Citigroup, de mayor banco del mundo a la bancarrota en apenas un año

Vuelven los cataclismos a Wall Street

Wall Street no gana para sustos. Justo cuando todos vaticinaban que lo peor de la crisis financiera habí­a pasado, en apenas 72 horas tres nuevos terremotos han vuelto a sacudir el panorama bancario mundial. Citigroup, tras perder más de 18.000 millones de dólares en 2008, anuncia que se fracciona en dos para intentar evitar la quiebra. El Tesoro norteamericano se ve obligado a acometer una nueva inyección de 138.000 millones de dólares a Bank of America y el Deutsche Bank -el mayor banco alemán- revela unas pérdidas superiores a los 5.000 millones de euros en el último trimestre de 2008.

Si alguien creía que el fantasma de Lehman Brothers había quedado desterrado tras las masivas inyecciones de dinero úblico y el rescate bancario llevado a cabo por los Estados de los países más desarrollados, es que tiene una idea muy superficial del calado de la crisis a la que nos enfrentamos.Hasta hace poco más de un año, Citigroup era el mayor banco del mundo. Hoy, tras perder casi 19.000 millones de dólares en 2008, anuncia que se ve obligado a dividirse en dos entidades diferenciadas –Citicorp y Citi Holdings– para evitar la bancarrota definitiva del grupo. De nada han servido las multimillonarias inyecciones de capital hechas el pasado otoño en el grupo por el Tesoro norteamericano.El anuncio del banco de que pretendía vender –y hacerlo rápidamente– algunos de sus negocios, ha precipitado los acontecimientos. En 4 días su acciones perdían en bolsa un 45,7% de su valor, que hay que sumar al 77% que ya habían perdido entre octubre y noviembre de 2008. En enero del pasado año, Citigroup valía en bolsa 152.000 millones de dólares. 12 meses después vale poco más de 19.000, prácticamente la mitad que el BBVA.Tan grave era la situación, que en Wall Street corrió el rumor de que el banco iba a ser –en una decisión insólita en EEUU– completamente nacionalizado por el Estado. Finalmente, la fragmentación en dos entidades –una de las cuales concentrará la mayor parte de las pérdidas y los activos más dudosos por lo que su previsible destino es la desaparición– lo ha evitado.Pero no acaban ahí los dolores de cabeza para Wall Street. El que había tomado el relevo a Citi como mayor banco estadounidense, Bank of America ha tenido que acogerse a un nuevo rescate estatal, esta vez por valor de 138.000 millones de dólares.20.000 millones en metálico, directamente desde el fondode rescate oficial, a cambio de acciones preferentes (que se suman a los otros 25.000 millones que ya le inyectaron tras la caída de Lehman Brothers). Y otros 118.000 en forma de avales para rematar la compra de Merrill Lynch y poder “digerirlo” sin reventar. El valor actual en bolsa de Bank of America es de 41.800 millones de dólares. Cuando en septiembre pasado cerró el acuerdo para la compra de Merrill Lynch por 48.000 millones de dólares. Por su parte, el Deustche Bank, otro gigante bancario –en este caso europeo– anunciaba a principios de semana unas pérdidas superiores a los 5.000 millones de dólares en el conjunto del año 2008. De nada han servido tampoco el plan de rescate de Merkel ni las nuevas normativas contables que permiten enmascarar coyunturalmente una parte importante de las pérdidas. El Gobierno alemán, a través de la empresa pública de los servicios postales, inyectará un nuevo paquete de capital comprando el 10% de las acciones del banco que, si en enero de 2008 valía más de 64.000 millones de dólares en la bolsa alemana, en la actualidad apenas si alcanza los 16.000 millones.La destrucción de estas ingentes masas de capital en el corazón del sistema bancario y de las oligarquías financieras de los países más desarrollados es un fiel reflejo de la hondura de la crisis a la que su voracidad ha abocado a todo el planeta. Las masivas inyecciones de dinero público, dinero de todos los ciudadanos y que entre todos habremos de pagar durante los próximos años y décadas, dejan la estafa de Madoff convertida en un juego de niños.

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