ¿Qué hay que congelar los sueldos para ser competitivos? Estupendamente. Nosotros queremos ser más competitivos que nadie. No queremos congelarlos, sino rebajarlos drásticamente. Porque, ¿qué habrían votado los trabajadores de Seat –y los de toda España– si lo que se hubiera propuesto es que, a fin de rebajar costes, se empezara procediendo a fijar una escala salarial del 1 al 10, donde nadie ganara menos de 1.000 euros mensuales, pero tampoco nadie más de 10.000?

Deja una respuesta