Sexto aniversario del asesinato de Joseba Pagazaurtundua

Y la semilla germinó. Y el árbol es cada vez más fuerte

«Gracias por no dejarnos solos», exclamó emocionada Maite, dirigiéndose a quienes acudieron a Andoain para rendir homenaje, el miso dí­a que ETA lo asesinó y por sexto año consecutivo, a su hermano Joseba. ¿Cómo podéis estar solos? Os acompañan y arropan la inmensa mayorí­a de los ciudadanos que amamos la libertad y no estamos dispuestos a renunciar a ella, que estamos en la misma batalla contra el fascismo étnico. Quienes están solos son los pistoleros de los escuadrones de la muerte de ETA, o los «polí­ticos de corazón de hielo», los Ibarretxe y Arzallus, empeñados en recoger las nueces ensangrentadas del terror. La semilla de la lucha por la libertad que Joseba sembró es hoy un árbol cada vez más fuerte. Y pronto, muy pronto, ofrecerá sus frutos para todos.

Allí estaba Maite Pagazurtundua, hermana de Joseba y residenta de la Fundación Víctimas del Terrorismo. Allí estaban Pilar Ruiz y Estíbaliz Garmendia, viuda y esposa de Joseba y presentes en las candidaturas de UpyD al parlamento vasco. El monumento que Agustín Ibarrola plantó en la plaza de Andoain volvió a ser centro del homenaje a Joseba. Maite recordó que “la humanidad de Joseba y de la gente como él están haciendo bajar la marea del fanatismo consentido durante tantos años. Cuando baje la marea se verá con claridad la ciénaga de horror y deshumanización de tantos años de malas prácticas democráticas, de acoso, de persecución, de tanta insensibilidad con los incocentes”. El editor Luis Aramburu leyó unas palabras en euskera. Ignacio Latierro quiso homenajear a Joseba “desde la palabra, desde la denuncia de la opresión, desde el grito de libertad”. Y Fernando Savater cerró los discursos asegurando que “el mejor homenaje que se puede hacer a Joseba es seguir luchando por lo que él luchó”. Es hora de recordar para seguir luchando. De recordar el ejemplo de Joseba, que aún siendo consciente de que su permanencia en Andoain le traería la muerte, se negó a abandonar su combate contra el fascismo étnico. Pero también es momento de recordar quienes lo asesinaron… y quienes pusieron su nombre en la lista negra del terror. Jamás olvidaremos que los responsables etnicistas de la consejería de interior trasladaron a Joseba, que trabajaba en la ertzaintza, desde La Guardia a Andoain, entonces todavía con un alcalde de Batasuna. Y luego no le comunicaron que aparecía en los papeles del Comando Burunza de ETA como uno de los objetivos “a eliminar”. Jamás olvidaremos que miembros de la policía secreta que tiene el PNV en la ertzaintza, que algunos llaman el “CESID vasco”, amenazaron a Joseba con pasar sus datos, a través de Batasuna, a ETA. Jamás olvidaremos que mientras Joseba, destacado miembro de Basta Ya, era velado por familiares y amigos, Arzallus amenazaba a Basta ya (“guardaremos muy dentro de nosotros lo que hemos visto y oído, y puede que algún día se arrepientan de lo que han dicho y hecho”), y un alto responsable del PNV afirmó que era necesario “neutralizar a Basta Ya”. Jamás olvidaremos. Y pronto, muy pronto, a partir del próximo uno de marzo, el árbol que el ejemplo de Joseba y otros muchos militantes antifasicistas hizo germinar empezará a dar sus frutos.

Deja una respuesta