Obama levanta algunas restricciones sobre Cuba

Washington relaja su presión sobre La Habana

EEUU se predispone a cambiar su polí­tica en América Latina, ante una correlación de fuerzas que se torna más adversa para la superpotencia. Hoy los gobiernos que han tomado -con distinto grado de radicalidad y consecuencia- el camino de la independencia, de la autonomí­a o de la soberaní­a con respecto a Washington son mayorí­a en el continente hispano, y en los paí­ses donde gobiernos proyanquis conservan el poder, poderosas corrientes antihegemonistas trabajan en la oposición por darle un vuelco a la situación. Esta es la herencia latinoamericana que ocho años de garrote de Bush dejan a Barack Obama. El nuevo presidente está obligado a cambiar su estrategia, como le reclaman ya diversos centros de pensamiento. Washington ha decidido comenzar por revisar su relación con Cuba, debido entre otras cosas al alto valor simbólico que tiene para el resto de Latinoamérica.

El residente Obama, promulgó ayer miércoles la ley de presupuesto de 410.000 millones de dólares que relaja las regulaciones para viajar y enviar medicinas y alimentos a Cuba. Aunque la ley promulgada está en su mayoría destinada a partidas presupuestarias, incluye también una medida que relaja las condiciones para los viajes y el envío de medicinas y alimentos a Cuba, que habían sido endurecidas en 2004 por Bush.Ahora, los ciudadanos estadounidenses podrán visitar a sus familiares en Cuba una vez al año por el tiempo que quieran, en vez de una vez cada tres años y tan sólo durante catorce días como ocurría desde 2004. Podrán también gastar en la isla un máximo de 170 dólares por día, en lugar de los 50 autorizados por Bush. Se amplía también la definición de familiar para incluir ahora también a los primos, tíos y tías. Hasta ahora tan sólo se podía visitar o socorrer a los familiares de hasta segundo grado: padres, hermanos, hijos, abuelos o nietos, lo cual significa no sólo que la cantidad de gente que visitará la isla se multiplicará, sino también la cantidad de dinero y bienes que entrarán en Cuba. Se eliminan también la restricciones a enviar comida o medicinas a Cuba, que hasta ahora estaban limitadas a los cien dólares mensualesNo sólo para las familias se relajan las restricciones. Las empresas que venden medicinas y productos agrícolas exentos del embargo disfrutarán de un permiso general para viajar a Cuba y no de uno individual como se solicitaba hasta ahora. La medida flexibiliza los reglamentos que regulan las exportaciones de medicinas y alimentos, y que hasta ahora exigen que Cuba pague por adelantado. La modificación le permitirá pagar cuando lleguen los productos a sus puertos.La medida ha sido acogida favorablemente por la comunidad cubano-norteamericana, aunque la consideran insuficiente, y esperan que pronto Washington amplíe la reforma. José de la Torre, de la Universidad Internacional de Florida, consideró que los cambios "no son muy drásticos" y los asuntos verdaderamente importantes, como el fin de las restricciones a las remesas de dinero hacia Cuba o a los viajes de los estadounidenses en general "todavía están por venir”.La ley puede representar un avance del replanteamiento de la política hacia Cuba que el Gobierno estadounidense quiere diseñar. Según declaró el martes el secretario del Tesoro, Timothy Geithner, "revisamos nuestra política hacia Cuba para determinar el mejor modo de fomentar el cambio democrático en la isla y mejorar la vida de su pueblo". Aunque no es ningún secreto a qué se refiere la superpotencia cuando habla de “cambios democráticos”, lo cierto es que la nueva línea de la Casa Blanca, y también los cambios en el régimen cubano -que trata de desembarazarse de las estructuras más burocráticas y parasitarias de su economía al tiempo que inicia un proceso aperturista en materia de libertades- propician una transformación en las relaciones de los dos países.

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