Fotografí­a

Walker Evans. El maestro de la fotografí­a documental

Gasolineras en paisajes desérticos, humildes viviendas de mineros, montañas de herramientas destinadas a abrir contenedores, trabajadores que contemplan el horizonte con profunda tristeza. Imágenes que captó durante décadas a través del objetivo de su cámara, y que conservan, más en los tiempos que corren, una sorprendente vigencia.

Las escenas tristemente cotidianas eran las que más atraían la mirada ásera y desnuda de Walker Evans (1903- 1975). El creador de la fotografía documental supo retratar como pocos el silencio y el vacío de la sociedad estadounidense. Mostrar de forma directa los elementos que hicieron a Estados Unidos atravesar la tormenta y caminar hacia ese imperio que hoy es tan cuestionado. Anuncios luminosos desprovistos de vida a través del blanco y negro. Obreros soportando los golpes del “sueño americano”, rodeados de segregación racial. La realidad a través de una lente crítica e inquieta, incontrolable ante la evidencia de lo contaminado de su entorno. Así se erige Evans en el primer “fotógrafo social” norteamericano, que junto a otros como Robert Frank, descubrió al mundo en imágenes las entrañas de la bestia. Walker Evans que estudió poesía en París, acabo cogiendo una cámara para convertir en lírica las vidas de sus semejantes. Imágenes sencillas que prescinden de adjetivos. Retratos aparentemente vacíos para expresar la carencia, la miseria, el dolor, la cruda realidad de las condiciones de vida de una gente que no pierde su dignidad. Objetos cotidianos que transcienden para convertirse en una contundente metáfora de una sociedad en crisis. Una nutrida retrospectiva viste ahora las paredes de la Fundación Mapfre en Madrid con un centenar de sus originales tomados entre 1928 y 1975. Sus fotografías nos revelan con claridad el eterno vínculo entre el creador y su entorno, y nos estremecen por la actualidad de sus escenas, que vuelven a recorrer nuestro mundo.

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