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Vila-Matas: Vida y Literatura

Vila Matas: vida y LiteraturaDe todos los royectos literarios puestos en marcha en nuestro país en los últimos 25 o treinta años, uno de los más atractivos, novedosos e interesantes, y uno de los de mayor riesgo y, por tanto, atractivo literario, es el que está llevando a cabo el escritor barcelonés Enrique Vila-Matas. Desde su primer libro, “La asesina ilustrada”, escrito en París en 1975 (un texto ya insólito, en el que intenta llevar a la práctica una idea de Unamuno: escribir una novela capaz de provocar la muerte instantánea de quien la leyera), hasta su última obra, “Dietario voluble” (Anagrama, 2008), Vila-Matas ha sido insólitamente fiel a una práctica literaria en la que vida y literatura dejan de ser realidades separadas y distantes, o meros vasos comunicantes, en los que el líquido va pasando del uno al otro (la experiencia de la vida nutre la ficción, la ficción moldea la vida), para intentar una “fusión” permanente de las mismas, una relación no de “influencia”, sino de coexistencia.Esa praxis narrativa se resuelve en un estilo puramente vila-matiano en el que todas las fronteras literarias se derrumban y todos los límites son cuestionados. Al confluir vida y literatura, nada separa lo ficticio de lo real, el relato del ensayo, la experiencia personal de la cita erudita. Que el resultado de todo esto no sea un “totum revolutum” incomprensible, sino una prosa perfecta y cristalina y un texto realmente “nutritivo”, es obra de la mano maestra de Vila-Matas, que cree fervientemente en su propio proyecto y, libro a libro, avanza paso a paso en su realización, con una seguridad y madurez arrolladoras.Para quien quiera iniciarse en la lectura de este autor y arriesgarse a pisar el suelo necesariamente inestable que da acceso a él, haría bien en empezar por el final: su “Dietario voluble” es una experiencia perfecta de su manera de integrarlo todo en una unidad discursiva sin ninguna frontera. Aparentemente se trata sólo de un “diario”, fragmentos de su cuaderno de notas personal de los años 2005 a 2008, y ese es realmente el “formato” del texto: pero al sumergirse en la lectura, enseguida se percibe un leve “desplazamiento”, un viraje, un cambio de planes inesperado, y entonces ya estamos plenamente en el universo vila-matiano, una odisea particular en la que tan pronto estamos en una plaza de París o de Eslovenia, buscamos una cita del diario de Kafka o un micrograma de Walter, paseamos con Magris o descubrimos el malestar que genera ese “parque temático” llamado Barcelona. Con Vila-Matas uno puede saber donde empieza y, quizá también, donde termina, pero jamás intuirá los insólitos y alucinantes vericuetos por lo que discurre cada uno de sus viajes.

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