El cine de Buñuel es único, irrepetible, es una de las miradas más feroces, provocativas y descarnadas. Sus películas no son tranquilizadoras sino que le rompen a uno. El guión de Viridiana es sacrílego y subversivo. El Vaticano excomulgó a Buñuel y la película fue prohibida en España.
En Viridiana Buñuel ataca, como ya hizo en Nazarín, la caridad cristiana que tranquiliza la conciencia de los oderosos y calma las ansias de rebelión de los oprimidos. Las diferencias de clase se imponen frente a cualquier visión idealizada. El frustrado señor, magistralmente interpretado por Fernando Rey, desea a su sobrina Viridiana; y los mendigos no aceptan ninguna norma moral. En Viridiana se mezcla el surrealismo, la novela picaresca y Galdós. Algunas de sus escenas han pasado a la historia del cine como la escena encuadrada como “La última cena” con los mendigos sentados a la mesa o la escena final donde Buñuel sugiere con la partida de mus un trío entre Paco Rabal, su novia y la cándida novicia Viridiana.