Varios medios anuncian un "debate interno" en ETA tras el resultado electoral

¿Vuelven los cantos de sirena de la negociación?

Coincidiendo con la reaparición pública de Otegui -que tras el varapalo electoral que también ha cosechado el entorno de ETA, ha llamado a «retomar el proceso de diálogo, negociación y acuerdo para resolver el conflicto vasco»-, varios medios han publicitado una supuesto «debate interno» en el seno de ETA, que abarcarí­a incluso «la conveniencia de mantener el terrorismo». No es casual que en las actuales condiciones, donde Ibarretxe va a perder el gobierno vasco, y con él uno de los principales instrumentos para hacer avanzar el proyecto del nacionalismo étnico, vuelva a reaparecer «el fantasma de la negociación». Ofreciendo vanas esperanzas de que es posible que ETA pueda renunciar al terror sin que medie su derrota total e incondicional.

Las últimas elecciones han suuesto, además del golpe a Ibarretxe, un sonoro fracaso para el entorno de ETA. Los 50.000 votos menos cosechados por las ilegales papeletas de D3M, en comparación con los sufragios obtenidos por EAHK hace cuatro años, suponen un retroceso del 33% de la marca electoral de ETA. Disminución que se eleva al 60% desde los 229.556 obtenidos, en plena tregua, por EH en 1999. Una sangría de votos que han pasado desde el voto nulo a D3M –consigna lanzada expresa y públicamente por ETA- hacia las papeletas legales, y desvinculadas del terrorismo, de Aralar. Este brutal corrimiento de votos ha debilitado profundamente a ETA y su entorno. Sendos reportajes en El País y El Correo hablan de que los resultados electorales “han hecho incluso que se abra en ETA el debate interno sobre la conveniencia de mantener el terrorismo”. Ambos periódicos se hacen eco de críticas de supuestos “disidentes” en el interior de ETA, para los que la actividad terrorista comienza a aparecer como un obstáculo para la consecución de los objetivos estratégicos abertzales. Al mismo tiempo, Arnaldo Otegui, en su primera intervención pública como portavoz del entorno de ETA tras salir de la cárcel, ha anunciado el impulso a “una dinámica de contraste político (…) para poner en marcha un proceso en Euskal Herria que permita, a través de la negociación y el acuerdo, que todos los proyectos políticos sean materializables”. La idea de que puede volver a abrirse en ETA, aún por un mezquino cálculo político, la posibilidad de iniciar un camino de abandono de las armas a través de la negociación es especialmente venenoso. La naturaleza de ETA es el tiro en la nuca y el coche bomba. Su papel es sembrar el terror para imponer a la sociedad vasca los proyectos etnicistas. El único camino para acabar con ETA es su derrota total e incondicional a través de la movilización ciudadana y la presión judicial y policial. Sabemos a donde han conducido los “atajos maliciosos” de la negociación –alentados por falsas y tramposas esperanzas-. Volverlos a alentar, justo en el momento donde vamos a retirar a Ibarretxe del gobierno vasco es especialmente grave. Porque quien se beneficia de “las nueces de la negociación” no es ETA ni Otegui, sino Ibarretxe y los jelkides etnicistas, a los que el retorno de las cantos de sirena de la negociación pueden proporcionar munición política, ahora que van a perder la llave del poder autonómico.

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